CAPÍTULO 24
Jaejoong no vio a Yunho,
pero encontró la lucha con demasiada facilidad. Era atroz, un campo abierto en
la parte trasera del recinto cercana al comedor. Unos aullidos sobrenaturales
se elevaban de la refriega, coincidiendo con los asquerosos golpes sordos de
acero golpeando hueso. Las espadas brillaban en la luz del alba mientras cerca
de dos docenas de hombres repelían el ataque.
El campo
estaba lleno de cuerpos de Yokai, pero más de esos monstruos se deslizaban
desde los árboles por el oeste. A algunos los había visto antes, a otros no.
Cada uno de ellos daba el suficiente miedo como para hacerle desear una cama
donde esconderse debajo. Eso y su escopeta.
Había estado
en combate antes, pero nunca como éste. Había demasiados de ellos. Docenas. Tal
vez cientos. No podía decirlo con todos esos cuerpos destrozados. No había luz
exterior todavía, y aunque las luces de seguridad ayudaban, todavía había
demasiadas sombras. Demasiados lugares para que más de esas cosas se
escondieran.
El temor se le
deslizó bajo la piel, por lo que estaba frío y húmedo. Se quedó en el interior,
mirándolo todo a través del cristal, intentando absorber lo suficiente para
moverse.
Tenía que
hacer algo. La gente iba a morir.
En el otro
extremo del campo había un hombre que siquiera le llegaría a Jaejoong al
hombro. Estaba vestido con una tunica de seda gris y el largo pelo oscuro envuelto
en un moño alto. Tenía una estructura ósea tan delicada que hizo a Jaejoong
sentirse como un elefante, pero no había nada débil en él. Cuatro monstruos
similares a lobos, con una antinatural altura y musculatura, corrían en su dirección.
Él se quedó en pie con calma, levantando la mano mientras ellos cargaban.
El primer
demonio que se la aproximó salió volando hacia atrás y chocó contra un segundo
que había detrás. Ambos rodaron hacia la espesura de los árboles tan fácilmente
como si hubieran sido plantas rodantes. El siguiente en acercarse chocó contra
algún muro invisible y rebotó con un audible ruido. El tercero usó la
distracción para precipitarse detrás del hombre y levantar las garras para
golpear.
Jaejoong trató
de llamarle para advertirle, pero el aliento se le quedó en el pecho, así que
hizo lo único que podía hacer. Corrió por la puerta y cruzó el patio de
entrenamiento, esquivando hombres y monstruos en un desesperado intento por
llegar al hombre antes de que fuera asesinado.
Sólo había
hecho unos pocos metros cuando el hombre saltó tres metros en el aire y
aterrizó sobre una gruesa rama de un árbol cercano.
El monstruo
que había intentado matarlo rasgó el aire donde había estado hacía un segundo,
su propio impulso le envió hacia arriba de forma que aterrizó en el suelo. Un
hombre que no había visto un momento antes, salió de detrás de un montón de
monstruos muertos y cortó a la cosa desde el cráneo hasta la pelvis.
Jaejoong
patinó hasta detenerse y se dio cuenta que estaba de pie en medio de un campo
de batalla. Algo le agarró del brazo y lo apartó justo cuando otro de esos
lobos aterrizó donde había estado parado una fracción de segundo antes.
— ¿Qué
infiernos estás haciendo? —gruñó Yunho. No lo miró, pero lo empujó detrás de él
y retrocedió hasta el grueso tronco de un árbol cercano, la única cobertura
disponible.
—Vine a
ayudar.
—Entonces
ayuda, pero no te dejes matar.
—Buen plan.
¿Qué debo hacer?
Algo con más
piernas de las que podía contar descendió del árbol. Yunho lo vio y le cortó la
cabeza. Aquello no dejó de moverse.
Lo apuñaló con
su espada y arrojó el largo cuerpo lejos de ellos.
—Acaba con
algo.
De acuerdo.
Podía hacer eso. Encontró el poder esperándolo, sólo que esta vez estaba
hirviendo de anticipación, como si necesitara ser usado. Saltó ante su llamada
y le llenó con una especie de brillante presión. El cuerpo le vibraba con
fuerza cuando eligió su primer objetivo.
Uno de los
monstruos estaba a unos pocos metros, acercándose al costado de Aron. Jaejoong
contrajo una ráfaga de poder en una apretada bola y la expulsó del cuerpo hacia
la cosa. La bomba sacudió la tierra y una onda de aire se movió sobre ellos.
Cuando pudo ver de nuevo, todo lo que quedaba del monstruo era una nube de
trocitos vaporizados cayendo lentamente en la tierra.
Yunho le lanzó
una rápida mirada por encima del hombro.
—Quería decir
fuego, pero eso también funciona. Buen trabajo.
Su alabanza lo
hizo sonreír, y decidió que realmente podía meterse en toda esta cosa del
combate mágico. Hacía que su escopeta pareciera una pistola de agua.
No tenía
tiempo para disfrutar de la victoria. Había monstruos para matar.
Yunho mantuvo a los
Yokai alejados de Jaejoong, dándole espacio para trabajar. El hombre tenía un
don para la destrucción. Se reía mientras manejaba su poder, convirtiendo
demonio tras demonio en pilas de fango.
Eric se abrió
paso cruzando el campo hasta el lateral de Yunho. El caballero Gris, Hyesung,
no se veía tan bien. De hecho, si no fuera por el grueso brazo de Eric en su
cintura, Yunho no creía que fuera capaz de mantenerse en pie.
Él dejó a Hyesung
en el suelo detrás de Yunho y Jaejoong, y tomó una posición defensiva detrás de
su pareja.
—Hyesung no
puede hacer nada mas —dijo, acuchillando un demonio mientras éste cargaba.
—Más para mí
—gritó Jaejoong. Otro grupo de Orochi explotó en una nube de sangre negra y
trozos de piel.
—Acabo de ver
a Kyuhyun abandonando el campo —dijo Yunho—. El sol se alzará en cualquier
segundo.
Como si sus
palabras hubieran convocado el amanecer, los primeros rayos directos de luz
asomaron sobre el muro. Unos diez metros frente a ellos, un Yokai comenzó a
humear. Un breve instante más tarde, estalló en llamas y corrió hacia los
árboles.
— ¡El lago! —Gritó
Eric, lo suficientemente alto para ser oído sobre los sonidos del combate—.
¡Conducidlos al lago!
Jaejoong miró
a Yunho. Le costaba respirar, sudaba y temblaba, y tenía los ojos de un furioso
rojo sangre.
— ¿Por dónde?
Yunho señaló
al este.
—Al otro lado
de esos árboles.
Hyesung agarró
el tobillo de Jaejoong antes de que pudiera correr.
—El humo
—jadeó—. Puede hacer daño a los niños humanos.
Jaejoong
asintió.
—Me ocuparé de
él.
Yunho sintió
el tirón del poder, pero Jae se estaba debilitando. Había usado demasiado ya y
todavía era nuevo en esto.
Instintivamente,
ahuecó la mano izquierda en la parte trasera de su cuello, uniendo las dos
partes de la luceria. La energía pasó a lo largo del brazo y se deslizó dentro
de Jae.
Una brisa se
agitó alrededor de ellos, después comenzó a girar más rápido. El humo de varios
Yokai ardiendo subió en espiral alejándose del recinto.
— ¿Puedes
seguir así si caminamos? —preguntó él.
Al parecer Jae
no le escuchó. El rostro era una máscara de concentración y tenía el labio
inferior entre los dientes.
—Llévalo —dijo
Eric, doblándose hacia la tierra para hacer lo mismo con Hyesung—. Tenemos que
seguir a los hombres y ayudarlos.
Yunho tuvo que
romper el contacto con el collar, pero no había nada que hacer. Lo cogió y
levantó, se dio cuenta que llevar a un hombre mientras se blandía una hoja
desnuda era un talento aprendido. Eric lo hacía sin esfuerzo, aparentaba haber
nacido para hacerlo, pero Yunho estaba incómodo. Su espada se balanceaba
alrededor y estaba convencido que cortaría a uno de ellos.
El aire siguió
girando en espiral alrededor de ellos mientras corrían, llevándose consigo el
hedor de los demonios ardiendo. Para cuando llegaron al lago, sólo quedaba un
puñado de Yokai, y todos estaban ardiendo, retorciéndose en el agua en un
inútil esfuerzo para apagar las llamas de luz solar.
Cuando el
último demonio se hundió bajo el agua, Yunho susurró:
—De acuerdo.
Puedes parar ahora.
Jaejoong dejó
escapar un largo aliento y dejó caer la cabeza contra su hombro.
—El aire es
pesado —jadeó.
Yunho sonrió y
le besó en la sien.
—Lo hiciste
genial.
—Llevad a los
heridos al interior —gritó Eric.
YoungWoon
estaba a unos metros de distancia, pero su profunda voz resonó, fácil de
escuchar.
—Los Susano’s
están estableciendo camas en el comedor. Todo hombre que no esté herido, que
venga conmigo. Vamos a ver que lograron los Yokai.
Afortunadamente,
sólo había un puñado de hombres heridos, y las heridas parecían superficiales. Aron
tenía un desagradable corte cruzándole la ceja, pero se enjugó la sangre y se
alineó junto a YoungWoon.
Yunho le dijo
a Jaejoong:
—Te voy a
llevar dentro para que puedas descansar durante unos minutos.
— ¿Estás
seguro que no me necesitas?
—Si lo hago,
lo sabrás.
El teléfono de
Eric sonó. Bajó a Hyesung y se lo sacó de los arrugados vaqueros. Después de un
momento, la hosca cara se torció con un gruñido.
— ¿Hay alguna
señal de donde la llevaron?
—No —dijo Hyesung,
con los ojos abiertos ampliamente por la conmoción.
Eric le puso
una mano en la cabeza, ofreciéndole consuelo.
— ¿Va a vivir?
—preguntó con la voz turbia, apenas controlada—. Haz lo que puedas. Estamos en
camino.
Hyesung se
puso de pie e intentó correr hacia el edificio. Sólo dio unos pocos pasos antes
de que las piernas debilitadas le fallaran y cayera.
Eric corrió a
su lado y le ayudó a levantarse. Luchó contra él como si intentara escapar,
pero Eric lo abrazó con fuerza.
—Es demasiado
tarde —le dijo—. Estás demasiado débil como para hacer algo ahora mismo.
Hyesung dejó
de luchar y se aferró a su marido. Los hombros se le agitaban con silenciosos
sollozos. Yunho nunca lo había visto llorar así antes, y algo en su interior se
rompió ante la vista. Siempre era tan fuerte y estoico, no importaba lo que le
lanzaran.
Eric lo
acunaba en los brazos, pero su rostro era todo menos consolador. Parecía listo
para matar.
— ¿Qué ha
pasado? —preguntó Yunho.
Los ojos de Eric
se cerraron por el remordimiento, y la boca se torció en un gesto de odio a sí
mismo.
—La lucha sólo
era una distracción. Consiguieron lo que querían.
— ¿Qué?
—Victoria.
A Yunho le
llevó un momento que las palabras le penetraran.
— ¿Victoria se
ha ido?
—Sí —masculló Eric—.
Y no hay señal de donde se la han llevado —Creyó ver un brillo de lágrimas en
los ojos del hombre mayor—. Kyuhyun rastreó la sangre de JunJin y lo encontró
medio muerto. Dijo que no había rastro de olor que seguir.
Incluso si
hubiera habido uno, probablemente habría ardido al amanecer.
— ¿No ha
quedado nada? ¿Le sacó JunJin sangre a alguno?
—No. Ninguno.
—Tenemos que
encontrarla —dijo Hyesung. Su voz fue alta y desesperada contra el hombro de Eric.
Le miró y Yunho pudo ver las lágrimas rodando por las suaves mejillas—. No
podemos dejarles tener a Victoria, también.
El vago
recuerdo de un rumor que Yunho había oído una vez le hizo cosquillas en la
mente, pero no pudo recordar qué era.
—La
encontraremos, amor —era un voto, y Yunho sintió la energía saliendo de Eric en
oleadas.
— ¿Cómo? —Exigió
Hyesung—. ¿De la misma manera que encontramos a Amber?
¿Amber? Había
escuchado ese nombre cuando era un niño, pero no podía recordar quién era.
El cuerpo de Eric
se tensó como si hubiera recibido un puñetazo.
—Eso no
volverá a suceder.
Al parecer YoungWoon
había visto la conmoción y se acercó a ellos.
— ¿Qué está
pasando?
—Se llevaron a
Victoria durante la lucha —dijo Yunho para salvar a Eric de tener que decir las
palabras de nuevo.
—Pondré a los
hombres en ello en este mismo momento. La encontraremos antes de la puesta de
sol.
—No hay un
rastro —dijo Eric.
— ¿Quién lo
dice? —exigió YoungWoon.
—Kyuhyun.
A Young Woon se le transformó la cara, drenada de toda
esperanza. Los hombros se hundieron un poco más, y Yunho volvió a preguntarse
cuánto tiempo más lograría mantenerse como líder de su pueblo.
Jaejoong había
estado mirando silenciosamente el intercambio, manteniéndose enfocado en Hyesung
y Eric. Empujó a Yunho, indicando que quería sostenerse por sí mismo. A regañadientes,
lo bajó, pero mantuvo el cuerpo apretado.
—Puedo
encontrar a tu hija —le dijo.
— ¿Hija? Victoria
no es su hija —dijo Yunho.
Nadie le
prestó atención. Todos los ojos estaban sobre Jaejoong. Especialmente los de Hyesung.
— ¿Cómo?
Jaejoong se
encogió de hombros.
—Encontrar a
los perdidos es lo que hago.
Hyesung se
apartó de Eric y tomó la mano de Jaejoong en un agarre delicado. Las lágrimas
rodaban por su rostro.
—No puedo
perderla también —susurró—. Por favor encuentra a mi bebé. Tráemela de vuelta.
Jaejoong cerró
los ojos como si intentara bloquear la mirada de angustia de la cara de Hyesung.
Yunho podía sentirlo luchando contra sí mismo, el corazón y la mente en guerra
el uno con el otro. Finalmente, exhaló un profundo aliento resignado.
—Lo prometo.
Jaejoong se desplomó
contra el suelo, impotente bajo el peso de la promesa a una padre afligido.
—No deberías
haber hecho eso —dijo Yunho. Se arrodilló a su lado, pasándole las manos por la
cara y brazos como si estuviera asustado de que se hubiese hecho daño.
— ¿Qué otra
cosa podía hacer? Siempre he sido un tonto ante un padre afligido. Uno pensaría
que a estas alturas habría aprendido la lección. —Se recompuso y reunió las
pocas fuerzas que le quedaban—. De todas maneras, si Victoria puede ayudar a Kibum,
entonces también la necesito de vuelta.
—Gracias —dijo
Eric—. Por todo lo que seas capaz de hacer.
—Necesito ir a
ver de dónde se la llevaron. Cuanto más tiempo espere para hacer esto, más
difícil será.
— ¿El qué?
Ondeó una mano
hacia él. Todavía no estaba cómoda hablando sobre su talento.
— ¿Puedes
mostrarme donde está su habitación?
—Necesitas
descansar primero.
—No hay
tiempo. Sin embargo, no le diría que no a una gran taza de café.
Eric dijo:
—No hay otra
manera. Yunho, tú puedes extraer fuerza de la tierra y alimentarlo. No es
seguro hacerlo demasiado, pero esto la mantendrá durante un tiempo más.
—Hazlo —dijo Jaejoong.
Yunho lo miró
como si fuera a discutir, pero luego asintió con la cabeza.
Este fic es una adaptación, no es mío,
yo sólo lo adapto. OJO NO ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO. ORIGINAL: ENCONTRANDO LO
PERDIDO - SHANNON K. BUTCHER. PAREJA
PRINCIPAL: YUNJAE
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