CAPÍTULO 2
Yunho llevó a Hyun
Woo fuera, a la noche, y encontró un pedazo de tierra rica que ayudaría en la
curación del muchacho.
Jaejoong y Kyuhyun
salieron tras él, mientras Minho vigilaba la zona, asegurándose de saber si
llegaba compañía.
Yunho no
quería nada más que tocar a Jaejoong y averiguar si era la pareja que había
estado buscando durante décadas. La única cosa que le retenía era la seguridad
de este, al igual que la de Hyun Woo. No debía hacer nada para estropear ese
momento. Era su última oportunidad. Si le tocaba, y pasaba por el mismo dolor
incapacitante que Eunhyuk había sufrido con Donghae, no habría forma de que
fuera capaz de protegerlos si venían mas Yokai.
Y vendrían,
sólo era cuestión de tiempo antes de que ocurriera y, con suerte, no estarían
todavía aquí.
Tan pronto
como la mente de Hyun Woo estuviera limpia, mas rápido podría Yunho ayudar a Kyuhyun
a fijarle el brazo a él. Sabía que tenía que estar dolorido. Todo el color
había abandonado su cara y se sostenía en un ángulo raro. La manga de cuero de
su chaqueta ya estaba estirada apretadamente sobre su brazo roto.
—Será mejor que
te quites esa chaqueta antes de que no puedas —le dijo—. La hinchazón
está empeorando.
Él dio un
suave tirón, hizo una mueca y preguntó:
— ¿Alguno de
vosotros, chicos, tiene un cuchillo?
—Permíteme —dijo Kyuhyun.
Una garra
afilada se extendió desde la punta de su dedo, remplazando la uña de manicura.
Jaejoong se
estremeció ante la vista, y bufó de dolor cuando el movimiento sacudió el hueso
roto.
— ¡Mierda
sagrada! ¿Qué demonios eres tú?
—Quédate quieto.
No te haré daño.
—Será mejor que
no —dijo Yunho
mientras resistía la tentación de ir hasta él y tranquilizarlo.
Mantener la
distancia era la más irritante forma de tortura posible. Hacía unos instantes,
otra hoja se había caído de su marca de vida, dejando sólo una, y todavía no
estaba seguro de si era la persona que podía salvarle.
Le habían dado
dos oportunidades antes. Incluso desear una tercera parecía algún tipo de
sacrilegio. Lástima que no le impidiera desearlo de todos modos.
Jaejoong se
había despojado de su destrozada chaqueta de cuero con un poco de ayuda de Kyuhyun.
Aunque su brazo izquierdo estaba hinchado y deformado, el resto de él era todo
elegante músculo y fuertes líneas bien formadas. La camisa ceñida mostraba un
torso esbelto y delgado además de un abdomen musculoso. Se preguntó cuánto
tiempo y esfuerzo le había costado un cuerpo como ese y si había o no un hombre
en su vida que le apreciara debidamente.
Él ciertamente
lo haría, si le daban la oportunidad.
Yunho apartó
la mirada de él y se enfocó en Hyun Woo. Los ojos del chico estaban abiertos,
sin pestañear. La baba se filtraba de la comisura de su boca y Yunho le secó
suavemente con el dobladillo de la camisa.
—Voy a ayudarte
a dormir ahora, Hyun Woo. Pero te prometo que no tendrás malos sueños. Los voy
a alejar todos, ¿de acuerdo?
Yunho no
esperaba una respuesta, el niño estaba demasiado ido. Cerró los ojos del
muchacho y dejó la mano ahí para mantenerlos cerrados. Se enfocó en la tierra
bajo él, cálida, aparentemente muerta después de largas semanas de sequía.
Sintió la tierra y las rocas de abajo, sintió las raíces de los árboles
cercanos buscando alimento y las pequeñas semillas ocultas esperando la lluvia
para despertar a la vida. La tierra bajo él estaba tranquila, paciente,
aceptando lo que viniera. Había poder en la aceptación y Yunho extrajo algo de
ese poder para sí mismo.
Instantáneamente,
el dolor con el que vivía a diario se incrementó, cayendo sobre él, moliéndole
los huesos, y tuvo que apretar los dientes contra ello para no gritar. El
corazón le latía con fuerza y le palpitaba la cabeza hasta que estuvo ciego por
la pura fuerza de la presión de tanto poder. El cuerpo ya tenía demasiada
energía, pero era energía que no podía usar, sólo almacenarla para emplearla en
alguien más. Tal vez Jaejoong.
Rezaba para
que fuera así. No iba a vivir el tiempo suficiente para otra búsqueda. Le había
llevado dos semanas encontrarle y no creía que le quedara, incluso, una semana.
La piel de Yunho
se tensó y ardió, y parecía que los ojos saldrían volando de la cabeza si abría
los párpados. Podía oírse la respiración áspera, entrando y saliendo demasiado
rápido, como si los pulmones trabajaran contra el dolor.
Kyuhyun tenía
razón. Estaba excesivamente débil para esto, pero era demasiado tarde ahora.
Había recogido poder suficiente para alcanzar a Hyun Woo y entrar en su mente.
Estaría atrapado en el interior del niño hasta que hubiera hecho lo que había
venido a hacer aquí, llevarse su temor, sus recuerdos.
Las imágenes
dentro de Hyun Woo eran un caótico torbellino de dientes y garras, gruñidos y
gritos. El chico apenas tenía seis años, y no tenía manera de darle sentido a
lo que había visto. La mente del muchacho había tomado la información
sensorial, la había mezclado con su terror y creado una serie de imágenes aún
más terribles que la realidad. En algún profundo lugar dentro de la mente de Hyun
Woo, sintió al pequeño niño huyendo de miedo, gimiendo, gritando “No, no,
no”.
Yunho sintió
que el cuerpo físico se le debilitaba por la tensión de la conexión con el chico.
No era muy bueno con esto, pero conocía lo suficiente para saber que si moría
mientras estaba en la mente del niño, mataría a Hyun Woo también.
Espoleado por
ese pensamiento, Yunho se abrió paso a través de esas pesadillas hasta que
encontró el refugio mental del niño. Era una caja de cartón con ventanas
torcidas dibujadas con lápices de colores brillantes. Un lado de la caja había
sido cortado para hacer una puerta lo suficientemente grande para que Hyun Woo
pudiera arrastrarse a través de ella.
Yunho se
agachó y se asomó por la puerta de cartón.
—Vas a estar
bien ahora. Quédate aquí hasta que me oigas decir tu nombre, y cuando salgas,
todos los monstruos se habrán ido.
El chico se
encogió en una esquina de la caja con las manos cubriéndose los oídos y los
ojos cerrados, pero de alguna manera, Yunho sintió que había sido oído.
Se levantó y
se enfrentó a todas las imágenes que Hyun Woo había creado, cada una lo
suficientemente horrible como para conducir al chico a la locura. Todas tenían
que irse. Yunho capturó al primer monstruo con la mirada, muy parecido a un Orochi,
pero con largos dientes y dos cabezas que parecían de lobo. Normalmente, no le
habría asustado, porque sabía que no era real. Pero Hyun Woo pensaba que era
real y por eso, aquello tenía poder.
Yunho se
permitió asustarse, imaginarse lo qué debía ser para Hyun Woo, tan pequeño e
indefenso. Se imaginó cómo se sentiría al ser arrancado de la seguridad de su
hogar y sus padres y ser arrojado a una pesadilla viviente. Sintió el temor
creciendo en su interior hasta que le temblaron las manos y la mandíbula le
dolió de luchar contra la necesidad de temblar. Aceptó el horror de Hyun Woo
como propio, absorbiéndolo hasta que lo tomó todo en su interior, entonces, lo
metió sin piedad en la tolerante tierra. Enterrándolo profundamente, donde no
podía herir a nadie.
Lentamente, el
monstruo desapareció.
Yunho estaba
sintiéndose débil y mareado, apenas capaz de permanecer en pie en el contexto
etéreo de la mente del niño. Ya no podía moverse, así que absorbió más poder ‑más
dolor‑ y se obligó a dar un solo paso más hacia la siguiente pesadilla. Esto le
dejó sudando y temblando e hizo que el estómago se tensara en señal de
protesta, pero no tenía elección. El niño no podía vivir con esas imágenes en
la cabeza.
El brazo de Jaejoong
estaba rápidamente convirtiéndose en un problema. Cada aliento movía el
esqueleto lo suficiente como para enviar abrasadoras sacudidas de dolor a
través del cuerpo. Y estaba perdiendo la sensibilidad en los dedos, lo que no
podía ser bueno. Pero nada de eso la molestaba realmente. Lo que en realidad le
molestaba era el hecho de que estaban básicamente indefensos. No se fiaba de
esos hombres, no importaba lo útiles que parecieran. ¿Qué pasaba si intentaban
apartarlo de Hyun Woo? ¿Cómo los detendría en una lucha de tres contra uno, con
un brazo roto y una escopeta sin munición?
Yunho estaba
profundamente concentrado y Minho estaba vigilando en la oscuridad. Kyuhyun y
sus monstruosamente afiladas uñas se cernía cerca. Acechando en las sombras.
Había algo inquietante en su quietud, tal vez su belleza antinatural.
—No vamos a
hacerte daño —dijo él como
si le leyera los pensamientos.
Entonces, otra
vez, él se quedó mirando su escopeta tirada a unos metros de distancia, así que
tal vez, en lugar de ser psíquico, simplemente no era idiota.
—Perdóname si
no estoy todo contento y confiado —respondió.
—Te estás
sintiendo impotente, sin duda. Puedo arreglar tu brazo si quieres.
— ¿Cómo vas a
hacer eso?
—Magia.
¿Quieres verlo?
—No
particularmente. He visto suficientes rarezas por una noche, gracias.
Kyuhyun se
encogió de hombros.
—Haz lo que
quieras. La oferta es… —olió el aire y
a él realmente le pareció ver a sus ojos emitir un brillo plateado. Se volvió
hacia Minho y dijo—: Tenemos
compañía.
Compañía. Eso
no sonaba bien.
— ¿Cuánto
tiempo? —exigió Minho.
—Dos minutos.
Tal vez tres.
— ¿Están
llegando más de esos monstruos? —preguntó a Kyuhyun.
Él asintió.
¡Mierda! No
era bueno en una lucha como esa.
— ¿Cuánto
tiempo llevará arreglar mi brazo?
Esta vez,
estaba seguro, vio sus ojos brillar sólo un poco, un frío resplandor hambriento
que le hizo sentir como una presa.
—Sólo un
momento, si estás dispuesto.
—Lo estoy.
Hazlo.
—Yunho te va a
matar si tomas su sangre —dijo Minho.
—Yunho no tiene
voz en lo que me pase —dijo Jaejoong—. Ponte con
ello.
—Voy a
necesitar tu sangre para recuperar mis fuerzas una vez que estemos fuera de
peligro, lejos de aquí.
—Va a haber un
montón de sangre sobre la hierba si no te das prisa.
Estaba
bastante seguro que sabía exactamente cómo planeaba tomar su sangre. La palabra
vampiro resonó en su cabeza,
poniéndole la carne de gallina. Sin embargo, si vivía lo suficiente para sangrar
un poco, estaría bien para él. Generaría más sangre.
Kyuhyun
extendió una elegante mano delgada alrededor de la base de su cuello y cerró
los ojos. El calor se filtró por la piel, haciéndolo temblar. A medida que el
calor aumentaba, comenzó a preocuparse. La piel de él estaba demasiado
caliente. Iba a quemarlo. Tenía que apartarse.
Justo cuando
pensó en moverse, sintió el otro brazo de él sujetarlo por la cintura,
apretándolo contra su cuerpo. Era más fuerte de lo que parecía. Mucho más
fuerte. Y se había equivocado sobre que era simplemente delgado, era
prácticamente un esqueleto bajo la ropa, todos ángulos afilados y huesos
irregulares.
—No tengo
tiempo ni fuerza para ser amable —le susurró él con la voz tensa—. Lo siento.
Jaejoong no
estaba seguro de lo que quería decir hasta que sintió el hueso del brazo
moverse y el dolor se convirtió en todo su mundo. Se deslizó a través de las
venas y le cubrió de ampollas de dentro a afuera. Un grito brotó de él contra
su voluntad. Un calor abrasador le quemó desde dentro como si le soldaran los
huesos juntos. El incendio siguió y siguió hasta que se quedó sin aliento para
gritar y el sudor le hubo empapado la ropa.
Finalmente,
terminó. Sintió el brazo de él aflojarse, y se apartó. Él se tambaleó hacia
atrás. Tenía los ojos en blanco como si se hubiera desmayado, y él se apresuró
a agarrarlo antes de que su cabeza golpeara en el cemento.
Su peso muerto
era difícil de manejar, pero se las arregló para suavizar su caída al suelo. El
brazo izquierdo le dio una punzada, pero funcionó, y eso era lo que realmente
importaba.
Jaejoong no
perdió tiempo en comprobar si estaba bien. No había nada que pudiera hacer por
él ahora excepto mantener a los monstruos apartados hasta que pudieran estar
todos fuera de este infierno.
Fue a buscar
su escopeta, recargarla y montar guardia sobre el grupo.
— ¿Realmente
crees que eso va a ayudar, pequeño? —preguntó Minho, mirando su arma.
—Seguro como el
infierno que hace daño.
—Las espadas
funcionan mejor.
—Tal vez, pero
sólo si sabes cómo usar una. Yo me quedo con lo que conozco.
—Por mucho que
me encantaría quedarme y luchar, necesitamos irnos de aquí —dijo Minho.
—No puedo estar
más de acuerdo. ¿Alguna idea?
— ¿Puedes
conducir?
En la
distancia, él vio un débil par de brillantes ojos verdes.
—Ahora puedo.
— ¿Crees que
podrás arrastrar a Kyuhyun? ¿Meterlo en el coche?
—Si eso es lo
que tengo que hacer. Seguro.
—Hazlo. Cargaré
a Yunho y al chico tan pronto como haya acabado aquí y estaremos todos saliendo
del infierno en el auto.
Pareció una
eternidad, pero una por una, Yunho condujo cada pesadilla de Hyun Woo a la
tierra. Ni siquiera el ácido poder del miedo era lo suficientemente fuerte como
para dañar las piedras bajo él.
Yunho se
retiró de la mente del niño, jadeando en busca de aire. Se dejó caer de
cansancio, pero unos fuertes brazos lo sujetaron. Estaba demasiado cansado para
abrir los ojos y ver quién estaba allí.
— ¿Puedes
levantarte? —preguntó Minho.
Su voz estaba
cerca. Era el que evitaba que Yunho cayera al suelo.
—Todavía no.
Dame un minuto.
Estaba
jadeando y su debilidad le rechinaba los nervios. No quería mostrarle el más
mínimo indicio de debilidad a Jaejoong o darle ninguna otra razón para que lo
rechazara. Tenía que ser fuerte y demostrarle que era digno.
— ¿Va a estar
bien Hyun Woo? —preguntó Jaejoong.
Su voz fluyó
sobre él como limpia agua fresca, restaurando alguna de las fuerzas que sus
esfuerzos habían agotado. Quería acercarse a él y sentir su piel bajo la punta
de los dedos, pero los brazos no le escucharon y se quedaron bloqueados
alrededor del cuerpo de Hyun Woo.
Yunho asintió
con la cabeza en respuesta a su pregunta, pero incluso ese pequeño movimiento
estaba agotándole. El cuerpo estaba magullado desde el interior, y no estaba
seguro de si estaba lo suficientemente fuerte como para ponerse en pie.
Eliminar las pesadillas de Hyun Woo le había hecho mella en el cuerpo, y no
sabía cuánto tiempo le llevaría recuperarse.
—Está durmiendo
ahora —jadeó Yunho—. Pero se
despertará pronto y, cuando lo haga, necesitará a sus padres con él —sólo el suave
tacto de una madre y el protector abrazo de un padre iban a terminar el proceso
de sanación que Yunho había comenzado.
—No hay tiempo
para conversar —dijo Minho—. Necesitamos
comenzar a movernos.
Un profundo
aullido Orochi rompió el silencio previo al amanecer. Estaba cerca, y Yunho no
estaba en condiciones de luchar.
—Ayúdame a levantarme
y me recuperaré en el coche.
Yunho se
obligó a abrir los ojos, esperando que se asentara el estómago revuelto. No
creía que vomitando en las botas de Jaejoong fuera a ganar ningún punto.
—Déjame coger a
Hyun Woo —dijo Jaejoong.
El corto cabello castaño reflejaba la luz de la lámpara sobre la cabeza. La
postura era rígida y los ojos azules mostraban desconfianza—. No quiero
que le dejes caer.
Grandioso.
Ahora él pensaba que no podía ni siquiera cargar con un niño pequeño.
Fantástico. Casi le dijo que nunca haría eso, pero los brazos le temblaban y
estaba lo suficientemente débil como para no arriesgarse. Incluso aunque
pareciera un pelele, al menos el chico estaría a salvo.
Jaejoong tomó
el peso inerte del niño en los brazos justo cuando dos Orochi más rompieron a
través de una distante línea de árboles.
—Se acabó el
tiempo —dijo Minho, y
tiró de Yunho cruzando el aparcamiento al SUV que había dejado arrancado.
Las piernas de
Yunho justo habían comenzado a cooperar cuando Minho lo empujó por la puerta de
atrás. Se deslizó al extremo del asiento, haciendo espacio para que Jaejoong se
uniera a ellos.
No lo hizo. De
hecho, ni siquiera estaba detrás de él. Ya estaba en su propio vehículo ‑un
destartalado Ford que parecía como si hubiera sido el perdedor de una pelea o
dos‑ encabezando calle abajo y alejándose de los demonios Yokai que se
aproximaban.
— ¡Se está
yendo! —gritó Yunho.
—Estamos justo
detrás de él. Tranquilo.
Minho cerró de
golpe el SUV en marcha, y los neumáticos chirriaron mientras corría por la
calle tras él. O al menos, debería haber estado allí, pero no lo estaba.
Yunho
escudriñó las calles y no vio nada.
— ¿Dónde fue?
— ¿Cómo voy a
saberlo? Hay un montón de calles laterales por aquí. Probablemente tomó una de
ellas.
—Encuéntralo,
maldita sea —la
desesperación hacía las palabras afiladas y amenazadoras.
—Tenemos una
pareja de Orochi a nuestras espaldas, así que tal vez encontrarlos a ellos no
sea lo mejor ahora mismo. Al menos, si los Yokai nos siguen a nosotros, no les
seguirán a ellos.
Yunho miró por
encima del hombro, y efectivamente, había dos demonios en su parachoques,
manteniendo el ritmo del SUV como si todavía estuviera detenido. De ninguna
manera podían llevar esas cosas tras Jaejoong y Hyun Woo.
—Desvíate.
Encontraremos un lugar para eliminarlos y después iremos tras él. Kyuhyun le
encontró una vez. Podrá encontrarla de nuevo.
Yunho esperaba
que no fuera sólo una expresión de sus deseos.
El Susano estaba desplomado en el asiento delantero, con la cabeza colgando como una
muñeca de trapo cuando Minho giró a la derecha bruscamente.
—Si recupera la
conciencia antes del amanecer, quieres decir.
El SUV
aceleró, y los Orochi comenzaron a quedarse atrás, incapaces de seguir el
ritmo.
Minho giró en
una curva y llevó al SUV a una parada balanceante. Le disparó a Yunho un gesto
a través del espejo retrovisor.
—Hay buenas
noticias y malas noticias. ¿Cuáles quieres primero?
Yunho todavía
se sentía como el infierno ‑débil y frágil‑ pero al menos las piernas estaban
más fuertes. Minho saltó del vehículo mientras Yunho se apeaba de algún modo,
luego, él y Minho, se quedaron de pie en un campo recién arado.
Los Orochi los
vieron allí y cargaron.
—Las buenas
noticias estarían bien ahora.
—Kyuhyun será
capaz de encontrar a Jaejoong no importa cuándo, así que no tienes que
preocuparte por eso.
Eso era más
que buenas noticias, eran grandiosas noticias. No iba a perderlo.
—Entonces,
¿cuáles son las malas noticias?
Yunho levantó
su espada y se preparó para la carga de los demonios. Minho hizo lo mismo.
—Kyuhyun puede
encontrarlo porque le sanó el brazo roto. Él le debe sangre.
Pagaría la
deuda de él. De ninguna manera iba a dejar a Kyuhyun introducirle los colmillos
en su bonito cuello, o en cualquier otro lugar.
—Sobre mi
cadáver —dijo Yunho.
Minho se burló
una vez más.
—Si te sientes
tan mierda como parece, ese puede muy bien ser el caso. Levanta la jodida
espada, hombre.
El Orochi más
cercano saltó en el aire.
Yunho lanzó un
corte al demonio, pero tenía los brazos débiles, el objetivo se puso fuera de
alcance, y en lugar de golpear cualquier punto vital, sólo logró amputarle una
pierna. La cosa aterrizó fuertemente, aullando de dolor, y se apresuró
torpemente a levantarse.
Sentía la
espada pesada, era la prueba de que no estaba completamente recuperado de la
sanación de la mente de Hyun Woo. Pero pesada o no, había estado luchando
contra esas cosas durante siglos y sabía qué hacer. El cuerpo siguió las
órdenes y fintó a la derecha, engañando al Orochi a pensar que había dejado el
flanco sin protección. Sus dientes brillaron en un enfermizo amarillo cuando
fueron hacia esa apertura. Yunho cambio el peso en el último segundo y condujo
la espada a través del cráneo del Orochi antes de que sus dientes pudieran
conectar.
Se retorció
allí, todavía aferrado a la vida, arañando hacia él con sus garras delanteras. Yunho
retorció la espada y finalmente el Orochi quedó inerte.
Yunho había
matado a la cosa, pero estaba respirando con mucha dificultad y apenas era
capaz de recuperar la espada. Minho le miró, de pie sobre su propio asesinato,
al que había cortado limpiamente en dos, o no tan limpiamente, teniendo en
cuenta lo que escapaba de la tripa del Orochi.
—Te llevó
bastante tiempo.
—Podías haberme
echado una mano.
Minho se
encogió de hombros.
— ¿Qué tendría
eso de divertido?
Yunho pasó la
espada por la hierba para limpiar la aceitosa sangre negra de ella. Las manos
le temblaban lo suficiente como para cabrearlo. No podía permitirse el lujo de
ser débil ahora mismo, no con Jaejoong por ahí, debiendo una deuda de sangre a
uno de los Susano's.
— ¿Está ya Kyuhyun
despierto? —preguntó Yunho.
Minho comprobó
el asiento delantero.
—No. Sigue
frío.
—Excelente.
Ahora ¿cómo vamos a encontrarlo?
—Puedes buscar
su número de matrícula.
—Podría si lo
tuviera.
Minho recitó
el número.
— ¿Cómo sabes
eso?
—Lo vi cuando
arranqué tras él.
—Así lo hice
yo, pero no lo recordaba.
Minho se
encogió de hombros.
—No es gran
cosa. Recuerdo números y mierdas así cuando las veo.
Yunho dio a Minho
una palmada en el hombro, disfrutando del modo en que el contacto físico le
hacía retorcerse incomodo.
—Eres como una
especie de genio, hombre.
—Sí, del tipo
que va a sacarte el infierno a golpes si no dejas de hablar de ello y me quitas
las manos de encima.
Yunho levantó
las manos en señal de rendición, pero no podía ocultar la sonrisa.
—Sólo estoy
diciendo que es un truco genial el que tienes ahí, cabeza de huevo.
—Que te jodan.
Yunho no
conocía a Minho bien. Solía pasar solo la mayor parte del tiempo, manteniéndose
a distancia del resto de los Amaterasu. Yunho había estado bastante seguro de
que no le iba a gustar el solitario, pero el tiempo le había demostrado que
estaba equivocado. Minho estaba siendo más aceptable para él. Y era útil como
el infierno.
—Voy a llamar a
Baekho para que rastree su matrícula. ¿Te importa quedarte vigilando?
—Lo que sea.
Yunho se sentó
en el suelo junto al SUV para dejar que el cuerpo se recuperarse, sacó el
teléfono móvil, y llamó al jefe de seguridad del recinto.
—Es mejor que
sea bueno —fue como Baekho
respondió al teléfono, con la voz arenosa, como si no la hubiera usado durante
días. Tal vez no lo había hecho. Baekho era un poco un recluso, eligiendo
quedarse en su tecno guarida la mayoría de las veces.
—Yo, uh, he
conocido a alguien esta noche. Te necesito para que hagas una verificación de
antecedentes sobre él.
— ¿Qué, te
pidió dinero prestado o algo así?
—No ese tipo de
antecedentes —dijo Yunho—.Él nos ayudó
a salvar a un niño de algunos Yokai esta noche. Te necesito para saber si él
golpeó el radar de alguien más.
— ¿Sólo nuestro
radar o el de los Susano's y los Cazadores también?
Yunho miró a Kyuhyun.
Por lo que podía decir, el Susano estaba todavía inconsciente. Bien.
—Cualquiera.
— ¿Crees que es
una Ningyo? —preguntó Baekho,
usando el termino para un humano que trabajaba para los Yokai a cambio de
dinero o poder.
—No, pero se
enfrentó a varios Yokai armado sólo con una escopeta.
Yunho todavía
se acordaba de la manera en la que él se había quedado allí firme, con los pies
separados en una posición de batalla. No estaba seguro de si estaba más
impresionado por su valentía o asustado por su ignorancia. Podía haber sido
asesinado, y si era quien pensaba que era, era demasiado importante para él
como para dejarlo asumir ese riesgo nunca más. Su vida era demasiado preciosa
como para arriesgarse.
—No, mierda —Baekho dejó
escapar un impresionado gruñido—. Probablemente sólo sea uno de esos valientes humanos
con más coraje que cerebro. Dijiste que había un niño involucrado. Mucha gente
puede hacer cosas asombrosas cuando hay un niño en juego.
—Tal vez, pero
algo me dice que hay más que eso.
No iba a
contarle a Baekho que había negociado con Kyuhyun para cazarla, y él sabía que
era pura sangre, por lo menos. La mayoría de los Amaterasu sospechaban de los
Susano, incluso a pesar de que sus razas estaban actualmente en paz la una
con la otra. Su negocio era vinculante y no era el tipo de cosa con la que
reaccionarían bien los otros hombres en el recinto. Lo ataba al Susano y le
ponía en desventaja si la paz no se mantenía.
— ¿Más? ¿Cómo
qué? —Preguntó Baekho—. Nos gustaría
saber si es uno de los nuestros. Habría estado usando el anillo de los Pami.
¿Viste alguno?
—Tal vez olvidó
ponérselo, o tal vez se lo están cambiando de tamaño —las excusas
sonaban ridículas incluso para sus propios oídos.
—O tal vez sólo
hizo un infierno de un trabajo de nieve y sea realmente un Ningyo. Dime que no
lo dejaste escapar antes de que pudieras preguntarle o al menos ponerle una
marca de sangre.
—Tenía que
llevar al chico a un hospital. Minho tiene su número de matrícula. No irá muy
lejos.
— ¿Cuál es su
nombre?
— Kim Jaejoong.
Matrícula de Hokkaido —le dio a Baekho
su número de matrícula.
Yunho oyó una
rápida serie de tecleos y esperó que Baekho obrara su magia. Tenía acceso a más
información ‑tanto de los humanos como de Caballero de la Luz‑ que cualquier
otro hombre vivo.
Unos pocos
segundos más tarde, Baekho dejó escapar un suave silbido.
—No es difícil
de encontrar, eso es seguro. El nombre está plasmado sobre todos los
periódicos. Es un buscador de niños perdidos, una de esas personas que los
padres contratan cuando su hijo se pierde y la policía y el FBI no pueden
ayudar. Al parecer, es bastante bueno con eso, también. Tan bueno que la
policía tiene una etiqueta con su nombre para mantener un ojo sobre él. Parece
que piensan que en realidad podría estar detrás de algunos de los secuestros.
—Porque no
pueden encontrar a los chicos, pero él sí puede —adivinó Yunho.
—Suena bastante
correcto. Aquí dice que sólo toma ciertos casos.
— ¿Puedes tener
una idea de qué tipo de casos coge? —preguntó Yunho.
Unos pocos
tecleos rápidos más y un momento de silencio a continuación antes de que Baekho
dijera:
—Yunho, hombre,
creo que tenemos un problema.
— ¿Qué?
—Has encontrado
un cazador de Yokai de buena fe. Un humano sin conexiones o soporte de ninguno
de los Caballeros de la Luz por lo que puedo ver. Lo que significa…
—Lo que
significa que mejor la encuentro rápido o se va a meter en una situación que
podría matarlo.
Yunho no tenía
más tiempo que perder. Se obligó a ponerse de pie.
—No podemos
perderlo ahora, ¿verdad? —dijo Baekho. Yunho escuchó a alguien hablando por
detrás, entonces Baekho bajó la voz tanto que Yunho apenas pudo oírle—. No vas a
creer quién acaba de entrar.
— ¿Quién?
—Espera un
segundo. Ella quiere hablar contigo. Voy a escribirte esa dirección.
Hubo unos
sonidos de arañazos y Baekho le pasó el teléfono a alguien, luego llegó una voz
por la línea. Era alta e infantil pero imbuida en un aire inconfundible de
mando. Victoria. La única entre su pueblo dotada con la capacidad de ver el
futuro. Cuando ella hablaba, todos escuchaban.
—Amaterasu —dijo Victoria—. Debemos
hablar.
Yunho apenas
escondió su asombro. Ella le había hablado dos veces en el pasado siglo,
incluyendo ahora, y ambas veces habían sido en el último mes. Sin duda tanta
atención no podía ser una buena cosa.
—Sí, mi señora.
—Lo has
encontrado —no era una
pregunta.
— ¿Él? ¿Quieres
decir a Jaejoong?
—Jaejoong —dijo ella
lentamente, como si de repente reconociera el nombre—. Sí. Jaejoong.
Tráemelo.
Yunho se
debatió entre dejar o no que Victoria supiera que a pesar de que la había
encontrado, le había perdido de nuevo. Definitivamente le encontraría, pero
podría llevarle un poco. Se cubrió, diciendo:
—No estoy
seguro de que quiera venir conmigo.
—Entonces átalo.
Entrégalo inconsciente. Haz lo que debas, pero tráemelo.
— ¿Puedo
preguntar por qué?
—Yo… le
necesito.
— ¿Para qué? —preguntó Yunho.
Por mucho que
respetara a Victoria y su don, no iba a meter a Jaejoong en algo feo.
—Haz lo que te
dicen, Amaterasu —su pura voz de
niña resonó con un extraño tipo de poder que hizo que el pelo de la nuca se le
erizara.
—No puedo ahora
mismo. No está conmigo.
— ¿Dónde está?
—No lo sé.
—Encuéntralo.
Tráelo. Hoy. Si fallas, las repercusiones serán… lamentables.
Eso no sonaba
bien.
—Haré lo que
pueda —prometió.
El poder de su
promesa se envolvió a su alrededor cuando se ató a su palabra, haciéndole
difícil respirar por un momento.
—Vigila lo que
haces. Su presencia es vital. Para ambos.
La línea quedó
en silencio y Yunho se metió el teléfono en el bolsillo.
—Buenas
noticias, a mi entender —dijo Minho.
—Más o menos,
más o menos. ¿Puedes conducir?
—Siempre.
¿Dónde vamos?
—A encontrar a Jaejoong
y llevárselo a Victoria.
—No, mierda. ¿Victoria?
—Sí.
Minho sacudió
la cabeza.
—Excelente. Si
esa muñeca está involucrada, las cosas no puedes ser buenas.
Este fic es una adaptación, no es mío, yo sólo lo adapto. OJO NO ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO.
ORIGINAL: ECONTRANDO LO PERDIDO - SHANNON K. BUTCHER
PAREJA PRINCIPAL: YUNJAE
No hay comentarios:
Publicar un comentario