CAPÍTULO 4
Zillah
odiaba ser convocado por un niño, pero le siguió el juego, porque le convenía.
—Mi señora —saludó a Amber haciendo una
leve reverencia, suficiente para calmar su ego—. ¿En qué puedo servirle?
El pálido cabello de Amber
resplandecía en contraste con el resto de su entorno. Todo en sus aposentos
personales era de un profundo y rico rojo, el color de la sangre fresca.
Cortinas de terciopelo revestían la cámara y una espesa y mullida alfombra
sobre el suelo ayudaba a silenciar el sonido de su voz para que no hiciera eco
en las paredes de la cueva. Sentía claustrofobia aquí, aunque ninguna de las
habitaciones más pequeñas parecía tener efecto sobre él. Extraño.
Tal vez era la compañía lo que
encontraba tan asfixiante.
Su pequeña y redondeada cara adoptó un
aire despectivo con ira hacia él.
—Él lo ha hecho de nuevo —dijo Amber.
Zillah resistió el impulso de
zarandear a la chica. La necesitaban demasiado como para matarla justo ahora.
Sería pronto, pero no todavía.
— ¿Quién ha hecho qué? —preguntó con
un tono paciente, como si él no tuviera un centenar de asuntos más apremiantes
que exigían su atención.
Sus rizos se agitaron furiosamente
cuando ella se giró sobre sus talones.
— Kim Jaejoong. Robó al niño que
necesitaba antes incluso de que tuviéramos la oportunidad de traerlo aquí y
saber si era el adecuado.
—Encontraremos a otro —la tranquilizó
Zillah—. No debe alterarse.
— ¿Alterarme? —preguntó, aparentemente
con la voz tranquila.
Amber caminó hacia él y aunque sólo
pesaba casi tanto como su pierna, a pesar de eso, ella le aterrorizaba. Había
algo dentro de esos negros ojos que le hizo sentir frío. Miedo. No importaba
que gobernara un ejército de miles de personas. No importaba que ejerciera más
poder que todos los desatados Amaterasu combinados. Ni siquiera importaba que
ella fuera una pequeña cosa que podía romper con un descuidado gesto de la
mano.
Amber era poderosa de una forma que no
podía comenzar a entender. Ella sabía… cosas. Podría destruirlo, con nada más y
nada menos que el esfuerzo de sonarse su delicada nariz y él ni siquiera lo
vería venir.
Por todo lo que él sabía, ella ya le
había sellado el destino.
—No tenía intención de darle poca
importancia a su sufrimiento, mi señora. Sólo quería decir que todo estará
bien. Vamos a encontrar a otro niño.
—No con su linaje. No ha habido un
niño humano tan fuerte como él nacido en dos siglos. Necesitamos esa fuerza si
queremos tener éxito.
—Todavía hay tiempo. La chica sólo
tiene catorce años.
—Por eso es por lo que quería al niño
ahora. Aún estamos a tiempo de alterarlo para ser apropiado para ella —dijo
como si él fuera el niño.
Zillah resistió la tentación de
abofetearla, y mantuvo su voz firme.
— ¿Debo enviar a otra unidad para
recuperarlo?
—No. Este hombre es el único que debe
ser detenido. Jaejoong. Es el único que sigue robando mis juguetes. Quiero
matarlo.
—Por supuesto, mi señora. Será como
usted desee. Voy a enviar tropas inmediatamente —Zillah hizo una pequeña
reverencia, despidiéndose a sí mismo, más que listo para estar lejos de su
compañía.
Su táctica para irse no surtió efecto.
Los ojos de Amber tenían esa vidriada mirada, lo que significaba que estaba
teniendo una visión.
El momento era inconveniente, pero no
tenía más remedio que quedarse y enterarse qué estaba viendo ella. Estas
visiones era la única razón para soportar pacientemente su petulancia. La única
razón de que no hubiera alimentado a sus mascotas con ella.
Ella se desplomó en el suelo, pero
Zillah no se atrevió a ayudarla. Nadie tocaba a Amber. Nunca. Ella se levantó,
jadeando y temblándole todo el cuerpo. Si él hubiera tenido algún instinto
paternal, le habría estado retumbando en los oídos en este momento. Pero no lo
tenía. Preferiría verla morir que prestarle ayuda. Desde que había venido aquí,
cada criatura que la había tocado moría a los pocos días, gritando en agonía.
Si no hubiera sido tan frágil, hubiera
sido un arma formidable contra los Caballeros de la Luz. Enviándola, dejándola
interpretar el papel de niña y abrazándolos a todos. Un complejo entero podría
ser destruido en cuestión de días.
— ¿Qué habéis visto? —preguntó él,
ansioso por saber y escapar de su presencia.
Amber estaba pálida, y si no hubiera
sabido que ella era incapaz de ello, habría pensado que parecía asustada.
—Olvida al chico. Hay otro al que
debemos encontrar y traer aquí.
— ¿Otro? ¿Quién?
—No quién. Qué.
— ¿Qué, entonces?
Se apartó los rizos lejos de la cara
de muñeca.
—Cebo. Cebo irresistible.
—No lo entiendo —dijo él.
—Lo sé —respondió Amber con torpe y
discordante desprecio en la voz de niña—. Nunca lo haces.
Tan pronto como Kyuhyun estuvo seguro
de que Yunho estaba ocupado con Jaejoong, llamó a Siwon, el líder de los
Susano's.
—Sí —respondió Siwon.
— ¿Puedes hablar?
—Sí.
—Hyun Woo fue secuestrado por los Yokai
anoche.
—Lo siento, Kyuhyun. Sé que era uno de
tus éxitos más recientes. Debes estar desolado. ¿Has encontrado el cuerpo?
—Lo tenemos con vida.
Un atónito silencio llenó la línea.
— ¿Cómo?
—Un hombre llamado Kim Jaejoong. Busca
hasta dar con niños perdidos. Lo encontró.
— ¿Dónde está ahora?
—Con sus padres.
— ¿Y el hombre? —preguntó Siwon.
—Estoy en su apartamento. Con Yunho.
Creo que es su pareja.
— ¿Otra pareja? —Dijo Siwon con
temor—. ¿De dónde viene?
—Todavía estoy trabajando en eso. Su
educación fue bastante normal, pero es fuerte. Tal vez incluso tan fuerte como Donghae.
— ¿Puedes localizar a sus padres?
—Su madre ha muerto. No creo que sepa
mucho acerca de su padre. No fui capaz de buscar demasiado profundamente en su
mente, con dos Amaterasu de pie haciendo guardia sobre él. Tal vez si puedo
sorprenderlo solo.
— ¿Puedes llevarlo al Castillo Matsumoto?
—Sí. Esta noche. Victoria le ha
ordenado a Yunho que se la presente.
—Bien —dijo Siwon—. Mientras tanto,
averigua lo que puedas sobre Hyun Woo. Voy a visitar a sus padres y a
consolarlos. No queremos que se preocupen de que esto vaya a suceder con el
niño que están esperando.
— ¿Ella está embarazada de nuevo?
—Sí, pero no lo sabe todavía. Vamos a
dejar que lo descubran por sí mismos. Nuestra intervención será menos evidente
de esta manera.
Otro éxito. Kyuhyun no podía creer que
su plan estuviera funcionando. Tal vez había merecido la pena todo el
sufrimiento y el hambre que habían pasado.
—Se tendrán que mudar, para estar
seguros.
—Yo me ocuparé de ello. Voy a ver si
puedo convencer a alguno de los Tsukuyomi’s para vigilar a la familia, también.
Esa idea aprisionó el pecho de Kyuhyun.
— ¿Por qué? ¿Crees que los Tsukuyomi’s estarán de acuerdo?
Hubo una larga pausa, como si Siwon
estuviera decidiendo qué decir. O si no decir nada.
—Tal vez. He estado... negociando con
ellos. Esto va bien.
El shock congeló el cuerpo de Kyuhyun.
Ninguno de su especie había tenido tratos con los Tsukuyomi’s desde que los Amaterasu les
declararon la guerra. Eran una raza violenta, orgullosa y mortal de cambia
formas que hacía tiempo que habían dado la espalda a los humanos. Ellos se
protegían y se mantenían a sí mismos.
—¿Y si los Amaterasu averiguan que
estamos tratando con los Tsukuyomi’s? No
les gustará saber que nos hemos aliado con sus enemigos.
—Es por eso que nunca lo sabrán. Esta
guerra es ridícula, de todos modos. Me niego a tomar partido.
—Ya lo hicimos. Elegimos el bando de
los Amaterasu.
—Sólo porque su sangre era más pura.
No porque ellos tuvieran razón.
Algo en lo que dijo Siwon disparó una
alarma en la mente de Kyuhyun.
—Dijiste que las negociaciones iban
bien. ¿Qué posible oferta podrías hacer a los Tsukuyomi’s?
—Quieren participar en el proyecto E.L.F.
— ¿Les hablaste sobre eso? ¿Estás loco?
—No se lo dirán a los Amaterasu. Están
más interesados en mantener nuestros secretos. A ellos les hace tanta falta
reforzar su linaje como a nosotros. Sus poderes prácticamente han desaparecido.
—Pensé que eso era lo que querían.
Detener la lucha contra los Yokai y sentarse a vivir como los humanos.
—Entre ellos ha habido un cambio en el
gobierno. Kim Min Seok ha llegado al poder y ha exigido a su pueblo regresar a
las viejas costumbres o abandonar la manada.
—Él era sólo un niño cuando lo vi por
última vez.
—Las cosas han cambiado. Para mejor.
Kyuhyun no estaba tan seguro, pero no
tenía otra opción que confiar en el liderazgo de Siwon, hasta que pudiera
averiguar la verdad por sí mismo. Además, ya era demasiado tarde. Los Tsukuyomi’s ya sabían demasiado, y no eran
fáciles de matar.
—Ten cuidado —advirtió Kyuhyun—. Hay
demasiado en juego como para arriesgar tantos años de esfuerzo.
—Siempre tengo cuidado —Siwon parecía
cansado. Débil.
—Tendré sangre para compartir cuando
regrese —dijo Kyuhyun.
Prefería mantener toda la fuerza que Jaejoong
le había dado para sí mismo, pero no podía ser tan egoísta. La supervivencia de
su raza le exigía que no lo fuera. Las cosas cambiarían pronto para su pueblo.
El Proyecto E.L.F. se encargaría de eso.
—Gracias, hermano. Es penosamente
esencial.
Kyuhyun oyó los pesados pasos de Minho
venir por el corredor hacia el apartamento de Jaejoong.
—Tengo que irme.
Colgó el teléfono justo antes de que Minho
entrara llevando dos grandes bolsas de comida. Le lanzó a Kyuhyun una
sospechosa mirada, como si supiera sobre la conversación que acababa de tener.
Por otra parte, Minho siempre parecía desconfiado.
— ¿Qué has estado haciendo,
sanguijuela?
Kyuhyun odiaba el término despectivo,
pero se negó a dar evidencia de ello.
—Sólo descansando. Siempre me siento
débil cuando el sol está levantado.
—Sí, claro. Doy fe de ello.
— ¿Qué trajiste?
—Desayuno. Mucho. Espero que tengas
hambre.
—Siempre —dijo Kyuhyun.
Minho no estaba seguro de cuánto tiempo más
podía esperar a que la mujer apareciera. Se había quedado con Kyuhyun maldiciendo
siempre que caía adormecido, y Minho no quería que el chupasangre supiera cómo
de grave estaba. Nadie podía saberlo.
Se apoyó en la puerta del apartamento
de Jaejoong, donde había estado esperando durante los últimos veinte minutos.
La madera fresca le alivió el ardor en la piel, pero no hizo nada por el resto
de él. El dolor pulsaba en su interior, creciendo cada vez más con cada latido
del corazón. Las chispas de energía en el aire, lo encontraron y lo
bombardearon, haciéndole desear gritar. No podía recibir más poder. Tenía que
desviar alguno. Correcto. Ahora. Minho estaba bastante seguro de que hoy era el
día en el que iba a morir. Y si no lo era, estaba totalmente seguro de que no
quería saber cuánto peor podía herirse.
Si sólo hubiera sido capaz de
conseguir más combates en los últimos días, habría purgado parte del poder de
esa manera. O al menos, no añadirlos a la gigante piscina de energía que
amenazaba con destruirlo en un sangriento caos. Pero no había sido capaz de
luchar hasta la noche anterior. Habían gastado demasiados días conduciendo de
aquí para allá en busca de Jaejoong para que Yunho pudiera sentirse mejor.
Maldito pensamiento.
Por supuesto, si Jaejoong hubiera sido
la pareja de Minho, hubiera merecido la pena. Él daba por hecho que cuando su
alma comenzara a morir, no sentiría esperanza alguna. Gracioso lo equivocado
que había estado. No estaba seguro de si todavía podía ser salvado o no, pero
sabía qué era lo que quería: poner fin a su sufrimiento, de una manera u otra.
En el fondo de la mente de Minho,
seguía sufriendo por el hecho de que no sentía conexión alguna con Jaejoong.
Una vez más, su alma había comenzado a
morir hacía meses, y era cada vez más difícil sentir nada. Era uno de los de la
Banda de los Áridos, el grupo secreto de Amaterasu que ya no llevaba las hojas
en sus marcas de vida. Sus almas estaban muertas, pero se ayudaban unos a otros
a esconderlo de los otros Caballeros de la Luz, fingiendo ser normales. Si
algún otro Caballero de la Luz lo supiera, serían marginados. O peor aún,
enviados a los Tsukuyomi’s.
Minho se apretó la palma de la mano
contra el pecho, donde la presión era peor. La Banda era un tipo de grupo de
sólo‑con‑invitación, pero uno de los hermanos lo había reclutado a tiempo para
frenar la caída de su última hoja. Ahora colgaba medio caída en la piel,
moviéndose demasiado lentamente para que el ojo lo viera. Los otros hombres
decían que la desaceleración de la caída le ayudaría a aferrarse a sus
principios. O al menos lo suficiente como para pretender engañar al resto de Caballeros
de la Luz.
Minho no estaba convencido de que
estuviera funcionando. Todavía estaba empeorando día a día. Otra ola de presión
explotó dentro de él, casi rasgándole en trozos. Se deslizó hasta el suelo y se
arrastró a sí mismo en una apretada pelota, con la esperanza de mantener las
tripas sin vomitar el ombligo. Un grito de dolor crecía dentro de él, pero
había aprendido hacía mucho tiempo a no hacer ruido. Nadie fuera de la Banda de
los Áridos podía saber que estaba perdido, que ya no pertenecía a ellos.
Un suave golpe en la puerta hizo le
eco en los oídos como su salvación. Ella finalmente estaba aquí. Minho encontró
la fuerza para darse empuje a ponerse de pie y abrir la puerta. La mujer al
otro lado parecía ser cuarentona, pero probablemente era una década más joven.
Tenía pelo rubio rizado, y el maquillaje de anoche todavía rodeaba sus apagados
ojos marrones. No era bonita, pero llevaba puesta una corta falda y eso era
suficiente para él.
—Soy Hwang Bo —dijo con una falsa sonrisa.
Minho tiró de ella al interior del
apartamento y cerró la puerta.
—No importa —dijo él rechinando los
dientes.
Su voz era áspera, con dolor, pero no
importaba, tampoco.
No había verdadera privacidad en el
pequeño apartamento, por lo que llevó a Hwang Bo a la cocina, que era tan
adecuada como lo que él podía conseguir. Kyuhyun estaba aletargado en el sofá,
no muy lejos, pero normalmente los Susano dormían como los muertos durante
el día.
—Bueno, ¿no eres del tipo conversador?
—dijo Hwang Bo.
— ¿Cuánto? —exigió él.
—Depende de lo que quieras.
—Joderte. ¿Cuánto?
—Cien para una jodida auténtica. Las
perversiones te costarán un extra.
Minho sacó algunos billetes de la
cartera y se los lanzó a ella. No estaba seguro de cuánto había, pero era más
que suficiente, basándose en la manera en la que sus apagados ojos se
iluminaron.
—Cuidaré bien de ti, querido
—ronroneó.
Minho no podía esperar mucho más.
Debía tener algún tipo de liberación para toda la presión rechinando en su
interior. El sexo funcionaba mejor que cualquier cosa además de exterminar
demonios Yokai. La agarró de las caderas y le dio la vuelta, de espaldas a él.
Realmente no quería mirarla mientras la utilizaba, aunque no estaba seguro de
por qué le importaba.
Ella se agarró del mostrador para no
caerse, diciéndole que estaba siendo un poco rudo. Así la jodería. Era una
profesional. Podía soportarlo.
Minho empujó su corta falda y bajó sus
bragas con una mano mientras se liberaba la polla con la otra. Olía a drogas y
a desesperación, lo que le habría molestado en algún momento de su vida. Ya no.
Ahora, simplemente le importaba que no lo jodieran.
—Cálmate, muchachote. Debes protegerte
primero —Hwang Bo sujetó un condón por encima del hombro.
Minho aborreció la interrupción. El
dolor estaba golpeándole sólidamente para follarla duro y rápido, pero sabía
por experiencia que ponerse la cosa era la manera más rápida de conseguir lo
que quería. No quería que gritara y despertara a Kyuhyun o Yunho.
Se cubrió y usó una mano para forzar
sus hombros hasta el mostrador de la cocina. Ella lanzó un gruñido, pero no se
quejó. Minho metió la polla dentro de ella y se puso a trabajar. Ella empezó a
hacer ruiditos como si lo estuviera disfrutando.
—Cierra la maldita boca —le gruñó a
ella.
Hwang Bo lo hizo.
A Minho no le llevó mucho tiempo. Unos
cuarenta y cinco segundos. Eyaculó sin hacer un sonido, pero Hwang Bo era un
profesional y sabía cuando un hombre había terminado.
Ella se enderezó, pero Minho empujó su
espalda hacia abajo.
—No he terminado todavía.
—Odio discutir, pero sentí que…
—Dame otra goma o lo haré a pelo.
Hwang Bo enganchó otro condón de su
sujetador y se lo entregó. Minho se quitó el usado y lo arrojó a la basura
antes de colocarse uno limpio.
La prostituta intentó moverse, pero Minho
la mantenía las caderas clavadas. Todavía estaba duro, palpitante, como si no
hubiera tenido una mujer en un año. El orgasmo no había hecho mucho, pero al
menos no sentía como si el cuerpo fuera a destrozársele más.
Tal vez, las próximas tres o cuatro
veces le harían sentirse normal de nuevo. Al menos por un corto tiempo.
Su alma está llorando pero él no lo nota. Ya no siente nada. Sólo dolor.
Este fic es una adaptación, no es mío, yo sólo lo adapto. OJO NO ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO. ORIGINAL: ENCONTRANDO LO PERDIDO - SHANNON K. BUTCHER
PAREJA PRINCIPAL: YUNJAE
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