CAPÍTULO 21
Baekho interceptó a Donghae y Eunhyuk justo fuera de sus
habitaciones. Los hombres caminaron unos cuantos metros por el corredor para
que Donghae no pudiera oírlos. Su secretismo le molestaba, así que utilizó el
poder de Eunhyuk para espiar. Canalizó el poder a sus oídos, de la misma manera
que lo hacía con sus ojos para mejorar su vista. Cuando un pico de sonido
golpeó en sus tímpanos, casi se quedó sin aliento. Bajó el volumen hasta que el
latir de sus corazones y el aire moviéndose entrado y saliendo en sus pulmones
no ahogó su conversación.
Baekho entregó a Eunhyuk el aparato monitor/GPS de sangre que
había utilizado para rastrear a los Yokai antes y un pequeño frasco de plata.
—Sólo hay suficiente sangre aquí para un uso, así que deberás
encontrar el nido esta noche.
Eunhyuk apretó la mandíbula con determinación.
—Tendré un helicóptero listo en caso de que el nido esté
demasiado lejos para conducir.
—No creo que lo esté. Todos mis datos de puntos de reunión de
Yokai están en un radio de ciento sesenta kilómetros de aquí. Creo que se están
acercando, tal vez preparándose para un ataque masivo al recinto.
Eunhyuk soltó una maldición en voz baja, pero Donghae le oyó
claramente. También pudo oír el repentino pico de rabia de su sangre a través
del cuerpo, lo que fue realmente extraño.
— ¿Lo sabe ya Young Woon?
—Sí —dijo Baekho—. Ha estado llamando a todos los Amaterasu
disponibles sólo por si acaso.
— ¿Quieres quedarte aquí, también, o puedo convencerte para
que vengas con nosotros esta noche? A Donghae y a mí nos vendría bien tu ayuda.
—Pensé que Hyesung no quería que llevaran a tu señor fuera.
—No quiere, pero no tenemos muchas opciones. Tenemos que traer
la espada de Eli de vuelta.
—Entonces dejemos a alguien más ir. Vosotros dos quedaos aquí,
sanos y salvos.
Eunhyuk miró por encima del hombro a Donghae, que intentaba
parecer como si no estuviera escuchando. Al parecer, su truco funcionó.
—No puedo hacer eso —susurró Eunhyuk.
— ¿Por qué infiernos no? —Exigió Baekho.
—Porque Victoria me dijo que si Donghae no encontraba la
espada de Eli, moriría en pocos días. No puedo dejar que eso suceda.
¡Santa mierda! Donghae no quería oír eso. Una sensación de
malestar se deslizó alrededor de su vientre, pero era demasiado tarde para dar
marcha atrás ahora. Tenía que seguir escuchando.
Baekho pasó una mano por su pelo rubio oscuro, y su marcada
cara se oscureció con la ira.
—Bueno, mierda. Eso es justo lo que necesitamos. Más profecías
de la niña espeluznante para confundir las cosas.
—Dímelo a mí. Me está matando intentar lidiar con mi necesidad
de mantener a Donghae seguro y la necesidad de hacer mi trabajo, nuestro
trabajo. Las cosas eran mucho más simples cuando sólo tenía que preocuparme por
mí mismo.
—No busques simpatía aquí, amigo. Encontraste a tu señor. El
resto de nosotros todavía está sufriendo, así que ve a llorarle a alguien más.
—Lo siento. No debería quejarme —Eunhyuk se frotó una mano por
la nuca—. Creo que Donghae no es el único. Tiene que haber más como él por ahí.
Tal vez incluso ese camarero de Yoochun sea el siguiente.
—Ya he comenzado a buscar a Junsu y a otros. Debería ser capaz
de buscar mucho más fácilmente si tuviera una muestra de sangre de Donghae para
analizar.
Sintió un súbito aumento de indignación salir disparado de
Eunhyuk.
—Después de lo que Kyuhyun le hizo… no me pidas eso, por
favor.
Donghae estaba empezando a pensar que lo que quiera que
Kyuhyun le había hecho cuando había usado su sangre para salvar a Eunhyuk tenía
más significado del que sabía. Iba a tener que preguntarle a Eunhyuk sobre eso
tan pronto como tuvieran un momento a solas. Tan pronto como hubiera pasado
suficiente tiempo para que no se diera cuenta que le había estado escuchando.
—Podría preguntarle a Kyuhyun, si eso te hace sentir mejor
—dijo Baekho—. Estará feliz de tener una excusa para tomar más de su sangre.
— ¡Maldita sea! ¡No te atrevas! Si le veo cerca de él voy a
tener que matarlo —Eunhyuk hizo una mueca de dolor cuando dijo las palabras—.
Juro que encontraré la manera, y eso destruirá la poca paz que hay entre
nosotros. No podemos permitirnos una guerra en tres frentes. Dos es bastante
malo.
Baekho extendió sus amplias manos con cicatrices en un gesto
conciliador.
—Calma, hombre. No tenía intención de pulsar tu botón de
psicópata. Jeez. Sólo es un poco de sangre.
—No, es sangre de Donghae. Hay una gran diferencia —dijo
Eunhyuk.
—Bien. Considera el tema abandonado. ¿Cuándo os iréis?
—En unas pocas horas. Si quieres venir a cazar con nosotros,
reúnete en mis habitaciones después del almuerzo, digamos a las dos en punto.
—Veré qué puedo hacer. Young Woon me tiene bastante ocupado
rastreando esos nidos, pero sería bueno salir y golpear unos cuantos tipos
malos durante un rato. No quiero oxidarme.
—Oxidado —resopló Eunhyuk—. Si estuvieras oxidado, te dejaría
tras un escritorio, no te pediría que vinieras a ayudarme a proteger a mi
señor.
—No me hagas sonrojar, imbécil.
Eunhyuk sonrió cuando los hombres se separaron y Donghae
encontró el paisaje impreso en la pared súbitamente intrigante. La mano de
Eunhyuk se deslizó a lo largo de su espalda.
—Vamos a descansar un poco. Va a ser una noche larga.
—Preferiría practicar —le dijo.
—Tus ojos todavía están rojos y no quiero que te canses. Esta
noche es la forma real.
El temor le apretó el estómago. No estaba listo.
Eunhyuk le tomó en sus brazos.
—Va a estar bien. Tú y yo vamos a patear algunos culos Yokai
esta noche y encontrar la espada de Eli.
Donghae deslizó un dedo bajo la luceria.
— ¿Y esto se desprenderá?
Eunhyuk se puso rígido contra él y apretó su abrazo.
—Sí.
— ¿Qué pasará después? —Le preguntó.
—Eso depende de ti.
Donghae se sentía perdido y asustado. No tenía ni idea de qué
hacer, ni idea de qué le pasaría a Eunhyuk después de esta noche.
— ¿Qué pasa si no vivo a pesar de esto?
—Lo harás —dijo él, su tono duro como la piedra, determinado.
—Pero, ¿qué pasa si no? Los dos sabemos que es una
posibilidad.
—No voy a dejarte morir —gruñó Eunhyuk.
—Por favor. Sólo dime qué pasará si lo hago. Necesito saber
que estarás a salvo.
Eunhyuk inspiró un profundo aliento que hizo que su pecho se
expandiera contra el suyo. Le encantaba la sensación de su cuerpo contra el
suyo, tan fuerte, duro y caliente.
—Mientras que los colores de la luceria se muevan, regresaré
donde estaba antes de conocerte, al dolor. Sólo quedarían unas pocas hojas.
Donghae levantó la mano de él y miró el anillo. Tenía que
mirar mucho para ver cualquier movimiento de todos los colores, el anillo era
casi completamente rojo sólido, con un único toque de naranja girando
alrededor.
—Casi no tenemos tiempo.
—Sí —no sonaba disgustado por ese concepto.
— ¿Qué pasa si muero después de que los colores se detengan?
—No necesitas preocuparte por eso —le dijo con una voz suave.
—Me voy a preocupar más si no lo sé.
Eunhyuk suspiró.
—Cuando la luceria haya elegido tu color final, entonces la
conexión entre nosotros será permanente.
— ¿Qué significa eso? ¿Exactamente?
De nuevo, su voz era baja y suave.
—Eso significa que si mueres, es casi seguro que yo también lo
haré.
— ¡Eso es estúpido! —Se enfureció Donghae, apartándose de él y
tirando del collar, que de repente sentía como un nudo corredizo—. Haz que se
detenga.
Eunhyuk unió sus manos a las suyas y le impidió quitarse el
objeto.
—No puedo. Tampoco puedes tú. Esa es la forma en que funciona.
—Entonces tienes que quitármelo —sintió como comenzaba a tener
pánico e intentó aferrarse a su control.
—La única manera de hacerlo es encontrar la espada de Eli —sus
ojos marrones brillaron con fragmentos de oro por la determinación—. Pero tengo
que ser claro, Donghae. No quiero que te lo quites. Nunca.
— ¡Pero voy a morir, tonto! Viste la visión. Incluso Victoria
dijo que iba a pasar.
A menos que Donghae eligiera otra muerte primero.
¡Maldita sea! Ahora tenía que actuar rápido. Su visión iba a
pasar en cuestión de días, de acuerdo a Victoria. Eunhyuk estaba casi sin tiempo
y no podía llevárselo consigo. No sería la causa de su muerte también.
Eunhyuk le tomó el rostro y deslizó el pulgar por su mejilla.
Donghae cerró los ojos contra la necesidad de apoyarse en él para recibir
soporte.
—No te preocupes sobre lo que dijo Victoria. Cree en que las
cosas funcionarán. Confía en mí para protegerte.
Pero, ¿quién le protegería a él?
Victoria tenía razón. La ventana de oportunidades de Donghae
era estrecha. Tenía que actuar ahora, y luchar con Eunhyuk no iba a hacer más
fácil su escapada. Necesitaba calmarle haciéndole creer que iría con él. Era
tonto al pensar que estaría dispuesto a tomar tal descuidada decisión con la
vida de él.
—Confío en ti —dijo.
Y lo hacía. Confiaba en él para hacer exactamente lo que Yong
Ha había hecho y dar su vida para salvar la suya. No podía dejar que eso
pasara.
Era la hora de Donghae, pero no tenía que ser la de Eunhyuk.
Iría tras la espada de Eli y le liberaría, pero tenía que ser esa noche y no
podía dejar que Eunhyuk viniera consigo. Victoria dijo que si iban al combate
sin fuego él moriría. Tenía que encontrar un modo de mantenerle aquí. Tenía que
encontrar una manera de darle un futuro.
Eunhyuk había dicho que creía que había otras parejas como él
por ahí y tenía que creerlo, también. Quería darle una oportunidad de encontrar
a alguien que no se asustara del fuego, que no estuviera destinado a morir tan
joven. Todavía podía ser feliz y eso era lo que quería para él más que nada.
Había pasado su vida sacrificándose para que otros pudieran ser felices y era
el momento de que consiguiera algo a cambio.
Donghae respiró hondo y se obligó a calmarse. Puso una fuerte
mordaza en su conexión así él no podría ver sus planes. Su camino estaba claro.
Sabía exactamente qué tenía que hacer.
Donghae se puso de puntillas y le besó. La boca de él se abrió
bajo la suya y deslizó la lengua en su interior para saborearlo. Sólo un sorbo
más.
Eunhyuk gruñó, tomándole las caderas con las manos, y empujándolo
contra él. Podía sentir su necesidad calentando el aire a su alrededor. En el
espacio de unos pocos segundos, el beso había pasado de ser un medio de
distracción para comenzar a ser algo hambriento y exigente. Le encantaba la
forma en la que él rodaba fuera de control sólo con un beso suyo. Le hacía
sentir poderoso y deseado. La potente combinación le fue directa a la cabeza y
apartó toda la oscuridad.
Le agarró la base del cuello y le inclinó la cabeza atrás,
manteniéndolo en su lugar mientras su boca saqueaba la suya. Su húmeda lengua
imitaba el empuje de su erección dentro de Donghae, haciendo a su cuerpo
volverse líquido y caliente. Ese hombre le robaba toda la cordura y hacía que
le encantara. Le escaldaba la piel con sus toques y le fundía los huesos con
sus besos hasta que no quedaba nada excepto hambre y calor. Estaba ardiendo vivo
con la necesidad de él y no le importaba. Esto era lo que quería, lo que
anhelaba. Él hacía al mundo desaparecer hasta que no quedaba nada excepto ellos
dos y el placer que arrancaba de su cuerpo.
—Necesito estar dentro —dijo Eunhyuk contra su boca.
Sí. Dentro. Caliente, fuerte y grueso, justo donde necesitaba
que estuviera. Las manos de Donghae fueron al botón de sus vaqueros,
desesperado por sacarlos.
—No en el pasillo, amor —gruñó Eunhyuk con la voz áspera por
la lujuria.
Su cuerpo se apoyó contra el suyo y un momento después, la
puerta de su habitación se abrió ampliamente. Eunhyuk le metió dentro, medio
cargándolo. Lanzó las llaves y las cosas que Baekho le había dado sobre la mesa
y le miró con pasión desnuda brillándole en los ojos.
Donghae sabía que la misma mirada estaba en sus ojos también.
Le necesitaba. Le necesitaba con una ferocidad que la asustaba.
—Te quiero desnudo —le dijo con una voz que no sonaba nada
como la suya. Era densa y ronca y las palabras salieron en cortas y agudas
órdenes.
Los ojos de Eunhyuk se estrecharon durante un momento como si
fuera a preguntarle algo, pero ya se había despojado de su camiseta por la
cabeza, y lo que quiera que hubiera estado listo para preguntarle se evaporó en
el calor de su mirada contra su torso desnudo.
—Tan bonito.
Llegó hasta él, pero Donghae dio un paso atrás.
—Desnudo —ordenó—. Ahora.
La mandíbula de Eunhyuk se apretó y sus mejillas se
oscurecieron, pero obedeció. El cinturón de la espada salió en primer lugar,
invisible hasta que golpeó el suelo. Después se giró, tomó su camiseta en un
puñado, y se la quitó por encima de la cabeza.
Donghae se quitó los zapatos de una patada y se deslizó fuera
de los vaqueros y la ropa interior mientras miraba a Eunhyuk hacer lo mismo.
Sus ojos nunca le dejaron, tomando cada nueva franja de piel desnuda como si
fuera una revelación. Cuando estuvieron ambos desnudos, llegó hasta él con las
manos temblorosas.
Donghae dio un paso fuera de su alcance, sabiendo que tan pronto
como le tocara, estaría perdido, incapaz de pensar con claridad. Quería
mirarle, disfrutar de la masculina belleza de su cuerpo y apreciar el modo en
que la luz jugaba a través de los músculos de su pecho y sus brazos. El modo en
que las hojas de su marca de vida se balanceaban con una brisa exterior. La
manera en que su erección se contraía de anticipación por llenarlo. Era
hermoso, fuerte y suyo.
Las manos de Eunhyuk eran puños a los lados mientras esperaba
que le mirara por completo. El conjunto de su mandíbula y su respiración
acelerada le decía lo impaciente que estaba y que no podía hacerle esperar más.
Tampoco él no podía esperar más.
Donghae se apretó contra su pecho, haciéndole sentir sus duros
pezones deslizándose por sus costillas. Le pasó los dedos por su pelo oscuro y
presionó besos húmedos a lo largo de las ramas de su tatuaje. Eunhyuk tomó
aliento y las hojas se estremecieron bajo sus labios. Podía sentirlas moverse,
oler el fresco aroma de bosque en su piel.
Eunhyuk dejó escapar un tembloroso suspiro y sus manos se
deslizaron por su espalda. Una le agarró el trasero y la otra le acarició la
cabeza.
—Dame tu boca —dijo.
Donghae sintió el áspero retumbar de su voz vibrar contra sus
labios y le hizo sonreír. Podía sentirle conteniéndose, intentando mantener el
control, y no quería eso. Quería que se dejara ir y le diera todo de sí. No
quería que se contuviera nada. Sin restricciones.
Una sonrisa curvó su boca mientras besaba un camino por su
pecho, bajando por el intrincado tronco del árbol, más abajo, donde las raíces
se desplegaban por su abdomen. Se arrodilló ante él y sus manos se deslizaron
sobre la suave piel de su erección en una lenta caricia.
Eunhyuk tomó aliento y sus dedos se cerraron alrededor de la
base de su cabello. Miró hacia abajo y los fragmentos de oro de sus ojos
brillaban templados por la lujuria. Su cuerpo temblaba mientras luchaba por
mantener el control y una fina capa de sudor hizo brillar su piel.
Donghae le sostuvo la mirada mientras le tomaba en la boca.
Eunhyuk dejó escapar un irregular sonido, con los ojos en blanco y sus manos
apretaron su pelo.
La emoción de poder le recorrió mientras le miraba y sentía lo
que podía hacerle a Eunhyuk, tan fuerte. Le amaba con los dedos y la boca y eso
lo puso de rodillas.
Eunhyuk estaba jadeando y sus manos se movían con
incertidumbre contra su pelo como si no pudiera decidir si tirar de él más
cerca o apartarlo. Le sintió reunir su voluntad, sintió un pulso caliente de
determinación fluir a través de su vínculo, y un momento después, se apartó y
se tendió en la suave alfombra del suelo de la sala.
Su cuerpo caliente cayó encima de él sujetando sus piernas
abiertas. Su piel chisporroteó cuando su mano se deslizó por sus costillas para
sostenerle, y con algo cercano a un gruñido, pellizcó la piel justo por encima
de la luceria. Chispas de placer se dispararon por sus miembros y se reunieron
entre sus piernas, dejándolo dolorido y vacío. Deseaba que le llenara y alejara
ese vacío, una y otra vez, hasta que no pudiera olvidar la sensación de tenerlo
dentro de él.
—Todavía no —murmuró él contra su sensible piel.
Su mano se deslizó por su vientre, dejando un rastro de
escalofríos de calor a su paso. Se arqueó contra él y agarró sus caderas en un
esfuerzo de acercarle, pero no pudo manejar su peso. Las manos de él le
encontraron húmedo y listo y lo masturbo lentamente con ellas.
Donghae dejó escapar un suspiro de placer. Sus dedos eran gruesos
y hábiles y le llevaron al borde del clímax en segundos, Eunhyuk sabía
exactamente cómo le gustaba ser tocado. Vaciló allí, al borde, y en algún lugar
de los rincones empañados de placer de su cerebro, encontró la fuerza para
contenerse.
—Ahora —le rogó.
Sintió el poderoso cuerpo de Eunhyuk estremeciéndose y después
introducirse en él, llenándolo de la forma que deseaba, la forma en la que le
necesitaba. Donghae se aferró a él, acercándole más con las piernas a su
cuerpo, y dejándole marcar el ritmo. Sabía lo que necesitaba más que si mismo y
se lo dio, sin reservarse nada.
Lo amaba. Podía sentir su amor brillando a través de su
vínculo. No intentó ocultarlo, no intentó negarlo. Le dejó verlo, obligándolo a
sentirlo para que supiera que era real.
Donghae se deleitó en su amor, bañándose en él hasta que pensó
que podía volar por su fuerza. Su piel se estremeció y su estómago se tensó
cuando se desvaneció lo último de su control. Se dejó ir, se dejó romper en
pequeños pedazos en los brazos de Eunhyuk, confiando en él para que los
mantuviera juntos. Él nunca permitiría que nada malo le sucediera.
El cuerpo de él se tensó y le sintió caer de cabeza después de
su orgasmo. Su cuerpo todavía estaba estremeciéndose con los temblores de su
éxtasis y él llegó a su clímax en su interior, rugiendo de placer.
El peso de Eunhyuk se abatió sobre él mientras se desplomaba
encima, pero se deleitó con la sensación de su cuerpo sobre sí. Le acarició la
espalda mientras su respiración se ralentizaba hasta la normalidad y su pulso
se estabilizaba. Las manos le temblaban, pero dudaba que se diera cuenta de su
debilidad.
Donghae sonrió al techo, sintiéndose más feliz que nunca antes
en su vida. Lo amaba. Era el hombre más afortunado en el mundo y no pudo
evitarse verter algo de esa alegría a través de su vínculo.
Eunhyuk se puso rígido y se dio cuenta de su error demasiado
tarde. Se había abierto a él y no tenía manera de saber cuánto de su plan había
visto.
Entró en pánico. Tenía que protegerle y sólo podía pensar en
una manera de hacerlo. Reunió cada gramo que pudo de su poder y quiso que se
durmiera. Si estaba dormido, podría irse y encontrar la espada de Eli y él
estaría aquí sano y salvo.
La cabeza de Eunhyuk se disparó y sus ojos brillaron de furia.
—No… —fue todo lo que pudo decir antes de que sus ojos
revolotearan cerrándose y se desplomara encima de él.
El aire fue expulsado de sus pulmones y tuvo que luchar para
empujarle a un lado. Todavía estaba duro y húmedo dentro de él y Donghae sintió
que era la peor clase de puto cuando se separó de él. Todavía habían estado
unidos cuando le traicionó. Sólo esperaba que la traición le hiciera más fácil
seguir con su vida después de que se hubiera ido.
Donghae hizo un trabajo rápido lavándose y vistiéndose. En dos
minutos, salió por la puerta con el vial de sangre, el localizador de Yokai, y
las llaves de la camioneta en la mano.
Este fic es una adaptación, no es mío, yo sólo lo adapto. OJO NO
ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO.
ORIGINAL: ARIDIENDO VIVA
- SHANNON K. BUTCHER
PAREJA PRINCIPAL: EUNHAE
WTF? DongHae que hiciste?!!
ResponderEliminarespero pronto el siguiente cap, gracias por subir.