lunes, 13 de enero de 2014

CAPÍTULO 21


 CAPÍTULO 21


Minho despertó con la vista de la cara preocupada de Baekho y deseó como el demonio haber permanecido dormido. Le palpitaba la cabeza más de lo normal, lo cual, combinado con que todo daba vueltas, hizo que el estómago le diera un empujón peligroso.
No tenía ni idea de lo que estaba mal. Tal vez se había caído y se había golpeado la cabeza, o había recibido un golpe en el combate lo suficientemente duro como para sacudirle el cerebro. No sería la primera vez.
Entonces regresó a él. Siwon. Le había dado sangre a la sanguijuela.
Pisando los talones a ese pensamiento llegó uno aún más inquietante.
¿Cuánto tiempo he estado fuera? ¿Cómo está el chico?
Baekho frunció el ceño confusamente.
No por mucho tiempo y ¿qué chico?
Kibum. Él hermano de Jaejoong.
Minho se empujó hacia arriba para sentarse y luchó contra otra ola de retorcida náusea. Iba a golpear la bonita cara de Siwon la próxima vez que le viera por tomar tanto.
No obstante, tal vez esa era la que iba a necesitarse para ayudar a Kibum.
No sé, hombre. Vi la cámara quedar en negro y estaba seguro de que iba a llegar aquí y encontrarme a Siwon muerto en el suelo. En lugar de eso estabas tú yaciendo aquí. ¿Qué pasó?
—No es tu jodido asunto —gruño Minho.
— ¿Te golpeó? ¿Te pegó con la puerta?
No.
Baekho se frotó una mano sobre la cara y miró la puerta que conducía al ala Susano.
Entonces, ¿qué diablos ocurrió? preguntó.
Minho movió la cabeza lentamente para que no girara y vio las ruinas de la puerta de acero. Parecía que había sido abierta de golpe con un ariete. El metal estaba deforme y desgarrado donde antes había estado el cerrojo.
No sé —dijo Minho.
Tal vez Siwon había consumido algo del dolor cuando había tomado la sangre y eso lo había puesto furioso. Bien merecido lo tenía el hijo de puta, si ese fue el caso.
Desearía que no hubieras acabado con mi cámara. Eso habría sido todo un espectáculo. ¿Estás seguro de que no lo sabes?
Minho ignoró la pregunta.
¿Metiste alguna de esas cámaras en la suite de Yunho?
No.
Maldición.
¿Por qué no vas simplemente a ver al chico si estás tan preocupado?
Su hermano no me dejará.
Sonaba como una excusa poco convincente, incluso para él. ¿Desde cuándo permitía que alguien le diese órdenes?
Probablemente debido a que Jaejoong tenía razón. No tenía derecho a estar alrededor de Kibum. Si él fuera su pareja, sería diferente, pero no lo era.
Minho se miró el anillo por millonésima vez, sólo para asegurarse de que no se había perdido nada. Los colores eran todavía iguales. Mudos, descoloridos, casi inmóviles. Moribundos.
¿Crees que eres compatible? —preguntó Baekho en un tono reverente.
No.
Minho se puso de pie, usando la pared para estabilizarse a sí mismo. El mareo se alivió, pero no mucho. Necesitaba líquidos, y bastante de ellos, si iba a rellenar lo que había tomado Siwon.
Baekho miró su propio anillo, el cual, formaba remolinos con montones de colores. Todavía tenía mucho tiempo y Minho estaba resentido con él por eso.
No he conseguido conocerlo aún. Young Woon  nos ha ordenado a todos nosotros que nos mantengamos alejados hasta que esté mejor.
Si alguna vez mejoraba. Nadie parecía estar haciendo nada para ayudarlo, y eso disgustaba mucho a Minho.
¿Traes alguna de esas llaves maestras contigo?
Baekho frunció el ceño, haciendo que las pequeñas cicatrices en la cara se arrugaran.
Siempre. ¿Por qué?
Necesito una.
¿Y esperas que simplemente te la entregue?
Minho golpeó a Baekho contra la pared y lo sujetó allí por los hombros. Intentó ocultar lo inestable que estaba... lo cerca que estaba de vomitar sobre los zapatos del hombre.
A menos que prefirieras que te la arrebate.
Baekho no estaba ni un poco asustado. El hijo de puta.
¿Qué vas a hacer con la llave? le preguntó, completamente despreocupado por su posición.
Nada que sea tu jodido asunto.
Parece que bastantes cosas caen en esa categoría contigo.
Baekho se movió más rápido que lo que la cabeza borrosa de Minho podía seguir, y un segundo más tarde, Minho estaba con la cara contra la pared. Baekho lo clavó allí, el grueso antebrazo derecho en la base del cráneo de Minho.
Te preguntaré otra vez —dijo Baekho con un tono paciente. ¿Qué vas a hacer con la llave?



La urgencia de pelear se alzó dentro de Minho, gritando por la liberación. La presión constante dentro de él lo golpeaba para que se dejase ir y destrozar a Baekho. Se sentía tan bien ceder y conducir los puños contra algo. Desahogarse de una parte de su furia porque Kibum no fuera suyo y nunca lo sería. Él no podía salvarlo.
Podrías intentarlo le susurró Baekho, aparentemente sabiendo lo que Minho estaba pensando. Normalmente, diría que tendrías posibilidades, pero no hoy. Estás débil. Puedo sentir tus piernas temblando sólo por sostenerte. Te tendría en el suelo y sangrando en segundos, y eso no va a conseguir que ninguno de nosotros llegue a ninguna parte. Así que, ¿por qué no simulamos que somos caballeros y me dices para qué quieres la llave?
Minho se mordió un poco los labios con los dientes, mientras la cara era machacada más duramente contra la pared. Ni siquiera podía detener lo que ocurría. Baekho tenía razón. Estaba débil. La única elección era jugar bien. No era su fuerte.
Sólo quiero estar junto a él en caso de que necesite ayuda.
¿Qué diablos te hace pensar que querrían tu ayuda?
No la quieren. Por eso es que necesito la llave.
No voy a dejarte entrar en la suite de Yunho, donde puedes ir a causar más problemas.
No quiero entrar en la suite de Yunho. Es justo la siguiente puerta. Lo juro.
La presión contra el cuello de Minho se alivió mientras Baekho retrocedía. Minho se volvió a tiempo de verle dejar caer una tarjeta llave plástica tras de sí, mientras regresaba por el largo vestíbulo.
Estaré observando —dijo Baekho sin darse la vuelta. Rompe otra cámara y haré que te la comas.





Jaejoong no parecía poder hacer que esas cosas de magia funcionaran otra vez. Podía sentir la hebra invisible de poder conectándole a Yunho, pero no parecía poder hacer nada con ella. Sin importar lo fuerte que lo intentara, no podía encontrar la manera de entrar en la cabeza de Kibum. Quería ayudarlo, obligarlo a despertar, quizás comer otra vez, pero nada de lo que intentaba funcionaba. Tal vez, estaba sólo demasiado cansado, o Yunho necesitaba estar más cerca de él.
O, simplemente, no tenía lo que se necesitaba para hacer el trabajo.
Los ojos le ardían y le dolían las rodillas...  una señal segura de que se acercaba al final de su fuerza. Otra vez.
Jaejoong colocó la cabeza sobre la almohada junto a la de Kibum y rezó para que la debilidad remitiera. Sólo por un rato.
La habitación estaba tranquila y apacible. Los mudos azules y verdes le recordaban  el océano en un día calmado. No había desorden aquí dentro, simplemente las necesidades desnudas de una cama, una mesa de noche y un tocador. Si bien tenía la sensación de abandono, nada estaba polvoriento o mohoso.
Kibum estaba más seguro aquí de lo que alguna vez estuvo en la casa de Jaejoong. Yunho le había jurado que ningún Yokai había atravesado sus defensas mágicas.
Aunque una de las personas de aquí sangrara, los monstruos no podrían olerlo.
Jaejoong sintió el peso de la desesperación aplastándole el corazón, e intentó recordarse a sí mismo que todavía había esperanza. Siwon estaba buscando una cura. Victoria podría ser capaz de ver lo que necesitaban hacer.
Todavía había esperanza. Sólo tenía que tener paciencia, dar a esta gente tiempo para obrar su magia.
Jaejoong observó el ascenso y descenso constante del pecho de Kibum. Estaba tranquilo y quieto. Lleno de paz. Al menos, no sufría. Si estuviera sufriendo, la paciencia no hubiera sido una opción.
Yunho golpeó con los nudillos ligeramente en el marco de la puerta del dormitorio, haciendo a Jaejoong saltar. No le había oído regresar, pero estaba muy contento de verlo. Quiso arrojarse en sus brazos y dejar que le abrazara. Él era la única persona que parecía hacer que algo de la angustia se alejara y, realmente, necesitaba un poco de eso justo ahora.
Se sentó derecho en la cama y vio que su cara bien parecida estaba delineada con preocupación y algo más. Algo más profundo que le concernía a él.
Sin pensar en ello, hurgó en sus pensamientos, buscando la fuente. No era hábil en esto, y sólo podía atrapar fragmentos y retazos, pero vio la cara furiosa de YoungWoon de frente en la mente de Yunho.
Chocó contra una masa retorcida de emoción dolorosa y la reconoció por lo que era. Culpabilidad. La había sentido demasiadas veces como para no saberlo instantáneamente. Él se sentía como si hubiera cometido una especie de error... uno que no podía ser borrado.
Una gentil presión le llenó la cabeza mientras él lo echaba fuera de su mente.
Nada de eso —le dijo.
Pero estás sufriendo.
Hablaremos más tarde. Traje ayuda.




Un joven salió de detrás de él. Era delgado, con el pelo negro rizado y tristes ojos cafés, a pesar de la tentativa sonrisa en su cara. Se acercaba a la barbilla de Yunho, pero la manera en la que se enroscaba en sí mismo le hacía parecer más pequeño. Más joven.
No levantó la vista para mirar a Jaejoong, como si de esa manera fuera irrespetuoso.
Mi señor le saludó con una reverencia embarazosa.
¿Señor? Allí estaba otra vez. Jaejoong miró a Yunho dudoso.
Prometo que te acostumbrarás.
Ni en sueños.
Llámame a Jaejoong. Cualquier otra cosa sólo me confunde.
El muchacho asintió pero, aun así, no levantó la mirada.
Soy Taemin. Se me informó de que podría necesitar ayuda para cuidar de su hermano.
Gracias, pero estamos bien.
No, no lo estás, Jaejoong —dijo Yunho. Necesitas un descanso, y Taemin aquí sabe lo que está haciendo. Déjalo ayudar.
Jaejoong no quería ninguna ayuda. Kibum era su responsabilidad.
No estoy interesado.
Taemin se ruborizó con un profundo y humillado rojo.
Yo, eh, lo siento por extralimitarme. Parece que eso lo hago bastante últimamente. No le molestaré de nuevo.
Empezó a irse, pero Yunho fue más rápido y le atrapó del brazo.
Taemin se sobresaltó como si hubiera recibido una palmada, y se acobardó, cubriéndose la cabeza con los brazos. Fue una reacción refleja. Una que se había acostumbrado a hacer, aparentemente.
Alguien había lastimado a Taemin. A menudo.
La mandíbula de Yunho se apretó mientras veía la reacción de Taemin por lo que era, pero no pareció asombrarle. Aflojó el agarre y fingió que Taemin no había pensado que iba a herirlo.
Taemin se recuperó y forzó al cuerpo a enderezarse. Las mejillas se oscurecieron más aún con la vergüenza y fijó los ojos en el suelo.
Por favor, quédate Taemin —dijo Yunho con una voz gentil, suave.
Ver sus largos dedos envueltos en otra persona hizo que el estómago de Jaejoong diera un vuelco. No importaba que fuera simplemente su brazo. Podía también estar sintiéndolo, de forma que hizo a Jaejoong arder de celos.
Antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, Jaejoong estuvo fuera de la cama con los puños apretados.
La boca de Yunho se curvó con una sonrisa de conocimiento. Miró a Jaejoong con las cejas levantadas.
¿Algún problema?
No —casi se atragantó.
Mentiroso.
Taemin tiró del agarre de Yunho.
—Realmente debería irme. Siento haber molestado, señor —el pobre estaba casi fuera de sí de vergüenza. No era su culpa que Yunho le tocara.
—Suéltale, Yunho.
—No hasta que estés de acuerdo en dejarle ayudar. Sabe cómo cuidar a Kibum. ¿No, Taemin?
Taemin hizo una temblorosa inclinación de cabeza.
Sí, señor.
Cuéntale a Jaejoong lo que sabes para que se relaje y te deje ayudar.
Mi madre estuvo comatosa durante dos años antes de que muriera. No podíamos permitirnos un hospital, así que cuidé de ella. Por la manera en la que su voz se quebró, Jaejoong tuvo la seguridad de que la muerte había sido reciente.
Todo el residuo de celos ardientes de Jaejoong se evaporó. Taemin había perdido a su madre, también. Eso los ataba juntos de alguna forma. Los hermanaba.
Taemin podría necesitar una distracción...  algo que le mantuviera ocupado. Alguien con quien hablar.
Suéltale, Yunho. Puede quedarse.
Yunho le liberó, y Taemin permaneció quieto, vibrando con la tensión como inseguro de qué hacer después.
Jaejoong se apiadó de él.
Ven aquí y te presentaré a mi hermano, Kibum.
Yunho se deslizó fuera del cuarto.
Taemin dio un paso adelante tentativamente. Bajó la mirada hacia Kibum, y la mirada de compasión que llenó sus ojos con lágrimas le dijo a Jaejoong que su hermano estaría a salvo con este hombre. Taemin no le dejaría sufrir ningún daño.



¿Cuánto tiempo ha estado así?
No mucho. Siempre ha sido demasiado delgado, pero empeoró esta semana.
¿Tiene un tubo de alimentación?
No. No quiso ninguno.
Taemin asintió.
Tendremos que meter algo de líquido en él. ¿Cuándo fue la última vez que fue cambiado?
¿Cambiado?
¿No está usando un pañal?
Jaejoong ni siquiera había pensado en eso. Negó con la cabeza.
Eso está bien. Puedo encargarme de ello. Traje algunas almohadillas absorbentes, así como también sábanas adicionales. Por si acaso.
Yunho regresó acarreando una caja grande. La colocó en el tocador.
¿Vas a necesitar algo más?
Tendré que hacer un pedido de pañales, pero los suministros de Chagmin servirán hasta entonces.
La mandíbula de Yunho se apretó.
¿Cómo está él?
Taemin palmeó la mano de Kibum como diciéndole que todo estaría bien. Fue tan natural, un gesto tan inconsciente, que Jaejoong pensó que ni siquiera era consciente de lo que estaba haciendo. Tal vez así fue mientras había estado con su madre.
Está igual dijo Taemin.
Debería ir a verlo —la voz de Yunho estaba cargada de pesar, haciendo a Jaejoong pensar en quién era Chagmin.
Por favor, no lo haga Taemin se sonrojó y miró al suelo. Quiero decir, creo que sería mejor que no lo hiciera. No estoy seguro de que él pueda estar tranquilo viéndolo… así Tae le señaló el cuello y la franja pálida de piel alrededor de la garganta, donde la luceria había estado colgando antes de que Jaejoong se la hubiera cogido.
Entiendo. ¿Le darás mis mejores deseos cuando lo veas de nuevo?
Sí, señor. Lo haré. Gracias.
Nos alegramos de que estés con nosotros, Taemin. Has cuidado tan bien de él.
No estoy seguro de que él esté de acuerdo.
Yunho le dirigió una sonrisa amarga.
Es un hombre orgulloso.
Jaejoong se asomó en la caja y vio sábanas, algunas almohadas adicionales, latas de comida de hospital y batidos de reemplazo. Tal vez, Taemin sabía lo que estaba haciendo. Ciertamente, había pensado atravesar esto mejor de lo que Jaejoong lo había hecho.
—Es un buen hombre. Rezo para que los Susano’s encuentren la manera de ayudarlo dijo Taemin.
Estoy seguro de que lo harán —dijo Yunho, pero no se veía convencido.
La cara de Taemin se iluminó de esperanza.
Yunho se acercó por detrás a Jaejoong. Podía sentir el calor de su cuerpo haciendo contacto con él, atrayéndolo.
Es la hora de tu ceremonia, Jaejoong.
Necesito quedarme y ayudar.
Taemin negó con la cabeza, manteniendo bajos los ojos.
Es más conveniente si no lo hace, mi señor. Cuando Kibum esté mejor, se alegrará de que sea un extraño el que cuide de sus necesidades en vez de usted. Es menos bochornoso de ese modo.
A Jaejoong no le importaba eso. Él haría lo que fuera necesario para cuidar de Kibum.
Taemin tiene razón dijo Yunho. Y todos los hombres están esperando. No nos llevará mucho.
Jaejoong miró la dulce cara de Taemin. Ya estaba revisando las cosas de la caja, sus movimientos eran confiados y seguros. Sabía lo que estaba haciendo mejor que Jaejoong.
Yunho envolvió el brazo alrededor de sus hombros.
Estará bien. Lo prometo.
Jaejoong cedió. Estar algunos minutos lejos, donde pudiera pensar con claridad, probablemente iba a hacerle a Kibum más bien que si Jaejoong se quedaba y hacía un lío de cosas. Además, las ceremonias eran aburridas. Tendría un montón de tiempo para pensar mientras ellos discutían sobre no importa qué basura formal que les interesara. Tal vez, incluso, se echaría una  rápida siesta.
Tan pronto como llegaron a la gran habitación utilizada como auditorio, y Jaejoong estuvo cara a cara con docenas de hombres grandes de mirada intensa, supo que tomar una siesta no estaría en un futuro inmediato. Cada par de ojos estaba fijo sobre él... o más exactamente, sobre el cuello.
Se llevó la mano hacia el cuello en un gesto nervioso.
¿Son estos tipos vampiros? preguntó.
No. Amaterasu. Como nosotros.
¿Por qué están mirándome como si tuvieran realmente hambre y yo fuera un filet miñón?
Él bajó la voz y se inclinó cerca de su oído.
Eres ciertamente comestible, pero están mirándote fijamente porque todos ellos esperan que puedas ser compatible con ellos así como lo eres conmigo.
¿Puedo vincularme con más de uno de vosotros?
Yunho vaciló y él sintió una oleada de miedo bloquear la conexión.
—Sólo uno a la vez —le dijo, sonando como si pronunciar las palabras le hubiera costado muy caro.
Jaejoong le dirigió una mirada de reojo, pero su cara era una máscara estoica. Le guió sobre una plataforma elevada, y uno por uno, los hombres comenzaron a quitarse las camisas y a formar en las escaleras.
Sabes murmuró al oído de Yunho, esperando aligerar su extraño estado de ánimohe tenido algunos sueños que comenzaban justo así.
Él elevó una ceja y asintió hacia el primer hombre formado.
¿Sí? Sin embargo, apuesto a que ninguno de ellos ha terminado así.
El primer hombre tenía una cara no tan bien parecida que estaba entrecruzada con cicatrices delgadas, pero ella apenas notó nada más allá de sus ojos azul láser. Se acercó a él, se arrodilló a sus pies, se hizo un corte en el pecho con su espada y, con una voz profunda y solemne, dijo:
Mi vida por la tuya, mi señor.
Un calor se enroscó alrededor suyo, entonces, se solidificó en un letargo que pesaba sobre los hombros. El brazo fuerte de Yunho le sujetó de la cintura y lo mantuvo estable.
Ese es Kang Dong Ho pero lo llamamos Baekho, es el hombre detrás de todo lo tecnologico dijo Yunho.




El hombre se levantó, le dirigió una sonrisa y un guiño, y brincó fuera de la plataforma para dejar espacio para el siguiente hombre.
Cada uno de ellos experimentó la misma rutina, y cada vez, ese peso invisible se volvía más pesado. Para cuando la ceremonia terminó, Jaejoong apenas podía estar de pie. El sudor se había formado a lo largo del nacimiento del pelo y entre los pechos, y temblaba de pies a cabeza.
Casi hemos terminado dijo Yunho.
El último hombre llegó hasta él. Se había mantenido pendiente en la parte trasera de la sala todo el tiempo, observando silenciosamente, destacándose sobre el resto. Tenía corto su cabello castaño y ojos negros vigilantes. Cuando se acercó, Jaejoong captó el olor apenas perceptible de un bosque durante el invierno emanando de él… limpio y frío. Él no se quitó la camisa, lo que causó una agitación de susurros entre los otros hombres. En lugar de eso, atravesó la tela, cortando más profundo que el resto de los hombres, por la cantidad de sangre que derramó.
Mi vida por la tuya juró, rehusándose a inclinar la cabeza, sino al contrario, mirándolo directamente a los ojos mientras entregaba las palabras.
Jaejoong tropezó bajo el peso, pero Yunho le sostuvo. El hombre extendió la mano, y el anillo que llevaba puesto estaba casi blanco. Sólo el rastro más débil de azul zafiro formó remolinos debajo de la superficie.
Jaejoong sintió el cuerpo de Yunho tensarse alrededor del suyo. El hombre no dijo nada, pero había un silencioso aire de desafío en su posición.


No lo entregaré, Jinki dijo Yunho. Su voz era áspera, casi un gruñido feroz de sonido.
Jinki guardó silencio, pero levantó la mano de Jaejoong y presionó un beso caliente en su palma. Él sintió su lengua golpear sobre la piel y rápidamente arrancó la mano de su agarre.
En el centro de su palma había una marca roja oscura, como la que Yunho había colocado en él antes.
¿Cómo te atreves a poner una marca de sangre en mi caballero? —demandó Yunho.
Alguna necesidad primitiva, instintiva de matar se elevó de Yunho, bloqueando el enlace con su poder. Jaejoong no comprendía la causa, pero sabía lo que significaba.
Él trató de alcanzar su espada, pero la de Jinki ya estaba desenvainada. Si Jae no detenía esto, iba a terminar en derramamiento de sangre. Bastante sangre.
Jaejoong se interpuso entre los hombres, orando porque Jinki mantuviera esa espada letal apartada de su piel.
—No va a ocurrir, muchachote le dijo a Yunho.
Le obligó a bajar la mirada hacia él, distrayéndole de la necesidad de herir a Jinki.
Él clavó los ojos en Jinki, respirando fuerte, su calor era elevado. Todavía no estaba escuchando.
Jaejoong presionó las manos en el pecho de Yunho, clavándole los dedos justo lo suficiente para obligarlo a escuchar.
Estoy cansado. Llévame de regreso a tu casa.
Eso consiguió captar su atención. Pestañeó un par de veces y le dirigió a él una rígida reverencia.
Mantente lejos de mi Jaejoong advirtió Yunho.
—Mientras sea tuyo, lo haré —dijo Jinki.
Jaejoong ignoró el comentario posesivo a favor de evitar el desastre. Hablaría con Yunho más tarde sobre el hecho de que era suyo, pero ahora, necesitaba sacarlo de aquí.
Por favor, Yunho dijo, dejando que el cansancio se reflejara en el tono. Necesito acostarme.

Tiró fuertemente de él y finalmente comenzó a irse. Jaejoong miró sobre el hombro mientras salían de la sala y esos ojos negros vigilantes estaban fijos justo sobre él. No había calor dentro de ese hombre. Ninguno en absoluto. Si no hubiera visto su sangre por si mismo, habría jurado que tenía hielo fluyendo dentro de las venas.


Este fic es una adaptación, no es mío, yo sólo lo adapto. OJO NO ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO. ORIGINAL: ENCONTRANDO LO PERDIDO  - SHANNON K. BUTCHER. PAREJA PRINCIPAL: YUNJAE

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