domingo, 13 de octubre de 2013

CAPÍTULO 9

CAPÍTULO 9


Kyuhyun entró en la habitación sin llamar, haciendo que Jaejoong saltase de la cama. Él intentó de disimular el sobresalto, pero la ligera elevación de la esquina de su hermosa boca le decía que sabía lo que estaba haciendo. Y lo encontraba divertido.
Tenía mejor color y parecía como si hubiese ganado peso nuevamente. Tenía que ser alguna clase de ilusión óptica, porque nadie cambiaba de tamaño tan rápidamente. No era posible.
Por otra parte, se recordó, había visto toda clase de cosas imposibles en las pasadas veinticuatro horas.
—Déjanos —le ordenó, señalando hacia Kibum.
—Como el infierno que lo haré. Voy a quedarme justo aquí donde pueda vigilarte.
— ¿Y hacer qué? ¿Qué crees que podrías hacer si quisieras detenerme?
Él no iba desencaminado. Él ni siquiera tenía su escopeta. De acuerdo, hora de ser agradable.
—Estoy preocupado.
—Con buena razón. No es probable que sobreviva.
Jaejoong apretó las rodillas y se le hizo un nudo en la garganta cuando el pánico lo embargó. Una enorme pena se estaba construyendo en su interior, y la única cosa que evitaba que se derramase sobre si era la esperanza, la esperanza de que estuviese equivocado. Volver a unir a Kibum podría hacerlo alguien con toda la magia que había visto.
—Por favor —rogó, sin importarle lo estúpido que fuera su orgullo—. Por favor haz algo para salvarlo.
La mandíbula de Kyuhyun se apretó y los ojos se cerraron en derrota. Dejó escapar un pesado suspiro.
—Bien. Lo intentaré, pero hay poco que pueda hacer sin su sangre.
— ¿Cuánta necesitas?
—No mucha, pero más de la que él puede darme.
—Puedes tener la mía —le dijo Jaejoong.
Kyuhyun se inclinó hacia él hasta que le tocó el cuello con la nariz. Se preparó a sí mismo para el mordisco, pero este nunca llegó. En vez de eso, respiró profundamente, como si le oliera la piel.
Él se enderezó y sacudió la cabeza.
—Hoy no. Tomé demasiado de ti antes. Pero mantendré tu oferta y beberé de ti más adelante, cuando estés plenamente recuperado.
—Ahora estoy bien. Lo importante aquí es Kibum.
Kyuhyun le observó con una brillante mirada.
—Yunho discutiría ese punto. Además, él te necesita. Deberías ir con él.
Y quería hacerlo, pero eso sólo era más de esa cosa artificial del hocus‑pocus. Siempre y cuando no fuera real, podría ignorarlo.
—Lo haré después de que intentes ayudar a Kibum.
Él se le quedó mirando durante un largo momento antes de dedicarle un simple asentimiento.
—Ve a llenar la bañera con agua, moja una toalla y tráemela.
Jaejoong hizo lo que le pidió. Cuando volvió unos segundos después, Kyuhyun estaba sentado sobre la cama de Kibum con una mano sobre su frente y la otra entre su pecho. Tenía la cabeza inclinada como si rogara y casi podía sentir un tipo de vibrante calor emanando de él.
Él levantó la cabeza. La respiración era un poco laboriosa.
—Sujeta la toalla cerca.
Jaejoong se acercó a él y se la presentó. Gotas de agua se deslizaban por las manos y caían al suelo de madera.



—Voy a sacar la intravenosa del brazo y ponerlo en la toalla. Quiero que lo envuelvas lo más rápido posible y lo lleves al lavabo. Deja correr el agua sobre ello hasta que desaparezca el olor. No queremos que el aroma de su sangre se filtre en el aire y atraiga a los Yokai hasta nosotros.
— ¿Ellos pueden olerlo también?
Él le dedicó una mirada que hizo que se sintiera como un idiota por no saber la respuesta.
— ¿Quieres comprobarlo?
Jaejoong sacudió la cabeza.
—De acuerdo. Aquí vamos —sacó el catéter del brazo de Kibum. La fina y floja piel se estiraba demasiado, haciendo el trabajo difícil. Él le levantó el brazo—. Voy a lamer la sangre y sellar la herida con mi boca, así que si no quieres verlo, no mires.
—Kibum no puede luchar contra una infección. Por favor, dime que está a salvo de los gérmenes de tu boca. Son mágicos o algo así, ¿verdad?
Él sonrió entonces, y su belleza casi hace que Jaejoong dejara caer la toalla. Se preguntaba cuántas personas habrían caído a sus pies a causa de esa sonrisa. Esa sería una gran arma natural.
—Gérmenes mágicos. Me gusta eso —dijo—. No te preocupes. Es perfectamente seguro.
—Seguro. Eso es bueno.
— ¿Estás listo?
—Sí.
Él extrajo la intravenosa del brazo y lo depositó sobre la toalla. Jaejoong lo envolvió apretadamente y lo llevó al baño, donde dejo corriendo el agua sobre todo el desastre y volvió para asegurarse que Kibum no había sufrido ningún extraño efecto al ser lamido por un vampiro.
Su brazo estaba bien y su piel estaba impoluta, como si nunca hubiese tenido el catéter.
—Esto es fantástico —le dijo.
Pero Kyuhyun no escuchaba. Estaba mirando fijamente hacia la pared con los ojos muy abiertos que iban de izquierda a derecha como si estuviera en la fase REM del sueño. Cada segundo o dos, su cuerpo temblaba igual que si hubiese sido golpeado por una descarga eléctrica.
No era bueno.
Jaejoong le agitó la mano por delante de la cara.
—Hey. ¿Estás ahí?
Su boca comenzó a moverse, pero no emitió ningún sonido.
—Kyuhyun.
Nada. Jaejoong le puso la mano en el hombro y lo sacudió.
— ¡Kyuhyun! Reacciona.
Finalmente lo hizo. Sus ojos parpadearon lentamente y detuvieron su rutina de Ping-Pong. Respiró profundamente como si fuera la primera bocanada que había tenido en mucho rato.
—Déjanos. Necesito tiempo para examinarlo.
—No me voy a marchar.
—Te prometo que no le haré daño. Y si no traes a Yunho dentro, los Yokai seguramente lo encontrarán antes de que salga el sol.
¿Traer a Yunho?
— ¿De qué estás hablando?
—Necesito fuerza para atender a tu hermano. Yunho me ofreció su sangre. Desafortunadamente necesité bastante hace un momento y él me había dado recientemente. Está fuera. Recuperándose.
— ¿Por qué diablos no me lo dijiste antes? —dijo Jaejoong.
—Lo hice. Tú elegiste ignorarme.
Tenía que ir por Yunho. No podía dejarle tendido allí afuera en la oscuridad con todos los monstruos rondando alrededor.
—Si le tocas un solo cabello, voy a matarte. ¿Está claro?
Kyuhyun le dirigió una educada sonrisa.
—Ve a tu Amaterasu. Kibum está a salvo a mi cuidado.
Jaejoong le creía, lo cual podría parecer increíble, pero así era. Yunho lo necesitaba ahora, y sin él, Jaejoong no estaba seguro de poder mantener a Kibum a salvo de los monstruos. Además, se lo debía. Él había dado su sangre para ayudar a Kibum, y en su libro, eso lo hacía un héroe.
Acababa de volverse para marcharse cuando él le dijo:
—Oh, por cierto, ese collar que lleva es tuyo si eliges tomarlo.
Jaejoong se detuvo en seco. También había sentido eso, pero lo había hecho a un lado como un sentimiento irracional más.
—Yunho nunca lo dijo.
—Porque te estaba protegiendo.
Jaejoong frunció el ceño.
— ¿De qué?
—De la responsabilidad del poder que manejarás si decides llevarlo.
— ¿Poder?
Le sostuvo la mirada.
—Más del que puedes imaginar. Suficiente para mantener a tu hermano a salvo. Quizás bastante también como para sanarlo.
Le tomó un par de segundos procesar lo que estaba diciendo. Todo ese asunto era tan extraño, que al principio no sabía que pensar, pero una cosa estaba clara. Si Yunho podía ayudarle a salvar a Kibum, iba a hacer lo que fuera.
— ¿Es por eso que me siento extraño cuándo lo toco?
—Sí. Es la manera que tiene la naturaleza de ayudarte a encontrarle. Sugiero que no esperes demasiado tiempo para ordenar tu mente independientemente de que vayas o no a reclamar lo que es tuyo. Kibum ya está fuera de tiempo. Será afortunado de sobrevivir tres días más a este paso.
Tres días. A Jaejoong se le cerró la garganta mientras luchaba contra las lágrimas.
—No necesito más tiempo. Sé lo que debo hacer.
Primero iba a asegurarse de que Kyuhyun no estaba metido de lleno en la mierda. Después iba a hacer la única cosa que podía.
Salvar a Kibum.



Jaejoong encontró a Yunho tirado sobre el porche. Su enorme cuerpo estaba flácido e inmóvil. El pánico se precipitó sobre su piel mientras corría hacia él, buscando sus signos vitales.
Presionó los dedos contra su cuello para sentir el pulso, y el calor se disparó por el brazo. Él tomó una estremecedora respiración, y los ojos de Jaejoong se cerraron de alivio. Su pulso era fuerte y su respiración estable. Ahora todo lo que tenía que hacer era conseguir llevarlo adentro, donde al menos habría una puerta entre él y los monstruos. Sabía por experiencia que eso no los detendría mucho tiempo, pero al menos los haría ir más despacio.
Aquí afuera, a descubierto en la oscuridad circundante, nada lo haría.
Jaejoong tiró de su brazo a modo de prueba. Señor, era pesado; casi treinta y seis kilos más pesado que él. Podía hacerlo, pero uno de ellos iba a acabar con el hombro dislocado en el proceso.
Quizás si lo pusiera sobre los tablones de madera sería más fácil. Quizás acabara con astillas en el culo, pero se alegraría de sacárselas mientras vivieran para poder hacerlo. Estaba bastante seguro de que disfrutaría echando una larga mirada a su musculoso trasero, de todas formas.
Lo movió de manera que su cabeza se ladeó. La iridiscente gargantilla que llevaba captaba y mantenía la luz del único foco que brillaba sobre ellos.
Esa gargantilla era suya. Siempre lo había sido. Quería quitársela.
Toda esa magia de abra‑cadabra lo había dejado tambaleándose en la oscuridad, pero tenía fuertes instintos acerca de esa cosa, y no temía seguirlos, especialmente después de la demostración de Kyuhyun. Si esto no ayudaba a Kibum, de todas formas no tenía nada que perder.
Jaejoong se estiró y le acarició con la punta del dedo. Una feliz y tintineante sensación le barrió el brazo y se asentó profundamente en el pecho, otorgándole la confianza de que estaba haciendo lo correcto. Los colores en el interior de la banda hicieron remolinos alrededor del contacto, como si supieran que le estaba tocando. Una pluma de azul zafiro se extendió desde debajo del dedo, ampliándose en concéntricos anillos mientras se movía cruzando el collar.
El color era tan hermoso, tan rico y profundo, quería tenerlo para sí mismo y verlo adornándole la garganta. Justo cuando el pensamiento pasó por la cabeza, la banda se deslizó abriéndose y calló del grueso cuello de Yunho. Jaejoong recuperó el resbaladizo objeto de los tablones de madera y dejó que resbalara entre los dedos, pasándolo de una mano a otra. Todavía estaba cálida por el cuerpo de Yunho y era más pesada de lo que había esperado.
Le había parecido como si estuviera hecha de algún tipo de plástico, pero ahora que la sostenía y sentía su peso, sabía que no era así.
Los extremos estaban rematados, sin broche, pero supuso que la misma magia que le había abierto lo sujetaría otra vez. Se colocó la banda alrededor del cuello y los extremos parecieron encontrarse el uno al otro como si fueran atraídos por imanes. Tan pronto como sintió el ligero clic de la banda al cerrarse, los ojos de Yunho se abrieron. Chispas doradas brillaban bajo el marrón más profundo de sus ojos, haciéndolos destellar a la luz del porche. Su mirada se movió a su garganta y su mano fue a la suya propia.
— ¿Cómo has…? —su voz era un atónito susurro, apenas audible bajo el cercano canto de los grillos.
Él se estiró y colocó una yema del dedo contra la banda y la deslizó por esta, acariciando su piel a lo largo del borde mientras pasaba. Sus pupilas se dilataron y las ventanas de su nariz se ensancharon. Él dejó escapar un bajo y satisfecho gemido que le provocó un temblor por la columna.
—Es tan bueno —dijo él—. Probablemente no debiste hacerlo, pero es tan bueno no tener más dolor.


— ¿Estás bien? —le preguntó —. Estabas inconsciente.
—Ahora estoy perfecto. Gracias a ti —movió el dedo desde la gargantilla a un lado de su cuello y bajó a lo largo de su mandíbula—. Eres uno de nosotros.
— ¿Quiénes somos nosotros?
—Somos Amaterasu.
— ¿Eso qué es?
—Somos una de las tres razas de guardianes. Caballeros de la Luz. Estamos para vigilar la puerta al otro mundo, para protegerla de una invasión Yokai. También protegemos a los humanos de caer víctimas del mal.
— ¿Cómo hiciste con Hyun Woo?
Él asintió.
—Estamos aquí para proteger a otros. Está en nuestra sangre, en tu sangre. Eso es el porqué casi te matas a ti mismo intentando encontrar a esos niños perdidos, el porqué nunca te rendiste. Eres como yo. Había esperado que no fueras humano, pero sabiendo la verdad…
—Por supuesto que soy humano —incluso cuando lo decía, se cuestionaba la verdad de sus palabras. Siempre había sido diferente. Al igual que sus hermanos. Jaejoong había justificado su rareza como algún tipo de capricho genético aleatorio, pero ahora que Yunho decía esas palabras, se dio cuenta de que había estado equivocado. Era diferente de los otros humanos porque no era humano en sí mismo. Esto tenía demasiado sentido para no ser verdad, a pesar de su deseo de negarlo.
Su madre siempre había sido reservada en lo que se refería a su padre, evadiendo preguntas, mintiendo cuando le daba respuestas. Jaejoong siempre había pensado que ella estaba encubriendo a algún holgazán, pero quizás era algo más que eso.
Si tan solo su Madre siguiera viva de modo que pudiera preguntarle y descubrir así la verdad. Ahora todo lo que tenía era la palabra de un hombre que apenas conocía y sus instintos, instintos que le decían que no era humano. Que era diferente. Eso era por lo que podía encontrar niños perdidos.
El mundo de Jaejoong había cambiado. Los colores que habían pintado las experiencias de su vida cambiaban a una masa distorsionada, mezclada con los recuerdos y los inexplicables eventos de algo claro y visible.
Esa extraña pieza de puzle nunca había encajado realmente en su lugar.
— ¿Cómo puedo no haberlo sabido?
Yunho le acarició la mejilla, los ojos brillando con compasión.
—Nadie te lo dijo nunca. Pero está bien. No estás solo.
—Quizás no, pero toda mi vida ha sido una mentira —no podía hacer otra cosa excepto sentirse traicionado por su madre. ¿Cuántas veces le había preguntado por su padre? ¿Cuántas veces le había mirado su madre a los ojos y había mentido?
—Esa mentira te protegió. Probablemente te salvó la vida. Y me dio tiempo para encontrarte.
—Eso no es excusa para lo que hizo.
—Quizás no mintió —dijo Yunho—. Quizás tu madre no lo sabía.
—Ella sabía algo. Ahora puedo verlo, en perspectiva. Ella mintió.
—Pero ahora sabes la verdad. Eres un Amaterasu. Puedes aceptarlo y seguir adelante o estancarte en el pasado. Tú eliges.
No tenía tiempo para estancarse. Kyuhyun le había dicho que Kibum quizás no viviera ni tres días.
—Kibum me necesita para seguir adelante.
Un brillo de satisfacción iluminó los ojos de él.
—Entonces debemos acabar con esto, tú y yo.
— ¿Acabar?
Él asintió, contemplando su boca.
—Y entonces te mostraré la verdad. Y mi poder, tu poder ahora. Vamos adentro.
Jaejoong se levantó y le ofreció la mano. Él la tomó, pero no porque se tambaleara. Su postura era sólida y fuerte, igual que el resto de él.
—Pareces haberte recobrado.
—Todavía estoy un cuatro o dos por debajo, pero me siento fantástico —deslizó la mano a la parte de atrás de su cuello y le mantuvo inmóvil. Él era algunos centímetros más alto, y se encontró mirando directamente a su boca, deseando tener las agallas de besarle otra vez. Lo que había tenido ya no era suficiente. Nunca lo sería.
—Después —le dijo él, y sonaba igual que una promesa—. Cuando sea seguro. Y tengamos mucho tiempo.
La mente de Jaejoong se volvía brumosa por momentos. Algo estaba sucediendo en su interior, alguna clase de calor que se extendía, asumiendo el control.
— ¿Tiempo? —preguntó.
Yunho asintió otra vez.
—Montones de tiempo. Llegaré a conocerte. Descubrir lo que te gusta.
Le gustaba él. Demasiado. Tanto que se sentía mareado con la fuerza de eso y lo que la estaba sucediendo.
Jaejoong se balanceó y se agarró de sus brazos para estabilizarse. Sus músculos se sentían duros bajo las yemas de los dedos, esculpidos de modo que sus manos casaran perfectamente contra las suyas.
—Tú y yo, podemos tener un para siempre si tú quieres.
Para siempre sonaba bastante bien ahora mismo, considerando lo que sentía.
La parte lúcida dijo:
—Pero apenas te conozco.
—Eso cambiará muy pronto. Voy a llevarte adentro y vamos a terminar lo que tú has empezado.
Lo alzó en brazos y tuvo la sensación de volar durante un segundo. Una risa burbujeó saliendo de si mismo, y sonaba casi embriagado en sus propios oídos.
Descansó la pesada cabeza sobre su hombro y cerró los ojos mientras ese calor se expandía en su interior.
— ¿Qué me está sucediendo?
Él enterró la nariz en su pelo y le susurró bajito al oído:

—Shh. Solo déjate ir. Ahora eres mío.


Este fic es una adaptación, no es mío, yo sólo lo adapto. OJO NO ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO. ORIGINAL: ENCONTRANDO LO PERDIDO  - SHANNON K. BUTCHER. PAREJA PRINCIPAL: YUNJAE

1 comentario:

  1. me encanto unnie..
    gracias por subirlo.... espero cada cap con ilusion
    me gusta la pareja YUNJAE.. lo maximo ..

    ResponderEliminar