martes, 30 de julio de 2013

CAPITULO 3

CAPÍTULO 3
Donghae no podía respirar. No porque el cuerpo de Eunhyuk estuviera tan pegado al suyo que no pudiera coger aliento, sino porque estaba tan apretado contra el suyo que podía sentir como el calor de él llegaba a través de la ropa, junto a algo más. Algo delicioso y poderoso. Esas extrañas fibras serpenteantes de energía fluyendo directo a su cuerpo, haciendo que la cabeza la diera vueltas y que los ojos se la cerraran a la deriva.
Aquello se sentía bien y lo asustaba endemoniadamente.
«Confía en mí».
Sí, claro. No era un genio, pero sabía que no debía rendirse ante esto. El único problema era que a pesar de que su mente estuviera embarcada en esta cosa de no confiar en él, su cuerpo no lo estaba. Independientemente de lo que él le estuviera haciendo, estaba provocando un cortocircuito en su sistema, haciendo que se derritiera por dentro. Estando tan cerca de él era como deslizarse dentro de un baño caliente en una noche fría. Esto le provocaba escalofríos y sólo quería hundirse en él hasta dar prioridad a su mente. Mucha prioridad.
Esto no podía ser bueno. Quien quiera que él fuese, no era normal. Él iba a observarle morir, por amor de dios. ¿Cómo podía caer en esta clase de seducción?
Donghae se esforzó en abrir los ojos y al instante deseó no haberlo hecho. Él estaba mirándole fijamente la boca, lamiéndose los labios como si estuviera pensando en besarlo. Tan pronto como su cerebro percibió la idea cruzar por la cara de él, comenzó a pensar un poco en esa dirección también. Muy bien, tal vez más de un poco.
Besarlo sonaba adorable.
Sobre ellos, un reloj marcaba los segundos y él no se movía. Acaso se estremeció. Él sólo se quedó mirándole la boca fijamente.
Donghae tenía algo que tratar, algo que iba a decir o hacer, pero por su vida que no podía recordar qué era. Ya no parecía ser relevante. La única cosa que parecía mantener importancia alguna era si podía o no tenerlo un poco más cerca. Si le daría o no espacio suficiente para ponerse de puntillas y llegar a su boca porque él no estaba dando el primer paso con la rapidez suficiente para satisfacerle.
Él tenía un tic en el ojo, luego su mandíbula se tensó y su cálida mirada le recorrió de los ojos a la boca y de regreso a los ojos otra vez.
—No vamos a hacer esto —dijo, aunque sonaba como si se estuviera tratando de convencer a sí mismo.
— ¿No vamos a hacerlo? —preguntó, sonando decepcionado y sin aliento.
—No, no lo harán —dijo una voz baja y culta. Alguien nuevo—. Al menos no hasta que sepamos más acerca de vuestra… situación.
—Tu sincronización apesta, Kyuhyun —dijo Eunhyuk.
Alejó el cuerpo escasamente una pulgada, dándole espacio a Donghae para tomar aliento profundamente. Esto no ayudó. La cabeza aun estaba dándole vueltas y seguía pensando sobre cómo se sentiría la boca de Eunhyuk contra la suya. No había sido besado desde hacía mucho tiempo. Demasiado para su gusto, y él tenía una linda boca. Grande, firme y con un leve toque de suavidad.
—Eunhyuk, ¿te gustaría presentarme a tu amigo? —preguntó el nuevo.
—No realmente —dijo Eunhyuk, aún sin quitar los ojos de Donghae—. Pero supongo que no tengo mucha elección, ¿o sí?
—Por lo que me han dicho, no la tienes.
Eunhyuk retrocedió medio paso, pero no fue más lejos. Deslizó el pulgar por su hombro desnudo, acariciándolo como si tuviera derecho de hacerlo. Y no quería que se detuviera. Ni siquiera le importaba que tuvieran audiencia, lo que debió haber supuesto su propia campanada gigantesca de alarma.
Donghae escuchó al hombre aclararse la garganta y finalmente se las arregló para alejarse de Eunhyuk lo suficiente para observar al recién llegado.


Él era hermoso. Extremadamente. Guapísimo como un modelo de perfumes. Era más alto que Eunhyuk por un par de pulgadas, sólo que más delgado, casi enjuto, pero hacía que la delgadez se luciera bien. Sus rasgos faciales eran tan perfectos, tan simétricos y equilibrados que tenían que haber sido conseguidos quirúrgicamente. Nadie era así de perfecto sin un montón de ayuda. Tenía un espeso pelo negro corto y tenía el cuello abierto de la camisa. Un cerquillo caía artísticamente sobre su frente, apenas cubriendo un ojo azul plateado. Su piel era pálida y sin defectos, haciéndolo parecer inhumano en su perfección.
Donghae se sorprendió por su absoluta belleza.
—Bueno, infiernos —masculló Eunhyuk—. ¿Haces eso a todos los humanos?
—No. Por lo general a estas alturas ya han empezado a quitarse la ropa. Así que está empezando a herir mis sentimientos.
—Necesitamos conseguirte una bolsa de papel, una bufanda gigante o algo.
—Sí —dijo el hombre en tono seco—. Iré directo a trabajar en ello.
Donghae tuvo que parpadear un par de veces antes de poder dejar de mirar fijamente y sintió que se ruborizaba con vergüenza. No había sitio donde mirar que no estuviera lleno, bien por hombres hermosos, o bien por hombres varoniles, así que decidió que era mejor observar el suelo de la cocina.
—Donghae, este es Kyuhyun —dijo Eunhyuk—. Está aquí para ayudar.
Bueno, definitivamente necesitaba ayuda. Eso era seguro.
—Diría “gusto en conocerte,” pero estaría mintiendo.
—Entiendo bastante eso —dijo Kyuhyun.
— ¿Podemos apurar las cosas aquí? —Preguntó Eunhyuk—. Podríamos tener visitantes en cualquier momento y me gustaría poder ocuparme de ellos cuando lleguen.
— ¿Visitantes? —preguntó Donghae.
— ¿Se lo has dicho? —le preguntó Kyuhyun a Eunhyuk.
— ¿Decirme qué?
Eunhyuk ignoró su pregunta, dirigiéndose a Kyuhyun:
—Cuanto menos sepa, mejor.
— ¿Discúlpame? —Dijo Donghae—. Realmente desearía que dejaran de hablar de mí como si no estuviera parado justo aquí.
Eunhyuk apretó la mandíbula con frustración y juraría que sintió como sus dedos se apretaban alrededor de los brazos. Él se inclinó hacia delante hasta que tuvo que echar la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos. Había algo realmente aterrador acechando allí, algún oscuro poder o conocimiento que no podía ni siquiera empezar a entender. Y no estaba seguro de querer hacerlo.
Su voz era un murmullo bajo que no llegaría a la habitación de al lado donde estaba la Señorita Boa.
—Entiendo que toda esta situación es confusa para ti, pero realmente estoy tratando de hacer lo que es mejor para todos. Nos estamos enfrentando a serias limitaciones de tiempo, por no mencionar las cosas malas que pueden llegar a tu puerta en cualquier momento, y si prefieres vivir el resto de tu vida sin mí como una compañía permanente, entonces cooperarás, y dejarás que Kyuhyun haga su trabajo.
Un montón de cosas raras habían pasado esta noche, pero estaba empezando a pensar que aquello era apenas la punta del iceberg.
Todo lo que realmente quería era que lo dejara en paz para poder volver a su vida normal y tratar de pretender que nada de esto había pasado alguna vez. Si eso significaba cooperar con niño lindo, entonces realmente no veía otra opción.
—Muy bien. Seré bueno.
—Excelente —dijo Kyuhyun. Él giró los hombros, haciendo que el cuero del largo abrigo crujiera.
¿Un abrigo? ¿Con este calor? Algo estaba mal en esa imagen, pero estimó que ese era el menor de sus problemas.
— ¿Te dijo Yong Ha  qué había pasado? —preguntó Eunhyuk.
—Sólo vagamente. Preferiría verlo por mí mismo, si no te importa.
Donghae no sabía lo que Kyuhyun quería decir, pero a Eunhyuk definitivamente parecía que le importaba.
— ¿No puedo simplemente contártelo?
—Podrías. También podrías distorsionar los hechos o dejar algo fuera que no consideres que sea importante. Y está todo este asunto del tiempo que tenemos ahora. A mi manera es más rápido.
Eunhyuk suspiró.
—Bien. Lo haremos a tu manera.
— ¿Está bien para ti? —se dirigió Kyuhyun a Donghae.
—No tengo idea de qué estás hablando.
El pulgar de Eunhyuk se deslizó por su brazo en un relajante arco
—Él quiere ver tus recuerdos de esta noche para poder entender qué nos está sucediendo.
¿Ver sus recuerdos?
— ¿Cómo es eso incluso posible?
—Simplemente lo es —dijo Eunhyuk—. Tic-tac.
—Te prometo que no dolerá —dijo Kyuhyun— y sólo tomará un momento.
Tener a alguien merodeando dentro de la cabeza estaba casi en la cabeza de su lista de cosas que no quería que pasaran. Justo por debajo de estar permanentemente vinculado a Eunhyuk, lo cual estaba justo debajo de ser quemado vivo.
—Lo que sea. Sólo terminemos con esto.
—Necesitaremos un cuarto tranquilo —dijo Kyuhyun.
—Mi dormitorio está al final del pasillo. ¿Eso servirá?
Kyuhyun asintió.
Donghae condujo a ambos hombres por el pasillo hasta su habitación. Donghae podía sentir el peso de la presencia de Eunhyuk a la espalda, el fuerte agarre de sus dedos alrededor de la muñeca. Había pasado mucho tiempo pensando acerca de cómo sería llevar algún hombre apuesto a su cama, pero nunca había imaginado nada como esto. Incluso si tuviera tiempo para citas en este momento, cosa que no tenía, nunca habría traído a un hombre como Eunhyuk a casa. Él era demasiado… depredador para su gusto. Necesitaba un hombre bueno, tranquilo. Un contable, tal vez.
Donghae encendió cada luz de la habitación. No se iba a sentar a oscuras con esos dos extraños, sin importar cuán atractivos fueran. Con algo de suerte, Kyuhyun arreglaría lo que sea que estuviera mal y todos ellos se irían. Al menos por un rato. Dios sabía que necesitaba más tiempo antes de que Eunhyuk regresara a su vida para observarle morir. Sólo unos cuantos días. No creía que eso fuera mucho pedir.
Kyuhyun cerró la puerta tras ellos y miró a su alrededor.
Donghae amaba este espacio más que cualquier otro en la casa. Lo había decorado por sí mismo, usando una gama de frescos azules y verdes marinos. No había desorden porque no había vivido allí el tiempo suficiente para acumularlo, y los muebles de roble claro eran elegantes y sencillos. Había usado el dinero del seguro que había cobrado cuando su última casa se quemó para comprar unas cuantas piezas de alta calidad y amaba cada una de ellas. Realmente esperaba que los inexplicables incendios que la habían perseguido toda su vida no destruyeran este rincón de solaz que amaba tanto.
— ¿Estás listo? —preguntó Kyuhyun.
—Tanto como podré estarlo —contestó Eunhyuk.
— ¿Donghae?
Nunca iba a estar listo para lo que sea que ellos fueran a hacer, pero mientras más pronto se hiciera, más pronto se libraría de ellos.
—Terminemos con esto.
Eunhyuk se sentó en el borde de la cama, atrayéndolo a su lado. Él le acarició un lado de la cara con apenas un roce de sus dedos. No podía manejar su dulzura, no cuando sabía cómo iban a terminar las cosas entre ellos.
Cubrió la mano de él para detener su caricia, pero en cambio, sólo logró presionar su mano contra la mejilla. La piel se estremeció y una estela de lo que sólo podía describir como electricidad estaba serpenteando por el cuerpo, a través del pecho y estómago, bajando por las piernas hasta que desaparecían por los dedos de los pies.
Eunhyuk le ofreció una sonrisa tranquilizadora.
—Todo estará bien. Lo prometo.
Donghae cerró los ojos, luchando contra la picazón de las lágrimas. Él no tenía idea de lo que le iba a hacer. Podía verlo en su cara, en la seriedad de su expresión. Él nunca lo dañaría a propósito. Iba a verlo morir, pero no podía creer que él fuera el que le asesinara.
Kyuhyun se acercó y puso una mano elegante y de largos dedos sobre la cabeza de Eunhyuk, luego, hizo lo mismo con Donghae. Sintió una sacudida de algo que no podía identificar y luego, de repente estaba de regreso en Kona Beans ayudando a la señorita Boa con su asiento.

Yong Ha  no estaba seguro de qué hacer exactamente con la señorita Boa. Ella seguía mirando la puerta de la calle como si pensara que en realidad podía ser capaz de traspasarla. La última cosa que él quería era que se lastimara haciendo algo estúpido.
—No llegaste a cenar anoche. ¿Tienes hambre? —le preguntó, esperando ayudarla a relajarse y que dejara de pensar en escapar.
—Supongo que sí la tengo.
— ¿Crees que a Donghae le importaría si hurgamos en su nevera?
—Estoy segura de que no le importará. El hombre no tiene un solo pensamiento egoísta en la cabeza.
Yong Ha  comprobó el exterior de nuevo, esperando que ninguno de los Yokai les hubiera encontrado allí. Si Yoochun había derramado tan solo una gota de sangre en el camino de entrada, este lugar pronto sería un hervidero de ellos.
— ¿Qué estás buscando? —preguntó ella—. Me estas poniendo nerviosa con toda esa inquietud juguetona.
¿Inquietud juguetona? Sonaba como algo que un niño de dos años haría. Yong Ha  trató de no sentirse ofendido.
—Sólo me estoy asegurando de que no nos estén siguiendo.
— ¿Por quién?
No quién. Qué. Tratar con humanos era un dolor en el culo. El preferiría muchísimo más simplemente ir a matar algo. Se suponía que esta noche iba a ser el momento ideal de juerga asesina. Esta área estaba atestada de demonios, aunque nadie había descubierto aún por qué. Y a Yong Ha particularmente no le importaba. Se estaba quedando casi sin tiempo y quería asegurarse que aprovechaba al máximo lo que le quedaba.
Fuera el viento cambió de dirección y él sintió como en su marca de vida, la última hoja de la imagen de un árbol antiguo grabado en la carne, se balanceaba sobre la piel de su pecho. Quedaba una hoja. Una vez que se hubiera desprendido, su alma moriría y su habilidad de distinguir entre el bien y el mal se desvanecería. A él no le importaría más la gente que había amado. Ya no podría amar.
Una parte de él lo deseaba. No más amor significaba no más dolor, y la pena que él cargaba por Eli se mantenía corroyéndolo, devorándolo desde dentro hacia fuera. Estaba tan jodidamente cansado del dolor. Cansado de ver morir a sus hermanos. Tan pronto como encontraron la espada de Eli, iba a dejar el Amaterasu antes de  que pudiera herir a alguno de ellos. Encontraría el nido más grande de Yokai que pudiera y se zambulliría de cabeza en el.
Pero antes de que pudiera hacer eso, tenía que asegurarse de que ellos encontraran la espada de Eli, y antes de que pudieran hacer eso, tenían que asegurarse de que Donghae y la señorita Boa estaban seguros. Su promesa de proteger a los humanos no exigía menos.
—Escucha —dijo él, tratando de aferrarse a la paciencia, a pesar del dolor y la pena que le roía las entrañas—. Esto es realmente mucho más complicado de lo que parece. ¿Por qué no simplemente comemos un sándwich o algo, vale?
—No te pongas todo insolente conmigo, jovencito.
Jovencito. Yong Ha  no podía evitar sonreír. Él podía lucir como si estuviera alrededor de los treinta, pero había pasado su cumpleaños número quinientos hacía unos cuantos años.
—No madame. No hay insolencia aquí. Vamos.
La ayudó a levantarse del sofá y la acomodó tras su andador. Era tan frágil que estaba preocupado de herirla cada vez que se le acercaba. Cada movimiento que hacía con ella estaba cuidadosamente controlado, lento y metódico. Les tomó unos minutos llegar hasta la cocina, y Yong Ha  trató de ocultar la impaciencia. No tenía idea de cuánto tiempo tardarían Kyuhyun y Eunhyuk, pero mientras más tardaran, más peligrosas se iban a poner las cosas.
Yong Ha  sentó a la señorita Boa a la mesa de la cocina y buscó dentro de la nevera de Donghae. Había varias pilas de bandejas selladas con tapas transparentes. Dentro de cada una había una comida completa, aunque probablemente necesitaría tres o cuatro de ellas para satisfacerlo. Había más de dos docenas de bandejas y cada una de ellas estaba marcada con fechas y el contenido sobre una tira de cinta adhesiva. Tío, este tipo era organizado.
— ¿Qué quieres? ¿Pollo y fideos, filete Stroganoff o espagueti con albóndigas?
—No podemos comer eso —dijo ella— son las comidas de mañana.
Yong Ha  la observó por encima de la puerta de la nevera.
—No hay forma de que ustedes dos puedan comerse toda esta comida en un día.
—No sólo nosotros. Donghae lleva comida por toda la cuidad, entregándola a personas como yo, que tienen problemas para prepararla por su cuenta.
— ¿Así que Donghae te trae la comida?
—Cada día. Y salimos al menos una vez a la semana. Me gustaría salir más a menudo, pero siempre está muy ocupado. Esta noche era nuestra noche de salida, la cual vosotros chicos arruinaron por completo.
De nuevo, Yong Ha  tuvo que luchar para no sonreír. La señorita Boa era linda cuando se contrariaba.
—Lo siento por eso. No quería echar a perder tu diversión.
—No sé qué está pasando allá atrás con Donghae, pero no me gusta ni un poco.
—No te preocupes por ellos. Cuidarán muy bien de él.
La señorita Boa resopló.
—Todo lo que vosotros habéis hecho desde que los vimos ha sido acosarnos. Hicieron que Junsu huyera, por el amor del cielo. No confío en vosotros ni un poco. No me importan qué tan apuestos seáis.
— ¿Piensas que soy apuesto, cierto?
Su tono de coqueteo la hizo ruborizarse.
—Eso no fue lo que quise decir.
—Mis disculpas entonces, por malinterpretarte.
Ella se levantó de la silla y pudo verla temblando por el esfuerzo que ello le suponía. La pobre se había agotado con toda la excitación de esta noche.
—Voy a ver cómo está Donghae —dijo ella.
Yong Ha  cerró la nevera y se interpuso en su camino
—Esa no es una buena idea. Te prometo que estará bien. Sólo dales algo de tiempo para solucionar las cosas, ¿vale?
—Es como un hijo para mí —dijo la señorita Boa.
La mujer ni siquiera le llegaba al esternón y estaba doblada por el peso de la edad, pero había una fiereza en sus ojos que le decía a Yong Ha  que ella haría lo que fuera necesario para mantener a Donghae seguro.
— ¿Has escuchado gritos? —la preguntó.
—No.
— ¿Cualquier ruido accidental o cualquier otra cosa que te lleve a creer que le están hiriendo?
—No, pero eso no significa…
—Está a salvo. Deja a Kyuhyun terminar su trabajo y tú y yo simplemente nos sentaremos aquí a comer un buen sándwich de mantequilla de cacahuete.
—Eres un hombre insolente. ¿Sabes eso, cierto?
—Sí madame. Me lo han dicho una o dos veces.
Ella lo miró fijamente por un largo rato como si estuviera debatiendo qué hacer.
—No me gusta esto —dijo ella.
—Lo sé.
—Y pienso que todos vosotros no sois buenos en absoluto.
¿Qué otra cosa era nueva?
—Sí, madame.
—Si le hacen daño, os haré pagar por ello. Puedo ser vieja, pero eso no significa que no puedo hacerlos sufrir.
—Eso es malditamente cierto. Tienes a la AARP  de tu lado.
— ¡Deja de ser insolente! Pasé treinta años enseñando en un colegio y sé todas las mejores formas de castigar a chicos traviesos.
—Ahora simplemente estas tratando de asustarme.
Ella inclinó la cabeza hacia atrás y él se preguntó cómo ese moño se mantenía firme. Parecía como si lo único sosteniéndolo fuera un simple lápiz, pero eso parecía una imposibilidad arquitectónica.
— ¿Estás mas allá de la esperanza, cierto?
—Absolutamente. Una causa perdida andante.
La mirada de ella se suavizó y le observó con algo cercano a la lástima. Si ella hubiera sido un hombre, la habría derribado por mirarlo de esa manera. Pero ella no lo era y todo lo que él pudo hacer fue mantenerse allí y aceptarlo.
— ¿Tú realmente piensas eso, no es así? ¿Que eres una causa perdida?
No sólo lo pensaba, lo sabía, pero aún así no había razón para tenerle lástima. Yong Ha  no podía soportar la forma en que ella lo estaba observando, así que se dio la vuelta y se alejó hasta el otro lado de la cocina. Tal vez una ración gigante de mantequilla de cacahuete la callase.
Él juntó una pila de sándwiches y los arrojó sobre la mesa.
Ella miraba expectante la silla vacía de enfrente, luego a él y simplemente se le quedó mirando hasta que se sentó con ella a la mesa. Esperó hasta que él alcanzó un sándwich antes de decir:
—Olvidaste la leche.


Kyuhyun amaba caminar a través de los recuerdos de las personas. Tal vez era el voyerista en él, o tal vez era una especie de viaje de poder, pero lo que sea que fuera, no lograba hacerlo con suficiente frecuencia.
El cuerpo estaba en la casa de Donghae, pero la conciencia estaba en el pequeño restaurante llamado Kona Beans. Kyuhyun tomó los recuerdos de ambos, Eunhyuk y Donghae y los superpuso unos sobre otros hasta que el tiempo estuvo sincronizado.
Cuando él aprendió por primera vez a caminar en los recuerdos, había sido duro ajustarse a la sensación de ingravidez y a la realidad distorsionada que diferentes personas percibían. Aunque mucha gente veía las cosas de la misma manera, otras no. Los colores eran lo peor. Mientras algunos veían el cielo azul, otras lo veían púrpura o verde, sólo que ellos habían aprendido a llamarlo azul porque así era como les habían enseñado a llamarlo. Cada vez que él caminaba en los recuerdos de alguien así, siempre le hacían sentir nauseas.
Tal vez era su percepción la que estaba equivocada, pero él nunca había dejado que nadie caminara por sus recuerdos, así que no había forma de saberlo. Preferiría morirse que arriesgarse a dejar a alguien escarbar en su mente como lo estaba haciendo con Eunhyuk y Donghae. Tenía demasiados secretos que ocultar.
Si cualquiera de los Amaterasu aprendía lo que su gente estaba haciendo a los humanos de sangre pura, sería el fin de su raza.
Kyuhyun alejó el desagradable pensamiento y se enfocó en el trabajo. Adelantó los recuerdos de la pareja hasta que vio a Eunhyuk levantarse de su asiento en el restaurante casi vacío. Donghae estaba tratando de ocultarse tras un menú. Donghae tenía miedo de Eunhyuk, aunque Kyuhyun sabía, por haber estado en su mente, que nunca lo había visto antes.
Kyuhyun congeló el avance de Eunhyuk a través del suelo de baldosas y se concentró en Donghae. Él se sumergió más profundo dentro de su mente, buscando la fuente de ese miedo, en busca de algún delgado hilo que él pudiera seguir atrás en el tiempo hasta alcanzar el origen de ello.
La mente de Donghae estaba llena de preocupación, miedo. Estaba aterrorizada por el fuego. Había pasado por los incendios de dos casas y había perdido a su madre en el primero de ellos. Él vio los rostros de muchas personas ancianas, algunos que estaban muriendo, algunos ya muertos. Aquellos que quedaban eran el centro de muchas de sus preocupaciones, pero había una que no encajaba. Una que iba más profundo, que se apartaba de aquellas caras.
Él siguió, dejando que su mente serpenteara por el sendero, observando la película de su vida repitiéndola hacia atrás a la velocidad de la luz. Le vio hacerse más joven, sintió el conocimiento escapársele. Perdió la capacidad de hacer cálculos simples, la habilidad de leer, de hablar y aún así el hilo continuaba.
Era diminuto ahora, incapaz incluso de darse la vuelta en su cuna. El mundo parecía enorme a través de sus ojos, y el centro de este era el rostro de una mujer. Su madre.
Kyuhyun se detuvo, incapaz de retroceder más. Él no tenía idea de dónde lo llevaría este hilo, pero nada de lo que había visto a través de sus recuerdos parecía significar algo ahora. No había marco de referencia para que el chico entendiera lo que estaba pasando, lo que significaba que él tampoco. Donghae no tenía experiencia del mundo y no sería capaz de interpretar nada como información que él pudiera usar.
Con ese pensamiento, Kyuhyun estaba de regreso en Kona Beans. Dejó que el tiempo rodara hacia delante, viendo la atracción aparentemente inevitable de Eunhyuk hacia Donghae. Él sintió el deseo de Eunhyuk hacía el chico, algo más allá que mero sexo. Él quería algo de lo que ni siquiera entendía.
Kyuhyun aún sentía el miedo de Donghae, pero ligado a ello había  algo nuevo. Algo placentero. Eunhyuk le estaba enviando corrientes de poder sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo. Por lo general, liberar poder era imposible para los Amaterasu una vez era almacenado dentro de ellos. Esta era la razón por la que todos ellos sufrían al envejecer. Eran como baterías caminantes, almacenando más y más energía hasta que esta los mataba, consumiéndolos de adentro hacia fuera. La única salida era a través de su luceria, la combinación de cadena y anillo que ellos usaban. Antes de que la mayoría de parejas Amaterasu fueran asesinados, cada uno escogía un hombre como su compañero en la batalla. Entonces la pareja tomaría la luceria de él y la usaría, enlazándolos. El collar servía como un conducto, canalizando el poder del guerrero hacia hacía la pareja, que entonces podía usar para destruir a los Yokai. Un par de Amaterasu vinculados era un espectáculo humillante de observar.
Kyuhyun nunca antes había visto nada como esta transferencia de poder. Incluso si Eunhyuk hubiera podido canalizar algo de su poder hacia Donghae, hacerlo habría herido o posiblemente matado a cualquier humano. Esto se suponía que era imposible.
Obviamente, esta hipótesis había estado errada, porque no había duda sobre lo que estaba pasando. Él podía sentir que sucedía desde ambos puntos de vista, tanto el de Eunhyuk como el de Donghae. Donghae estaba absorbiendo el poder de él y ciertamente no estaba muerto. De hecho, lo estaba disfrutando.
Kyuhyun sintió la chispa de una teoría formándose, pero parecía demasiado ridícula incluso para considerarla. Necesitaba más información.
Se adelantó en los recuerdos, vio a Eunhyuk besar a Donghae, ambos cautivados por su conexión. La señora mayor pegó a Eunhyuk con su andador, lo que hizo sonreír a Kyuhyun.
Algo estaba sucediendo entre Yoochun y un pequeño chico rubio, pero no había suficiente información de ninguno de sus recuerdos para deducir qué era. Eunhyuk tomó a Donghae. Este último luchó y finalmente se liberó. Eunhyuk se derrumbó por el dolor y Kyuhyun rápidamente se apartó de la sensación antes de que ésta lo abrumara. Kyuhyun no prestó atención al dolor y se concentró en Donghae. Eunhyuk estaba casi inconsciente y Kyuhyun necesitaba los ojos del chico.
Él esperó hasta que se giró para mirar a Eunhyuk y detuvo allí la imagen. Donghae estaba frenético, preocupada por alguien llamado Junsu y por la mujer anciana, la señorita Boa. Él pasó junto a su miedo, tratando sólo de ver lo que veía, sin la mancha de las emociones.
Kyuhyun estudió a Eunhyuk a través de sus ojos. Él estaba paralizado en una dolorosa convulsión, su cuerpo arqueado hacia arriba sobre el suelo. Volutas de humo se elevaban de su mano y cuello, donde él usaba ambas partes de la luceria.
Kyuhyun echó un vistazo a la imagen, tratando de averiguar que le molestaba. A parte del obvio olor a carne quemada.
Luego él lo vio. Solo apenas. Donghae no sabía cómo se suponía que debía verse la luceria y Kyuhyun nunca prestaba atención a los colores en un recuerdo porque muchas personas los veían diferente. Por eso, él casi pasa por alto la sutil diferencia. En lugar de ser una banda plateada iridiscente, la luceria era una mezcla de rojos y amarillos.
La única vez que una luceria cambiaba de color era cuando entraba en contacto con una pareja Amaterasu.
¿Donghae? De ninguna manera. No podía serlo. Casi todas las parejas habían sido asesinados más de cien años antes de que naciera, y quienes quedaron eran cuidadosamente custodiados. La idea de que una pareja pudiera andar por ahí desprotegido parecía ridículo.
Kyuhyun estuvo aturdido por el asombro durante un momento antes de que lograra recuperarse. Si esto era cierto y Donghae era un Amaterasu, entonces él tenía que probarlo. Necesitaba su sangre.
No había forma de que Eunhyuk fuera a dejar que eso pasara. Kyuhyun sabía demasiado bien cuan protector los Amaterasu eran con sus parejas. Incluso si Eunhyuk no sabía que era un Amaterasu, sus instintos aún estarían allí: Guardar y proteger, su vida por la de Donghae.
Kyuhyun iba a tener que hallar una forma de separarlos y no sólo para que Eunhyuk pudiera tener ambas manos libres para empuñar su espada. Él necesitaba tener a Donghae a solas porque esa era la única oportunidad que tendría para obtener una prueba de su sangre.

Donghae miró fijamente hacia la pared de relajante azul de enfrente, tratando de deshacerse de la desagradable desorientación que giraba en su cabeza. Lo que sea que Kyuhyun le había hecho, no quería que lo hiciera nunca más.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó Kyuhyun, mirando a Donghae con aquellos demasiado lindos ojos azul plateado que casi parecían brillar.
Cerró los ojos, tratando de bloquear la luz con la esperanza de que la cabeza dejara de darle vueltas.
—Como si acabara de dar demasiadas vueltas en la montaña rusa.
—Eso pasará en un momento. ¿Y tú Eunhyuk?
—Estoy bien —dijo, pero sonaba como una mentira, haciéndole pensar que él probablemente se sentía igual o peor—. ¿Averiguaste qué está sucediendo?
—Tal vez.
Donghae sintió que los dedos de Eunhyuk le apretaban la muñeca por un momento.
—Las respuestas vagas son realmente una idea poco saludable para ti en este momento. Termina con la mierda misteriosa y dime qué está pasando.
—Tengo una teoría, pero eso es todo. Lo que sea que esté pasando entre vosotros, esta es la primera vez que me he encontrado con ello.
Donghae escuchó el suspiro irritado de Eunhyuk y lo miró con los ojos entrecerrados. Realmente ahora deseaba no haber encendido tantas luces. El brillo lo estaba matando.
—Apaga las luces —le dijo Eunhyuk a Kyuhyun, como si estuviera leyéndole la mente. Tal vez, de nuevo él debía estar sintiéndose de la misma forma.
Kyuhyun apagó las que estaban sobre sus cabezas y ambas lámparas, dejando sólo el rectángulo de luz que entraba desde la puerta del baño.
— ¿Mejor? —preguntó Eunhyuk mirando a Donghae. Le estaba haciendo esa gentil caricia con la punta de los dedos en el interior de la muñeca, que hacía difícil no pensar en otra cosa más que en la sensación de su piel desnuda contra la suya. Un pequeño escalofrío corrió por su espina dorsal y se asentó en su abdomen.
Tragó saliva, lo cual no aflojó su voz, entonces se aclaró la garganta.
—Sí, gracias.
Eunhyuk asintió con la cabeza y le dedicó un guiño.
—Vamos a ello Kyuhyun. ¿Qué necesitamos hacer?
Kyuhyun posó el culo perfecto en el borde de su tocador y cruzó los delgados brazos sobre el pecho.
—Pienso que el problema fue la manera en que vosotros rompisteis el contacto la última vez.
— ¿Qué quieres decir? —preguntó Eunhyuk.
—Donghae estaba asustado. Frenético. Estaba luchando por escapar y tú estabas luchando por no dejar que eso pasara Yo pienso que fue la violencia de la separación, o tal vez el hecho de que ninguno de ustedes dos lo quería, ése fue el problema.
— ¿Entonces qué hacemos? —preguntó Donghae
—Tomarlo con calma. Facilitar la separación. Asegúrense de que es lo que ambos quieren.
—Sí lo es —les dijo Donghae—. Es decir, siento haberte lastimado la última vez, pero realmente tenemos que arreglar esto. Antes de que uno de los dos tuviera que usar el baño. ¿No sería eso divertido?
—Tiene razón. Ya llevamos aquí más de quince minutos. Yoochun sólo será capaz de contenerlos por poco tiempo.
Donghae sintió que se le tensaban los hombros.
— ¿Contener a quién? ¿De qué están hablando?
Los labios de Eunhyuk se apretaron y desvió la mirada como si quisiera haber mantenido la boca cerrada.
—Bien podrías contárselo —dijo Kyuhyun.
Eunhyuk sonaba enojado, pero Donghae no tenía idea de por qué.
—Mientras menos sepa más fácil será limpiar su mente.
¿Limpiar la mente? Eso no sonaba bien. De hecho, eso no sonaba nada bien.
— ¿Qué es eso?
— ¿Puedes sentir como está entrando en pánico? —Preguntó Kyuhyun—. Si no le explicamos qué está pasando, traspasará el límite y eso no será bueno para ninguno de nosotros. Tenemos que contárselo.
Donghae estaba muy seguro de que no le iba a gustar lo que escuchara, pero también estaba seguro que no saber tenía que ser peor que saber, incluso si ello era terrible.
Eunhyuk espetó una sola palabrota y se pasó una mano por la cara con frustración.
—Bien, le diremos, pero juro por Dios que si no eres cuidadoso con sus recuerdos, me aseguraré de que tú lo recuerdes por un largo, largo tiempo.
Kyuhyun sonrió a Eunhyuk como si él tuviera dos años y acabara de hacer algo lindo.
—Seré gentil. Lo juro.
Muy Bien. Esto sonaba peor a cada segundo. Exactamente ¿qué la iban a hacer con los recuerdos y por qué estaba Eunhyuk tan preocupado de que Kyuhyun no fuera gentil? Incluso peor, ¿qué ocurriría si no lo era? Toda esta situación era demasiado estrambótica para ser real
—Otra vez está entrando en pánico —dijo Kyuhyun.
—Me doy cuenta —dijo Eunhyuk con los dientes apretados.
—Yo puedo ponerle a dormir para ti, si quieres.
— ¡No! —gritó Donghae, tratando de no perder el control. Eunhyuk estaba acariciándole la muñeca para calmarlo, pero no estaba funcionando. Ni siquiera aquellas fibras serpenteantes fluyendo por su cuerpo estaban haciendo ningún bien en este momento.
—Nadie me va a hacer nada más hasta que me digan qué está pasando.
—Muy bien —concedió Eunhyuk, un poco demasiado rápido—. Te lo diré. Sólo relájate ¿de acuerdo?
¿Relajarse? Ni inesperadamente probable.
—Escúpelo. Aparentemente no tenemos mucho tiempo antes de que lleguen aquí. Quien quiera que ellos sean.
Eunhyuk tomó un profundo aliento que estiró la tela de la camisa, mostrando más músculos de los que Donghae se había dado cuenta que tenía. Oh, cielos, le tenía tan metido en la cabeza que nunca iba a sacarlo.
—Nuestro amigo Eli fue asesinado hace unos días. Estamos tras sus asesinos.
Como revelación, esa era extraordinaria. Él había perdido un amigo y de por si ya estaba demasiado envuelto en sus propios problemas para ni siquiera pensar acerca de aquellos a los que él se estaba enfrentando. Algo de tensión salió de sí mismo.
— ¿Estáis seguros de que eso es prudente? Quiero decir, ¿No debería ser la policía la que haga eso?
—No en este caso.
— ¿Por qué no?
Él tomo otro profundo aliento y se detuvo como si realmente no quisiera contarle nada más.
—Porque esos asesinos no son humanos. Son monstruos llamados Yokai.
Él hablaba en serio. Donghae se sentó allí, esperando que dijeran que era un chiste, pero no ocurrió. Entonces miró de Eunhyuk hacia Kyuhyun y ambos tenían sendas expresiones de mortal seriedad. Esto no era una broma.
— ¿Monstruos?
—Demonios, si prefieres el término.
—Sí, no tanto —contestó, aún tratando de asimilar lo que él estaba diciendo.
—Esos monstruos asesinaron a Eli y tomaron algo de él, algo que debemos recuperar. Esa es la razón por la que los estamos siguiendo.
—Yo pensaba que ellos os estaban siguiendo a vosotros.
—Sólo cuando Yoochun comenzó a sangrar.
— ¿Qué? —preguntó, frunciendo el ceño, totalmente confuso.
La mandíbula de Eunhyuk se tensó bajo la presión de los dientes apretados. Él miró a Kyuhyun como si estuviera buscando una vía de escape.
—Estoy realmente haciendo un desastre de todo esto. En realidad no necesitas conocer esta parte.
—Sí, lo necesita —dijo Donghae antes de que Kyuhyun pudiera responder por él. Giró la cara de Eunhyuk de nuevo hacia sí para estar seguro de que tenía su atención.
— ¿Por qué están los, ejem, monstruos siguiéndolos?
El le miró fijamente por un largo segundo y pudo sentir su vacilación, ver el remordimiento brillar en sus ojos café dorado.
—Ellos nos siguieron una vez que Yoochun empezó a sangrar porque a ellos les gustaría… comernos.
Oh Dios. Eso era demasiado repugnante incluso para considerarlo. Esto tenía que ser una especie de broma de mal gusto. Pero nadie estaba riendo.
 — ¿Me estás diciendo que estáis siendo perseguidos por monstruos come hombres y que los trajisteis a mi casa?
¿Cómo habían podido? La señorita Boa era una indefensa anciana que sería incapaz de escapar si tenía que hacerlo.
—Ellos no son come hombres —dijo Eunhyuk en un tono que se suponía era tranquilizador. Como si fuera capaz de ser tranquilizado con algo después de esa clase de noticias.
— ¿Qué?
— ¿Ellos no comen humanos?
—Pero tú acabas de decir…
—Yo dije que ellos nos comerían. Como a Yong Ha, a Kyuhyun, a Yoochun y a mí.
La línea de lógica que él dejó para que les siguiera era corta.
— ¿Vosotros no sois humanos?
Eunhyuk asintió lentamente.
Donghae tenía que salir de allí. Tenía que escapar de toda esta locura. Había dejado a la señorita Boa allá afuera a solas con Yong Ha. Quien no era humano.
Donghae aguantó la primera oleada de temor y se forzó a sí mismo a permanecer en calma porque sabía que no sería la última. Tenía que mantener la calma. La señorita Boa lo necesitaba. Trató de liberar la muñeca, tirando fuerte, pero el agarre de Eunhyuk  se mantuvo.
—No hagas esto Donghae —dijo en un tono calmado—, no luches contra mí de nuevo. No te haré daño.
No se detuvo a averiguar si estaba o no diciendo la verdad. No mientras lo mantuviera cautivo. Sintió que entraba en pánico. La respiración se aceleró, luego flaqueó. El corazón bombeaba fuerte y rápido, un latido se superponía al siguiente. El sudor brotaba de la piel y la mente se concentraba en un único objetivo. Escapar. Había perdido el control suficientes veces antes como para saber qué se sentía. Cada vez que las cosas iban mal y era vital que mantuviera la calma, entraba en pánico. Cada vez que veía al menos la llama de una vela, entraba en pánico.

Ahora Eunhyuk estaba tratando de evitar que escapara y no le importaba si lo hería de nuevo. Necesitaba huir. Ahora.


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