lunes, 9 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 14


Yunho tenía que controlarse a sí mismo o iba a herirlo. Lo quería demasiado. Le necesitaba. Pensaba que había sido malo antes, pero ahora que había visto en el interior de su mente, era mucho, mucho peor.
Jaejoong era hermoso por dentro. Tan cuidadoso y generoso. Tan asustado de estar solo. Tan asustado de fallarle a Kibum de nuevo. Ese miedo hizo que todos los sobredimensionados instintos protectores de Yunho se pusieran en pie y rugieran. Iba a asegurarse de que nunca estuviera solo de nuevo, de que su familia estuviera a salvo. Independientemente de lo que le llevara, fuera lo que fuera lo que costase, Yunho iba a protegerlo de la única cosa que más temía. Perder a Kibum.
No tenía ni idea de cómo iba a hacerlo, pero encontraría un modo. Encontrarían un modo, juntos.
E iba a comenzar asegurándose de que pudiera usar tanto de su poder como pudiera soportar. Era lo que ambos querían. Todo lo que tenía que hacer era asegurarse de reservarse lo suficiente para que no terminara haciéndose daño.
Abrió los ojos y lo miró. Era tan hermoso bajo la luz de la luna que difícilmente podía creer que fuera real. Tenía las mejillas encendidas y su boca estaba abierta, el aliento la llegaba en rápidas ráfagas jadeantes. Juraría que casi podía ver el resplandor del calor elevándose de su piel.
Mío.
Jaejoong había aceptado su luceria, y eso lo hacía suyo. Lo unía a él.
Abre la boca ordenó él.
Se había estado muriendo por besarlo toda la noche y no se había aproximado lo suficiente para apaciguarlo. Ni siquiera de cerca.
Una mirada de preocupación cruzó su rostro.
Yunho, ¿estás…?
Abre. La. Boca.


Jae lo hizo, sólo un poco, y Yunho lo besó profunda y duramente. No la había abierto lo suficiente para él, así que instó a que le diera más. Tomar más.
Sabía tan condenadamente bien, nunca tendría suficiente. Le pasó la lengua por los labios y le inclinó la cabeza hacia atrás para poder obtener un ángulo mejor, más profundo. Su suave suspiro le dijo que no le importaba en absoluto. De hecho, le pasó los brazos alrededor del cuello y le apretó fuertemente, como si tratara de evitar que escapara.
Como si él quisiera parar ahora. No tenía oportunidad. Le había advertido que esto podría no ser seguro, pero no le había escuchado, y ahora se merecía todo lo que le pasara.
El calor se derramó en él hasta que pensó que había ardido. La polla estaba tensa contra los vaqueros, rogando por la liberación. El corazón latía fuerte y rápido, y el poder dentro de él creció y pulsó como si supiera qué había planeado para Jae y no pudiera esperar para ser dejado en libertad.


Yunho empujó hacia arriba su camisa, exponiendo su torso delgado a la luz de la luna. Era hermos ahí, también. Su pecho marcado duro y fuerte como si toda la vida se la hubiera pasado entrenando, suave y terso al tacto como si el esfuerzo no le hubiera maltratado la piel, tan puro. Sus pezones estaban arrugados y apretados. No hacía frío fuera, lo que dejaba sólo otra razón. Jae le deseaba, también. Tal vez no tanto como él lo hacía, pero iba a arreglar eso.
Sus manos acariciaron su torso, gimiendo ante la intoxicante sensación de su piel desnuda contra él. El tenso pezón se alzaba contra la mano, volviéndolo loco. Sabía que las manos estaban ásperas por años de combate, pero no le importaba. Tenía que tocarlo, sentir la piel desnuda contra la suya. Frotó la palma contra él, haciéndolo inspirar un afilado aliento. La mente de él estaba demasiado nublada para averiguar si ese sonido era bueno o malo, pero sabía una cosa que a Jae le gustaría seguro, un lugar que no era demasiado áspero.
Apartó la boca de la suya y se movió lentamente por su cuerpo, apartando las amontonadas ropas fuera de su camino, sobre su cabeza y brazos. Yunho le pasó la lengua por el pezón. Las caderas de Jaejoong corcovearon y se arrancó las ropas de los brazos y le agarró el pelo con los puños, sujetándolo.
Más ordenó.
Yunho obedeció felizmente y le cubrió con la boca, tirando con fuerza.
Jae le clavó las uñas en el cuero cabelludo y dejó escapar el más hermoso sonido de placer que jamás había oído.
Muy dentro de él, algo estaba pasando ‑algo verdaderamente maravilloso‑ pero no sabía qué era. No podía pensar con claridad. No con la boca pegada al pezon y el cuerpo retorciéndose bajo el suyo. No con la luz de la luna bañando su piel y el aroma de su excitación flotando fuertemente en el aire nocturno.
El poder fluyó fuera de él, goteando por todas las partes donde las pieles desnudas se tocaban. Era erótico sentir absorberlo, sentir aceptar lo que necesitaba darle.
Oh —respiró hondo y la sintió contener el aliento durante un momento. Eso es lo que querías decir.
Yunho no podía hablar. La garganta estaba demasiado tensa por la necesidad de empujar más poder dentro de Jae y forzarlo a tomarlo todo. Sólo su necesidad de protegerlo le contuvo y le permitió una valiosa medida de control.
La feroz necesidad de tomarlo se apoderó de él. Si no podía tomar más poder, malditamente bien iba a tomar su polla en su interior tan profundo como pudiera entrar.
Los dedos fueron a la cinturilla de los vaqueros, desesperado por tenerle desnudo. Quería sentir su piel contra él y averiguar si estaba tan húmedo y listo para él como necesitaba que estuviera. No creía que pudiera ser suave más. No la primera vez. Tal vez después de unas cuantas rondas, después de derribar los aspectos más ásperos de su necesidad.

Se puso rígido y se movió para detenerle la mano, pero Yunho se sacudió el intento. Jae lo intentó de nuevo y él gruñó de frustración mientras le capturaba las manos y se las ponía por encima de la cabeza contra la descartada camiseta.
Yunho —susurró su nombre como si estuviera asustado.
Él no quería parar, pero se vio obligado ante su promesa de mirar y descubrir lo que lo asustaba. Una vez lo hubiera matado, podría volver a su dulce cuerpo firme.
Cuando miró alrededor, no vio nada.
¿Qué? le preguntó con la voz turbia de necesidad.
Me estás sujetando.
¿Y?
Estaba intentando detenerlo. ¿Qué esperaba que hiciera?
Suéltame —los ojos estaban muy abiertos y brillantes, con franco miedo.
Yunho miró donde la mano encadenaba las muñecas. Su presión era suficiente para magullar. Suficientemente apretado como para hacerle daño.
Mierda gruñó Yunho.
Le soltó y se empujó apartándose. Estaba yendo demasiado rápido en su desesperación. Forzándolo. Esa no había sido su intención.
¿Lo había sido?
La erección palpitaba al ritmo del pulso acelerado y tenía la piel enfebrecida. En su interior, estaba temblando de necesidad, pero se las arregló para permanecer quieto tendido sobre la tierra seca y no asaltarlo.
El rostro de Jae entró en su línea de visión y tenía un tentativo ceño preocupado.
¿Estás bien?
Yunho cerró los ojos. Ni siquiera podía mirar sin luchar contra la necesidad de establecer su reclamo. E incluso con los ojos cerrados, todavía podía sentir su piel bajo las manos y su pezón contra la lengua. Eso no era el tipo de cosas que una persona olvidaba.
Jae le tocó la cara, y él apretó los dientes contra la tentación de echarlo hacia atrás y tomarlo fuerte y rápido, antes de que tuviera oportunidad de detenerle.
No tenemos que parar, pero más lento es mejor dijo. ¿Puedes ir más despacio?
Probablemente no. No sé que me haces, pero me estoy muriendo por ti. Necesito estar dentro de ti —sólo decirlo casi le volvió del revés de lujuria.
Jaejoong exhaló un aliento tembloroso. Su  cabello le rozó el brazo, y pudo sentir la suavidad sedosa de las hebras. Lo que le recordó que todavía estaba sin camisa.
Yunho abrió los ojos para mirar porque no tenía otra opción. Tenía que ver su glorioso torso desnudo.
Jae le miró fijamente y se puso de rodillas.
Más lento, ¿de acuerdo?
Yunho asintió, incapaz de hablar. No estaba seguro de si podía reducir la marcha, pero sabía que lo intentaría. Haría cualquier cosa para conseguir tenerlo de espaldas debajo de él, donde pertenecía.
Antes de que pudiera encontrar la voluntad para moverse, Jaejoong se puso a horcajadas sobre sus caderas.



Funcionó le dijo.
¿Qué funcionó?
La intimidad tomó su mano y se la presionó contra el pecho. Cuando me besaste aquí, sentí… sentí que nuestra conexión se hacía más fuerte.
Tal vez debería hacerlo de nuevo, sólo para estar seguros.
Jae le dedicó una sensual sonrisa que le hizo querer sentir sus labios rodeándole la polla mientras le chupaba. Todo el cuerpo se estremeció con el esfuerzo de permanecer inmóvil y no obligarlo a hacer precisamente eso.
Eres hermoso dijo.
Soy tú hombre.
Jae pasó los dedos por la marca de vida, arrastrándolos hacia los vaqueros.
Sigues siendo hermoso. Todo duro y musculoso. Es realmente excitante.
Si estás tan excitado, entonces no te importará dejarme sentirte. ¿Estás mojado, Jaejoong?
Jae le sostuvo la mirada mientras desabrochaba los vaqueros y deslizaba la cremallera tan lentamente que le hizo doler las pelotas. En lugar de dejarle a él hacer el trabajo, se introdujo la mano dentro de los boxers. Sus ojos se volvieron lánguidos y la cabeza le cayó hacia atrás cuando movió los dedos contra la cabeza de su erección.
Yunho no podía aguantar más. Ni un sólo segundo. Le agarró la muñeca y le sacó la mano. Sus dedos brillaban con su excitación a la luz de la luna. Le había provocado eso a Jae. Le había hecho mojarse y ahora iba a saborearlo.
Tomó los dedos de Jae en la boca y estuvo cerca de correrse ahí mismo. Sabía a sal, a menta y a necesidad insatisfecha. Pero no por mucho tiempo. Lo haría sentirse satisfecho y lo llenaría con su semilla para que no hubiera más dudas de que era suyo. Jae olería a él. Sabría a a él. Sería suyo.
Jaejoong le miró con los parpados pesados y él pudo sentir sus vaqueros ásperos contra el estómago cuando sus caderas se movieron como si tuvieran mente propia.
Quítatelos ordenó Yunho. Te quiero desnudo.
Jaejoong levantó una ceja en desafío.
Tú también.
Cualquier cosa que lo desnudara valdría para él. Yunho se quitó el cinturón de la espada y lo dejó al alcance. Tan pronto como se separó del cuerpo, el arma se volvió visible, mostrando los intrincados grabados de vides en la vaina. Se quitó los vaqueros y las botas justo a tiempo de verlo hacer lo mismo.
Todavía llevaba los bóxers, su pequeña erección se insinuaba por encima de estos podía ver las pequeñas gotas de preseminal manchando los vellos que sobresalían de la ropa interior, lanzó el resto de sus ropas a un lado y sus ojos se clavaron en la dura erección. Ésta corcoveó en respuesta a su ansiosa mirada.
Si sigues mirando, voy a deshonrarme.
Una sonrisa de pura codicia curvó la boca.
Oh, ¿sí? —Se acercó y envolvió los dedos alrededor de él, haciéndole aspirar un duro.  Creo que me gustaría ver eso.
Tal vez mas tarde le dijo, y lo puso de espaldas en el suave y espeso césped. Ahora mismo, tengo otros planes.
Jae le acarició con el puño. Sus dedos eran lo suficientemente largos para hacer bien el trabajo, y lo sentía como el cielo. Yunho tuvo que apretar los dientes para contenerse de correrse sobre su mano.
Le separó la mano y su polla dio un latido de resentimiento, que él ignoró.
Todavía llevas la ropa interior dijo él.
Soy tímido.
Yunho dejó escapar una carcajada que no pudo contener. No tenía un solo hueso tímido en el cuerpo. Se estaba burlando de él y eso estaba bien. Dos podían jugar a ese juego.
Le besó en la boca hasta que lo dejó sin aliento, y luego se trasladó por su cuello y sobre sus clavículas. Amó cada pezon con la boca y la lengua, provocando dulces gemidos de placer hasta que no pudo aguantar más. Arrastró besos por sus costillas y sobre su tenso vientre, deslizando los boxers mientras bajaba.
Sus piernas eran largas y musculosas, como el resto de él. Pero incluso con todos esos músculos, todavía era suave. Tenía que tocarlo y disfrutar de la sensación de su piel bajo él. No estaba seguro de si iba alguna vez a ser lo suficiente, pero estaba malditamente bien yendo a intentarlo.
Volvió hacia arriba por su cuerpo, abriéndole las piernas mientras lo acariciaba. Cada centímetro que subía enviaba un nuevo escalofrío, otro suave gemido. Contenerse casi le mata. Habría sido tan fácil simplemente deslizarse derecho en su interior. Pero le había pedido que fuera más lento, así que lo haría.
Cuando deslizó los dedos por su sexo despacio mientras subia y bajaba por toda la longitud delicadamente poso sus dedos suavemente hasta llegar a su entrada y depacio deslizo un par de dedos dentro moviéndolos suavemente mientras se abria paso, Jae saltó ante el contacto.
Oh exhaló en un largo suspiro mientras el cuerpo quedó inerte.
Yunho no estaba esperando una invitación. Le separó las piernas lo suficiente para hacer espacio para los hombros y se estableció entre ellas. La hierba le hizo cosquillas en el cuerpo, pero era lo suficientemente suave que no se preocupó por la espalda de Jaejoong. Podría montarlo tan fuerte como quisiera y no temer hacerle daño. Lo cual era bueno. No confiaba en su contención una vez sintiera de cerca su cuerpo rodeándole la polla.
El aroma de su cuerpo caliente le hizo girar la cabeza y la boca agua. Separó su carne, y el cuerpo de Jaejoong se tensó. No sabía si era porque estaba impaciente o ansioso, pero le presionó suaves y blandos besos a lo largo del interior de sus muslos para tranquilizarlo y que le dejara darle placer.
No funcionó. Estaba nerviosamente apretado, vibrando de tensión.
La mente quería relajarlo y aliviar su ansiedad, pero el cuerpo tenía otras ideas. Necesitaba saborearlo de nuevo, hacerle correrse. Después de un orgasmo o dos, estaría plenamente relajado.
La idea era demasiado potente para resistirse, así que lo hizo. Abrió sus piernas, las alzó y las sostuvo allí mientras se la chupaba.
Jaejoong le agarró el pelo en sus puños y dejó escapar un agudo grito de necesidad. Sus caderas se movieron debajo y él las sostuvo inmóviles mientras se tragaba todo de una sola vez. Entonces él lo sintió. Jae estaba empujando en su mente frenéticamente, intentando encontrar la manera de entrar.
Tiffany nunca había querido esa cercanía con él. Siempre había mantenido la distancia. Fría y distante. Nunca le había permitido más que besarla.


Pero no Jaejoong. Estaba intentando acercarse a él, tratando de convertirse en una parte de él. El alma de Yunho se llenó de satisfacción y le dejó entrar, sintiendo una oscura sonrisa en la boca. No tenía nada que esconder ‑ya no‑ pero le orientó hacia lo que él más quería que viera. Iba a verlo todo de él, sentir el deseo que le provocaba y eso aumentaría el suyo.
En su inocencia, no se daba cuenta que él estaba canalizándolo a través de los pensamientos, dirigiéndolo hacia la vibrante y consumidora necesidad de tenerlo y mantenerlo para siempre. Le siguió fácilmente y él le dejó sentirlo, lo liberó del control y le permitió sentir cuánto lo deseaba.
Un crudo gemido se escapó de los labios de Jae, y se arqueó, sosteniendo la cabeza de él apretada contra sí. Como si él necesitara algún estimulo. Podía sentir lo cerca que estaba, cuánto lo deseaba. Lo necesitaba. Su cuerpo estaba temblando en el borde, y todo lo que necesitaba era el mínimo empujón para enviarle sobre él.
La polla de Yunho palpitó cuando deslizó un par de dedos dentro de su apretado cuerpo caliente. Jae dejó escapar un quejido casi doloroso, así que lo chupó con fuerza, dándole lo que necesitaba. Eso fue todo lo que necesitó.
Sintió barrer su orgasmo atravesándolo y sintió sus músculos contraerse cuando estalló contra él, se trago todo de golpe. Dejó salir un alto grito de liberación que hizo que el mundo de Yunho cambiara bajo él. El eco ni siquiera había cesado todavía y ya quería que volviera a hacerlo de nuevo. Y otra vez.
Su cuerpo se relajó bajo él, volviéndose suave y flexible. Todavía estaba flotando dentro de la mente de él, pero su presencia era débil y contenida. Sus piernas estaban ampliamente extendidas, su sexo brillando con la luz de la luna.
Si hubiera sido un hombre mejor, se habría apartado y lo habría dejado descansar. Pero no era bueno. Le necesitaba demasiado. El sudor le cubrió la piel y los músculos estaban anudados de dolor. Tenía que tenerlo. Ahora, antes de que tuviera la oportunidad de negarse.
Ascendió por su cuerpo besando el camino, rezando para que comprendiera su necesidad.
Lo siento dijo crispadamente cuando alineó el cuerpo para adaptarse a él.
Jae abrió los ojos. Yunho esperaba ver conmoción o tal vez rechazo, pero en cambio, le abrazó y tiró de él. Las caderas de él se movieron por propia voluntad, facilitando la entrada a la erección. Estaba ajustado, pero relajado y trato de deslizarse sin hacerle daño. Gracias a Dios.
Los brazos se sacudieron en contención mientras apuntalaba el peso sobre el cuerpo de Jae. Se estaba muriendo por empujar más profundamente y clavarse en su interior, pero se contuvo.
¿Estás bien? encontró la fuerza para preguntar.
Él ronroneó y arqueó la espalda para que se deslizara más profundamente. Yunho tomó aire y apretó los dientes para evitar el orgasmo sólo un poco más. Por mucho que necesitara correrse, necesitaba estar seguro de que esta no sería la única vez. Tenía que ser bueno para él. Solo tenía unos pocos días para demostrarle que no podría vivir sin él, y eyacular en su interior a los treinta segundos escasos no era el modo de hacerlo.
Calmó su cuerpo y se concentró en su rostro perfecto y angelical, la suave curva de sus mejillas, el blando abultamiento de su boca, el modo en que sus parpados aleteaban cuando la polla se contraía dentro de él.
No te estás moviendo susurró, y apretó los músculos a su alrededor.
Yunho jadeó por aire.
Estoy intentando mantener un poco de control aquí. No estás ayudando.
No quiero tu control. Te quiero a ti.
—Sería demasiado rudo ahora mismo.
Él le devolvió una sexy sonrisa conocedora.


Rudo es agradable de vez en cuando —cogió el labio inferior de él entre los dientes y deslizó la lengua por él antes de dejarle ir. Además, soy resistente. Puedo tomarlo.
No sólo podía tomarlo, lo quería. Él podía ver el deseo brillando en sus ojos, sentirlo parpadear a través de la conexión.
El control de Yunho se rompió. Se deslizó de su cuerpo y se sumergió dentro de nuevo, forzándolo a tomarlo todo de él. Podía sentir como su entrada se apretaba dura contra su polla. Los ojos de Jaejoong se abrieron ampliamente y sus pupilas se dilataron cuando se quedó profundamente en su interior y encajó las caderas contra él.
Oh, Dios exhaló y se aferró a su trasero. Otra vez.
Él obedeció, pero no porque se lo hubiera pedido. No tenía otra opción. Los instintos eran violentos ahora, el cuerpo moviéndose fuerte y rápido en respuesta. En algún lugar en el fondo de la mente, pensó que debería hacer algo más. ¿Besarlo, acariciarle? Ya no estaba seguro. Nada importaba excepto el férreo control de su sexo contra la polla y el calor resbaladizo formado entre ellos. Estaba estrecho y resbaladizo, y su cuerpo amortiguaba sus embates, aceptando lo que él le diera.


La base de la columna vertebral se tensó y chispas se formaron en su vista. Estaba cerca y quería  a Jae allí mismo con él, hundiéndose en el borde.
Yunho forzó el paso al interior de su mente y le dejó sentir lo que estaba sintiendo. Canalizó el poder hacia su cuerpo, estrechando los límites del vínculo tan fuerte como pudo, obligándolo a tomar más de lo que nunca había tomado antes. Jaejoong gritó contra la presión, pero él no cedió. Esto era lo que ambos querían ‑lo que necesitaba para ayudar a Kibum‑ y él iba a dárselo.
Él arqueó el cuerpo, elevando las caderas juntas. Eso le enterró más profundamente en su interior, y Yunho se perdió, deleitándose en las sensaciones de su cuerpo y mente cuando le llenaron. Su orgasmo le agarrotó la garganta y le estranguló el aire del cuerpo. Lo empujó de vuelta a la tierra y se introdujo hasta la empuñadura mientras disparaba la semilla en su interior.
Los pulsos de energía le llenaron a la vez que los de su cuerpo hasta que él pudo sentir sus esfuerzos contra la sensación. Era demasiado, y cuando Jae le siguió, gritando, cuando llegó al clímax sacudió las caderas contra él. Su estómago se tensó rítmicamente y una luz resplandeciente fluyó de sus brazos y salió de la punta de sus dedos, hundiéndose en la tierra.
Lentamente, la luz se desvaneció y el silencio descendió sobre ellos. Incluso los grillos estaban silenciosos. Una suave brisa le refrescó la piel mientras luchaba para frenar la respiración irregular.

Había tenido siglos de sexo y nunca había sido así. O bien tenía algo que ver con la relación que compartían, o había estado haciendo algo realmente mal durante un tiempo muy largo.
Creo que me has matado dijo. La voz estaba ronca y áspera.
Tal vez, pero es una buena manera de morir.
Yunho se apartó de su cuerpo, pero no fue lejos. La cruda necesidad salvaje que había sentido se había ido ahora, pero cuando miró su agotado cuerpo húmedo yaciendo allí y vio la prueba de la unión brillando en la polla de ambos, sabía que no se apartaría mucho tiempo. Él era suyo ahora y no iba a dejarlo olvidarlo.
Eres sólo un poco posesivo, ¿huh? le preguntó sin abrir los ojos.
Él percibía sus pensamientos. Yunho se deleitó con el conocimiento de que eran lo suficientemente cercanos como para que Jae pudiera sentirlos.
Absolutamente. Te sugiero que te acostumbres.
Una pequeña sonrisa elevó un lado de su boca.
Un chico puede acostumbrarse a este tipo de sexo realmente rápido.
Y sólo con eso, Yunho estuvo duro y listo para empezar de nuevo.
Nunca sería igual con nadie más le dijo. La voz sonaba áspera, casi enfadada, pero tenía que hacerle saber que no era reemplazable.
Jae abrió un ojo.
Abajo, chico. No soy de salir corriendo. Puedes relajarte.
No, no podía, pero si no daba marcha atrás, iba a asustarlo o enfadarlo tanto que nunca le dejaría tenerlo así de nuevo. Y eso no podía pasar. Tenía que calmarlo. Rápido.
Jae se levantó y se miró entre los muslos. Una mirada conmocionada le cruzó la cara, después se convirtió en aflicción.
No puedo creer que olvidara hacerte cubrir.
¿Cubrir?
No sabía lo que quería decir, pero parecía tan disgustado que necesitaba solucionarlo. Lo que quiera que fuera.
No usaste un condón. Por favor, dime que no estás sufriendo algún tipo de mágica podredumbre de entrepierna.
Yunho parpadeó, completamente perdido. El cuerpo todavía le estaba tarareando, la mente aún no se había puesto al día y tenía que obtener la cuota de suministro de sangre.
¿Mágica qué?
ETS dijo, como si debiera saber que quería decir. Ya sabes, enfermedades de transmisión sexual.
Finalmente, lo cogió.
Oh, lo entiendo. Enfermedades humanas. No, no tienes que preocuparte. Nuestra especie no enferma, al menos no así.
Jae levantó la mano.
No quiero saber nada más ahora mismo. Tal vez más tarde.
No puedo darte un niño, tampoco le dijo por obligación.
Sabía que podría significar que le abandonara por un hombre que pudiera ser el padre de sus hijos, pero tenía que correr ese riesgo. Era algo demasiado grande para pasarlo por alto.

Él se quedó quieto e inclinó la cabeza a un lado.
¿Hablas en serio o simplemente lo estás diciendo para que te deje hacerlo sin condón de nuevo? Porque eso no va a pasar.
Me pondría un traje de materiales peligrosos y un tutú si eso es lo que se necesita para volver dentro de tu dulce cuerpo. Lo que quieras. Pero lo digo en serio. Nuestros hombres no pueden engendrar hijos. Nos hicieron algo. No sabemos qué, pero todos somos estériles ahora.
Jae frunció el ceño y le alcanzó. Tal vez había sentido la ira que le había robado la alegría, o tal vez algo en la cara se lo había dado a entender. No estaba seguro. Pero lo que fuera, él le acariciaba la mano como si le ofreciera condolencias, lo que supuso era apropiado. La ausencia de vida era casi tan desoladora como la pérdida de la misma.
Lo siento. Quiero decir, no estoy buscando tener hijos ahora mismo, y con el loco camino que lleva mi vida, probablemente nunca, pero al menos tengo la opción. Lamento que tú no.
Yo también lo lamento. Pero son viejas noticias. No tiene sentido preocuparse por ello. Sólo pensé que deberías saberlo.


Estuvo extrañamente tranquilo durante un momento mientras recogía su ropa. Cuando se dio la vuelta, tenía los ojos brillantes, como si hubiera estado conteniendo las lágrimas.
Sabes, de algún modo, eres afortunado. Nunca tendrás que preocuparte de que tu hijo te será arrebatado en mitad de la noche, o que se vuelva una babeante cáscara aterrorizada en lugar de lo que fue una vez. Nunca tendrás que preocuparte de si eres lo suficientemente bueno para mantenerlos a salvo y protegerlos del peligro. Nunca conocerás la angustia de fallarles.
Ahora estaba hablando de su hermano Ren, aquel que había sido secuestrado esa noche hacia ocho años. Lo sabía porque lo había visto pasar, y sentía la culpabilidad de él por no haber sido lo suficientemente fuerte como para detenerlo.
Yunho lo tomó en los brazos porque no podía dejar de abrazarlo. Le necesitaba ahora, y era su deber ‑su honor‑ darle lo que necesitara.
No le fallaste a tus hermanos le dijo.
Sí. Lo hice. Todavía estoy fallándole a Kibum.
Tal vez no dijo Yunho. Eres más fuerte ahora. Somos más fuertes ahora. Podemos intentarlo de nuevo.
Jae dejó escapar un tembloroso suspiro y se aferró a él con desesperada fuerza.
¿Y si fallo otra vez?
Entonces lo haces, pero no puedes perder la esperanza. Conozco gente que puede ser capaz de ayudar incluso si nosotros no podemos. Haremos lo que sea necesario, ¿de acuerdo?
Sintió su gesto de asentimiento contra la mejilla.
No estoy seguro de cuánta esperanza queda en mí.

No te preocupes dijo, apretando el abrazo—. Tengo suficiente esperanza por ambos.
Este fic es una adaptación, no es mío, yo sólo lo adapto. OJO NO ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO. ORIGINAL: ENCONTRANDO LO PERDIDO  - SHANNON K. BUTCHER. PAREJA PRINCIPAL: YUNJAE

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