domingo, 11 de agosto de 2013

CAPÍTULO 12

CAPÍTULO 12
Yoochun quiso gritar. No, el gritar no habría hecho nada para calmar su rabia. Quería hacer pedazos el auto con las manos desnudas y lanzar cada pedazo al lago. Eso quizás lo alejara del borde.


Junsu se había ido. No que se marchase y lo hubiese encontrado después. Se había esfumado. Realmente esfumado. No había rastro.
Lo había marcado con una marca de sangre un tipo de dispositivo de rastreo biológico que debería haber sido capaz de localizarlo a medio camino al otro lado del planeta, y sabía que no se había ido tan lejos. Incluso si había saltado a un avión, debería haber sido capaz de sentir al menos la dirección que había tomado.
Había tirado por Akita a lo largo del borde de una desértica carretera de Shikoku tan pronto como se dio cuenta que no podía sentir el sutil tirón. Podría mantener la dirección hacia el sur, pero eso no le serviría de mucho. Una vez que alcanzara el océano, tendría que detenerse.
El viento de la noche barrió a través de la ventanilla abierta, trayendo consigo el sonido de los grillos. No se había preocupado en lavarse la sangre del brazo, aunque había tirado la camiseta por la ventana hacía unas pocas horas en otra igualmente desértica carretera. No había quedado mucha sangre que pudiera atraer a ningún obake, e incluso si lo hacía, estaba deseoso por una lucha. Infiernos, quizás le ayudase a quemar algo de la ansiosa tensión que había estado creciendo en él a cada segundo.
¿Cómo se había liberado tan fácilmente? No parecía posible.


Yoochun llamó a Baekho, esperando hacer algún progreso en otro camino.
—Qué hay, Yoochun —respondió Baekho, sonando lo bastante amigable para joder aún más a Yoochun.
—Necesito que pongas todos tus pequeños artilugios rastreadores sobre un camarero llamado Junsu.
—Yo estoy bien. ¿Y tú?
—Corta esa mierda tío. Esto es serio.
—Tus gruñidos son mis órdenes. ¿Junsu quien?
— ¿Cómo debería saberlo? Todo lo que conseguí fue el nombre en su placa de identificación.
— ¿Has pensado que quizás haya tomado prestada la placa de otra camarero?
Yoochun no iba admitir ser tan estúpido. Ni en broma.
—Solo ayúdame, por favor.
Ouch, ese casi ruego había dolido.
—Wow. Debes estar desesperado para usar la palabra con “p”.
—Jódete —farfulló Yoochun en voz baja.
—Sí. Ese el Yoochun que yo conozco y quiero. Siempre encantador. De acuerdo, ¿qué más puedes darme?
— ¿Qué más? Ya te di su nombre.
—Soy bueno, pero incluso yo voy a necesitar un poco más que eso.
—Élconducía un viejo Honda Civic.
— ¿Matrícula?
—Estaba un poco demasiado ocupado persiguiéndolo a pie para notarlo.
—Habría pagado dinero por ver esa carrera.
—No me hagas volver y herirte, tío.
—Sí, sí. Tú eres enorme, resistente y malo y estoy temblando en mis botas. ¿De qué color?
—Es rubio. Con esos ojos mezcla marrón chocolate y…
—El coche, gilipollas. ¿De qué color era el coche?
—Oh. Uh. Naranja oscuro. Principalmente gris. Quizás un poco azul en algún lado.
—Azul. Vale. ¿Recuerdas de qué estado era la matrícula?
—Shikoku.
—Eso ayudará. ¿Algo más que puedas darme? ¿Otros nombres por los que le llamara la gente? Quizás hasta puede que te escribiera su número de teléfono en una servilleta y te la deslizara.
— ¡Número de teléfono! —Yoochun se movió a través del registro de llamadas hasta que encontró el número que Yong Ha había sacado del teléfono móvil de Donghae. Estaba registrado veinte veces, de modo que no era difícil de localizar. Le leyó el número a Baekho.
Después de algunos golpes de teclado, Baekho dijo:
—Prepago. No hay nombre. Pagó en efectivo. Eso no nos sirve de nada. Lo siento, tío.
—Tengo que encontrarlo.
— ¿Por qué? ¿Te debe dinero? —Preguntó Baekho.
—Gracioso.
—Lo intento.
Yoochun controló el pánico. Aterrarse no haría ningún bien a nadie.
—De acuerdo. Pregunta hipotética. Si colocas una marca de sangre sobre alguien y algunas horas después esta desaparece, ¿qué significa?
— ¿Pusiste una marca sobre el camarero y desapareció? Eso ni siquiera es posible. Ni siquiera si estuviese muerto.
—Habría dicho lo mismo hace media hora.
Baekho emitió un silbido bajo.
—Tienes que llamar a Kyuhyun por esto. O a Siwon. Soy bueno con los rastreadores electrónicos, pero si le has puesto una marca de sangre y se deshizo de esta, no tengo pista alguna de cómo ayudarte.
— ¿Puedes al menos utilizar tu mojo para ver si puedes encontrarlo a través de su tarjeta de crédito o algo así?
—Puedo intentarlo. Todo lo que tenemos es el modelo de su coche, quizás el color, el estado en el que estaba registrado, y un nombre que tenía puesto en una placa. Nada de eso es sólido, tío, pero haré todo lo que pueda.
—Gracias.
Yoochun cortó la llamada y dejó el teléfono antes de lanzarlo contra el interior del parabrisas. No creía que Yong Ha  apreciara que jodieran su coche de esa manera.
Subió la ventanilla y accionó el aire acondicionado. Sus opciones eran seguirlo sin saber qué camino había tomado, o ayudar a sus compañeros a patear algunos culos.
No era una difícil elección. Junsu se había ido y él estaba de un puñetero humor para patear culos.



Cuando Eunhyuk dijo “nido” Donghae se había imaginado una enorme pila de palos y hojas asentadas en algún lugar sobre el suelo. Igual que un nido de un hámster gigante o algo así.
No se había imaginado las negras fauces abiertas de una olvidada mina situada en medio de ninguna parte.
La comida que había remplazado a la barra que había comido durante el viaje estaba considerando la oportunidad de escapar para no tener que quedarse allí junto a él.
—No tienes claustrofobia, ¿verdad? —Preguntó Eunhyuk.
—Ahora sí —dijo, incapaz de imaginarse yendo más abajo en ese negro agujero.
Yong Ha  apagó el motor de la furgoneta, dejando las llaves en el contacto. Para una partida rápida, sin duda. Eso hizo poco por aliviar la creciente ansiedad de Donghae.
Yong Ha  le miró con algo que bordeaba el disgusto.
—Si va a ser una carga, puede malditamente bien quedarse en la furgoneta.
Ser una carga sonaba malditamente bien ahora mismo, incluso si eso fuera la salida de los cobardes.
—Lo harás bien —la calmó Eunhyuk. La deslizó la mano desde la base del cuello y subió lentamente a la coronilla. Le hacía sentir bien el que su palma lo tocara. Estaba empezando a acostumbrarse a tenerle alrededor, tocándolo como si tuviera derecho a hacerlo. Era agradable. Consolador. Y ahora mismo podía utilizar cada deshecho de amabilidad que pudiera encontrar.
—Cuéntame otra vez qué estamos haciendo aquí. —Quizás el plan sonaría incluso mejor la tercera vez que lo oyera.
Yong Ha  puso los ojos en blanco y salió de la furgoneta, cerrando la puerta con fuerza detrás de él.
Donghae se sentía igual que un estúpido chiquillo. Eunhyuk ya le había dicho qué esperar. Dos veces. Pero si estaba tan frustrado por su ansiedad como lo estaba Yong Ha, no lo mostró. En vez de eso, le cogió de las manos y le acarició las palmas con los pulgares.
—Yo iré primero, tú en medio y Yong Ha cerrará la retaguardia. La mayoría de los Yokai saldrán a cazar durante una o dos horas, así que tendremos tiempo suficiente para encontrar la espada de Eli. La recuperaremos y saldremos de aquí.  Ni sudaremos.
— ¿Y estás seguro de que está aquí?
—Tan seguro como podemos estarlo.
Ellos habían utilizado alguno artilugio electrónico que era un cruce entre un GPS y un monitor de glucosa en la sangre. Eunhyuk había tomado una muestra de la sangre negra que había traído con él en un pequeño frasco y puso una gota en la máquina. Apareció un mapa sobre una pequeña pantalla a color, mostrando la localización de la mina. Menos de una hora al sur de Kagawa.
—De todas formas, ¿cómo funciona eso?
—No tengo idea de cómo funciona. Es algo que sacaron Baekho y uno de los Susano’s. Está constituido por magia principalmente y también por algo de electrónica asesina. Pero puedo decirte lo que hace. Ponemos una gota de sangre de los Yokai en ella y rastrea al monstruo del que procede.
— ¿Me estás diciendo que sabes que hay uno de esos monstruos en esa mina?
—Me temo que sí.
—Vale, tengo que preguntarlo. ¿Cómo conseguiste la sangre? Dudo que la cosa se sentase y se enrollara la manga.
La cara se Eunhyuk se torció en una mueca.
—No estoy seguro de que quieras saberlo.
—Estoy seguro de que no saberlo es lo único que hará que mi imaginación enloquezca, lo cual me asustará mucho más.
Eunhyuk suspiró y descorrió la cremallera de la bolsa de lona. Sacó tres máscaras de plástico, como las que a veces se utilizan en cirugía.
—El Amaterasu que estaba con Eli cuando lo asesinaron fue envenenado. Todavía no estamos seguros de si va a vivir —lo dijo como si tuviera que significar algo para Donghae.
—Todavía no lo entiendo. ¿Había sangre o algo en él?
—Fue envenenado con sangre Yokai. Fue inyectado en su cuerpo a través de los colmillos del monstruo.
Se imaginó una enorme serpiente, y esa imagen era ahora la número tres de su lista “Cosas Más Repugnantes Que Nunca”.
Eunhyuk continuó.
—Uno de los Susano’s se las arregló para extraer bastante sangre de Torr para que diéramos caza a la cosa, pero esto sólo aguanta bien unas veinticuatro horas. Ahora estamos dos por debajo de eso. —Eunhyuk le dio una de las máscaras protectoras—. Póntela. Algunos escupen. Y cuando digo escupir, me refiero a ácido.
No, ésta era la número tres.
—Esto se está poniendo más feo por minutos.
—Si no quieres hacerlo, sólo dilo. No te obligaré.
Quedarse atrás era una seria tentación. Donghae no era un héroe. Sólo los retrasaría sin importar cuantas rocas pudiera levantar.
— ¿Sería seguro para mí el quedarme aquí? Quiero decir, No acabaría asediado por un puñado de esas cosas huyendo de los masculinos hombres que manejan espadas, ¿verdad?
Su boca se crispó con una sonrisa, pero esta se fue un segundo después.
—Estarás perfectamente a salvo porque yo estaría aquí mismo contigo. No hay forma de que vaya a dejarte deambular por aquí solo. Demasiadas cosas podrían ir mal. Incluyendo el ser sobrepasados por un enjambre de Yokai.
—Pero Yong Ha necesita que vayas a ayudarle.
—Yong Ha conoce los riesgos. Tú no. Además, ambos te hicimos un juramento y así será.
— ¿Quieres decir esa cosa de mi vida por la tuya?
—Exactamente.
— ¿Realmente quisisteis decir eso?
—Cada palabra.
Se le quedó mirando durante un largo momento, esperando ver algún indicio de que estuviera bromeando. No lo estaba. Estaba mortalmente serio. Y estaba esperando su decisión.
—No quiero ir. También sé que si algo le sucede a Yong Ha  porque no estás allí para ayudarle, no me lo perdonaría a mí mismo. Así que vamos.
Los labios de Eunhyuk se curvaron en una orgullosa sonrisa.
—Eres un infierno de hombre. Me alegro de haberte encontrado primero.


Lo atrajo cerca y le dio un rápido beso en la boca, el cual alejó todos los desagradables pensamientos de su cabeza tan rápido que le marearon.
Amaba su boca –suave, firme y caliente incluso si esta estaba contra la suya por un breve segundo. Ese rápido beso hizo más por si mismo que una hora de sexo con la mayoría de los hombres con los que había estado. No estaba seguro de si eso lo hacía afortunado o desgraciado. Pero sabía que si atravesar esa mina con vida era todo lo que tenía que hacer para conseguir más de su boca sobre la suya, entonces encontraría la manera de convertirse en Super Man. Lo que quiera que fuera que le costase, quería más de Eunhyuk y sus deliciosos besos.
Él abrió las puertas de atrás de la furgoneta, arrastrando la bolsa con él. Yong Ha estaba agachado cerca de la entrada a la mina, mirando fijamente el suelo. Su espada estaba en sus manos, brillando con letal intención bajo la luz de la luna.
Eunhyuk le tendió una de las máscaras y se apresuró a su propio lugar.
— ¿Alguna idea de lo que hay ahí abajo? —Preguntó a Yong Ha.
—Al menos tres orochi. Cuatro, quizás cinco Inugami. Ningún byakko que pueda detectar, gracias a Dios.
— ¿Algún tanuki?
—No.
—Bien. Sería difícil respirar ahí abajo si ellos succionaran todo el oxígeno.
Donghae no quería saber qué significaba. Ir bajo tierra para luchar con monstruos ya era bastante malo. Hacerlo mientras te preocupabas por tener suficiente oxígeno era aterrador.
— ¿Vosotros dos estáis seguros de que esto es necesario? Quiero decir, ¿si son liberadas las almas de todos esos monstruos, no irían al infierno?
Yong Ha dio un amenazante paso hacia delante y Eunhyuk deslizó el cuerpo en el camino del avance del grandullón.
—No lo entiende. No es su culpa. Fue criado como humano.
—Soy humano —dijo Donghae. Y estaba apegado a su historia. De ninguna manera iba a dejar que estos tíos le dijeran lo contrario, no mientras estaba ocupado en dirigirse a un húmedo nido de monstruos.
Yong Ha  gruñó y juraría que pudo ver un parpadeo de algo aterrador y salvaje brillando en sus ojos azules. Algo definitivamente no humano.
Eunhyuk era un tío enorme, pero Yong Ha  era aterradoramente grande. Eunhyuk tuvo que inclinar todo su peso contra Yong Ha  para evitar que siguiera adelante, e incluso entonces, patinó sobre el suelo un par de metros antes de detenerle.
—Déjalo ir, Yong Ha. Céntrate en el trabajo.
Donghae retrocedió varios pasos asustado.
—Debería tener más respeto —gruñó Yong Ha.
—Lo tendrá una vez que entienda. Retrocede. No quieres hacer esto.
El cuerpo de Yong Ha  se estremeció y los ojos se cerraron. Cuando los abrió de nuevo, ese salvajismo inhumano se había ido y le ofreció a Donghae una mueca de disculpa.
—Lo siento. No soy… yo mismo.
—Se nos agota el tiempo —dijo Eunhyuk—. Tenemos que movernos.
—Estoy listo —dijo Yong Ha.
Ambos hombres se volvieron a mirándolo, expectantes. Donghae luchó con la urgencia de volver a la furgoneta y alejarse conduciendo. Habría sido más fácil que dar el primer paso hacia delante.
—Yo también estoy listo. —Que mentira más grande era esa.
—De acuerdo entonces. Pongámonos en movimiento —dijo Yong Ha.
Eunhyuk tomó la mano de Donghae y le dio un rápido apretón.
—Estarás fantástico. Solo escucha a tus instintos y confía en mí. Si digo al suelo o corre, no pierdas el tiempo en hacer preguntas. Sólo hazlo. ¿De acuerdo?
Donghae asintió, sintiendo entumecerse su interior.
Eunhyuk le colocó el escudo de la visera en su lugar y le entregó una pequeña linterna.
—Puedes necesitarla. Al menos hasta que descubras como ver en la oscuridad.
— ¿Puedo hacer eso?
Eunhyuk asintió.
—Claro que puedes. Desearía haber tenido más tiempo para enseñarte. Lo siento por eso.
Y también él lo sentía, pero se lo guardó para sí mismo. Tenía que concentrarse en ser lo bastante valiente para no salir corriendo. El poner un pie frente al otro le estaba costando toda su concentración.
Entraron en la mina y siguieron un túnel artificial que se inclinaba hacia abajo en un ángulo constante. La linterna le mostró donde poner los pies y mantuvo los dedos de la mano izquierda alrededor del cinturón de Eunhyuk para evitar rezagarse. No iba a quedarse solo en un lugar como este. La sólo idea ya era suficiente para enviar el miedo retemblando a través de su sistema nervioso.
—Respira profundamente, Donghae —la voz de Eunhyuk era calmada, segura y le ayudaba a mantenerse bajo control.
El suelo bajo ellos era una mezcla de suciedad, rocas y materia negra en la que no iba a pararse a pensar. Un olor almizclado de animal llenó el aire junto con algo que no podía identificar.
Algo putrefacto, estancado y opresivo.
Después de andar cerca de quince metros, llegaron a una intersección. Eunhyuk comprobó el buscador del monstruo y giró a la izquierda. Detrás de él, oyó el ruido de algo raspante y se giró. Yong Ha  estaba raspando una flecha en la suciedad con las botas, que apuntaba por donde habían venido.
Hombre con recursos.
— ¿Eres capaz de verlo? —se dirigía hacia él.
Donghae asintió.
—Dejaré una cada vez que giremos. Si te quedas solo, al menos sabrás el camino.
Ni siquiera quería pensar acerca de por qué debería quedarse solo. Estar flanqueado por dos competentes expertos en el manejo de espada era una cosa; deambular por ahí abajo solo era completamente diferente. Completamente aterrador.
Eunhyuk se estiró hacia atrás y apretó la mano curvada alrededor del cinturón.
—Sólo aguanta, Donghae. Lo estás haciendo fantástico.
—No me siento fantástico.
—Lo sé. Saldremos de aquí en unos pocos minutos. Casi estamos allí.
Eunhyuk fue más lento y giró de lado de modo que su cuerpo estuviese presionado contra una pared. Donghae le siguió el juego, al igual que Yong Ha detrás. Por instinto, apagó la linterna, temiendo que esta delatara su posición. La oscuridad le tragó y sintió que una burbuja de pánico se rompió en su interior. Se fortaleció ante la necesidad de huir y se centró en respirar por la boca. Sólo respira. Casi podía oír la voz de Eunhyuk acariciándole la mente en una calmante caricia, y la luceria se hizo más cálida contra su garganta.
Necesitaba ver. La oscuridad le estaba sofocando, chispas de un miedo primario que no podía controlar. Si sólo hubieran tenido más tiempo y él hubiese sido capaz de enseñarle cómo ver en la oscuridad. Le había dicho que  podría hacerlo. Necesitaba descubrir cómo.
Un hilo de energía asomó entre ellos, una conexión invisible corriendo desde su anillo al collar. Tiró de ese hilo, empujando algo de su poder a su interior en un esfuerzo por descubrir cómo aprovecharlo. Los ojos eran el problema, así que redirigió algo de poder a su interior.
Instantáneamente, el mundo destelló en un brillante enfoque. Podía ver el túnel en el que estaban con perfecta claridad. Cada chispa del mineral que se había roto se desperdigaba y brillaban a lo largo de las paredes y suelo. La textura de granito de las rocas desperdigadas de manera desordenada destacando sobre el suelo. Se enfocó en una hasta que pudo ver cada grieta y agujero. Era como mirar bajo un microscopio. Asombroso.
Estaba tan distraído por su nuevo descubrimiento que el repentino tirón del cinturón de Eunhyuk en los dedos le asustó. Tropezó en su espalda y sintió la enorme mano de Yong Ha  rodeándole el brazo para sostenerlo.
—Lo siento —susurró.
Por encima de sus cabezas, algo se movió en respuesta al ruido.
Oh, mierda. Eso no era bueno.
Eunhyuk alcanzó la espalda y lo presionó contra la pared, aplastando también su propio cuerpo. En una voz tan baja que apenas podía oír, dijo:
—Dos inugami, alimentándose. Pared sur.
Donghae no tenía idea de cuál era el sur. O que era un inugami.
—Iré solo —susurró Yong Ha —. Puedo encargarme de los dos.
Eunhyuk sacudió la cabeza y entonces pudo ver la severidad de su boca con su nueva perfecta visión.
—Hay más túneles que se ramifican. Esos dos no pueden estar solos.
— ¿Ves la espada? —Preguntó Yong Ha.
—No.
—Déjame mirar —dijo Donghae, antes de que las palabras pudieran filtrarse a través de su cerebro.
—Y un infierno —dijo Eunhyuk.
—Le hice algo a mis ojos. Ahora puedo ver perfectamente.
Eunhyuk se quedó en silencio por un momento como decidiendo.
—Si ha extraído tu poder, puede ser más fuerte que tú y yo juntos —dijo Yong Ha—. Deja que lo intente.
Donghae no estaba seguro acerca de eso, pero con una silenciosa maldición sobre los labios, Eunhyuk retrocedió para dejarlo deslizarse a su posición al inicio del túnel. El corazón le golpeaba el pecho y la respiración era demasiado rápida, pero encontró el valor de inclinarse hacia delante lo suficiente para mirar. Era un área abierta que era cerca de tres veces más ancha que el túnel y quince metros y medio más alta. Largas secciones de pared habían sido raspadas con herramientas de metal. Podía ver diminutas manchas de metal todavía aferrándose a alguna roca. Antiguas vigas de madera soportaban el techo, pero estaban tan erosionadas por el daño de las termitas que no creía que pudieran sujetar nada mucho más. El suelo estaba cubierto con pedacitos de piel, hueso y hojas secas. El gran material estaba amontonado cerca de las paredes. Donghae podía ver cosas moviéndose bajo los deshechos, pequeñas cosas -pequeñas bolas peludas con espinas- que uno nunca habría visto exhibidas en un zoológico.
Reprimió un estremecimiento de repulsión, pero no por mucho tiempo. A lo largo de lo que suponía era la pared sur había dos gigantes criaturas parecidas a mosquitos, tan altas como un hombre. Cada uno de ellos tenía dos largos y pronunciados colmillos saliéndole de la cabeza. Los otros extremos de los colmillos estaban clavados en el vientre de una vaca muerta. A través de los tubos semitransparentes, podía verlos bombear algo negro en la vaca hasta que la piel se expandió a punto de estallar. Uno hizo un sonido de chasquido, el cual fue devuelto por el otro. Entonces al unísono, empezaron a succionar algo negro de la vaca -una mezcla de sangre y trozos de músculo y hueso. El estómago de la vaca se derrumbó hasta parecer quedar en los huesos y las dos cosas empezaron el proceso de nuevo.
El estómago de Donghae dio un vuelco, revolviéndose con las náuseas.
La número uno en su lista “Cosas Más Repugnantes Que Nunca”.


Cerró los ojos, maldiciendo su perfecta visión por un momento antes de obligarse a sí mismo a mirar nuevamente por la apertura. Escaneó la sala, diciéndose a sí mismo que se enfocara en buscar algo brillante. Varias piezas de cuarzo llamaron su atención, al igual que una botella de cerveza vacía, un trozo de papel de aluminio y los ojos de cristal de una muñeca. Sin cuerpo. Solo la cabeza. Espeluznante.
Sintió la mano de Eunhyuk sobre el cuello como si fuera a tirarle de vuelta, pero en vez de eso, su anillo tocó el collar y sintió una oleada de energía. Puesto que había canalizado sus poderes a los ojos, ahí fue donde surtió efecto, y por un momento pudo ver a través de todo. Podía ver el esqueleto de la vaca, las gruesas placas de los cuerpos de los monstruos, los puntiagudos huesos de las escurridizas cosas parecidas a las ratas que se ocultaban en los montones de desperdicios orgánicos. Incluso podía ver las vetas de minerales que discurrían a través de las paredes de la mina.
Enterrado bajo uno de los montones de deshechos estaba la inequívoca forma de una espada. La punta de esta sobresalía hacia fuera, pero estaba cubierta con sangre seca y nada brillante, así que no la había visto antes.
Donghae se agazapó de regreso al túnel y se obligó a sí mismo a mantener la voz baja en un escarpado acto de voluntad.
Vibraba con energía y excitación y la emoción de encontrar el tesoro perdido.
—Está aquí —les dijo—. Bajo uno de aquellos montones de piel y cosas. En la pared más alejada. El montón del medio.
Eunhyuk le ofreció una orgullosa sonrisa y desvió los ojos hacia su boca. Pensaba en besarlo y amaba eso de él. Nada como tener un hombre caliente queriendo besarle para distraerlo de todas las cosas repugnantes del mundo.
—Me ocuparé del inugami —dijo Yong Ha —. Tú consigue la espada.
Eunhyuk asintió.
—No los molestes a menos que tengas que hacerlo. Acaban de alimentarse. Serán fuertes.
— ¿Y yo que hago? —Preguntó Donghae. Estaba extasiado por la victoria, la adrenalina y la emoción de saber que pronto saldrían de allí.
—Quédate aquí. Adviértenos si ves algo que nosotros no vemos.
Eso podía hacerlo.
—Mantén un ojo también sobre tu espalda.
Algo de la emoción desapareció con esas palabras, recordándole que todavía no habían salido del peligro.
Eunhyuk se volvió a Yong Ha.
—A tu señal.
Yong Ha  se ajustó la visera y agarró su pesada hoja con ambas manos.
—Vamos.
Ambos hombres se movieron a la apertura sobre sus silenciosos pies, cruzando rápidamente la distancia. Yong Ha permaneció cerca de Eunhyuk, manteniendo un vigilante ojo sobre las dos criaturas parecidas a mosquitos a las que habían llamado inugami. Eunhyuk se movió directamente hacia la espada.
Donghae miraba por encima del hombro cada tres segundos, pero allí no había nada.
Eunhyuk vio la ennegrecida extremidad de la espada y empujo con la punta de la bota. El montón estalló en una explosión de movimiento cuando las cosas espinosas parecidas a ratas se escabulleron en todas direcciones.
El inugami oyó el ruido y volvió sus colmilludas cabezas hacia el ruido.
Yong Ha  sonrió y avanzó hacia delante, cuadrando los pesados hombros para el ataque.
Eunhyuk se inclinó para coger la espada.
Algo parecido a un charco de alquitrán cayó del techo, engullendo el montón de basura y la espada dentro de él. Eunhyuk siseó y sacó la mano de un tirón. Donghae podía sentir ardiendo su propia mano donde lo había tocado el alquitrán.
— ¡Seiryū! —Gritó Eunhyuk en advertencia, pero era demasiado tarde. Una segunda cosa parecida al alquitrán goteó desde el techo y se deslizó hacia Donghae.
Donghae se le quedó mirando, intentando decidir qué hacer. Sentía las piernas pesadas y el cerebro le escupía aterrorizadas órdenes que le impulsaban a huir, pero las había estado oyendo toda la noche e intentó luchar contra ellas. Tampoco estaba seguro de lo que se suponía tenía que hacer ahora. El tiempo que se tomó para pensar sobre ello hizo la decisión discutible.
Un grueso y aceitoso tentáculo se le lanzó encima.
Saltó hacia atrás. Ambos hombres cargaron contra ello, pero Yong Ha  estaba muy cerca de él en comparación con Eunhyuk. Se lanzó sobre sus poderosas piernas y empujó a Donghae hacia atrás. Tropezó y aterrizó sobre el culo.
La cosa golpeó a Yong Ha en su lugar. Esta envolvió un fangoso tentáculo a través de sus piernas. Yong Ha  gritó de dolor y redujo radicalmente la cosa con su espada. No sirvió de nada. La espada se deslizó a través de esto, solo para que el corte se cerrara como si nunca hubiese estado allí.
La materia negra exudó encima del cuerpo de Yong Ha, cubriéndolo pulgada a pulgada. Yong Ha  todavía estaba gritando en alaridos de agonía.
Donghae sintió el pánico de Eunhyuk, algo que nunca había sentido antes de él. Esto asentó los comienzos de su propio pánico y tuvo que luchar para permanecer coherente.
Eunhyuk dio un paso hacia Yong Ha y la fangosa cosa disparó un tentáculo hacia sus piernas. Los dos monstruos mosquitos hicieron una serie de excitados sonidos de chasqueo y se abalanzaron sobre el sucio suelo en las flacas patas del insecto.
Eunhyuk quedó atrapado entre ellos.
Donghae intentó gritar para que corriera, pero los pulmones se habían expandido y todo lo que salió fue un ahogado chirrido. Eunhyuk mantuvo su posición hasta el último segundo y saltó apartándose del camino. Los monstruos mosquito se la pegaron con la cosa de lodo, la cual comenzó puntualmente a comérselos. Ellos hicieron frenéticos ruidos de chasquidos para intentar soltarse de la pegajosa bestia, pero no eran rival para el lento avance del montón aceitoso.
Eunhyuk echó un vistazo rápido para ver que su plan había funcionado y corrió al lado de Yong Ha.
Donghae no sabía qué hacer o cómo ayudar. Su mente corría por una manera de salvar a Yong Ha, pero no podía pensar en ninguna.
Donghae sintió esas vacilantes olas de energía flotando entre ellos y tiró tentativamente de ellas. La energía fluyó dentro de sí, pero no tenía idea de qué hacer.
El segundo montón de lodo había absorbido a los dos monstruos mosquito, dejándole solo las larguiruchas piernas del insectoide. Ahora estaba buscando un nuevo objetivo.
Eunhyuk estaba cerca y la cosa se dirigió directamente a él en un montón fluido de limo.
Tenía que detenerlo. No tenía idea de qué iba a hacer, pero no podía quedarse allí parado. Tenía que hacer algo.
Gritó una advertencia en su mente, pero si Eunhyuk le oyó, no respondió. Estaba demasiado ocupado en la palpitante cosa que se comía a Yong Ha.
Donghae extrajo más poder de Eunhyuk. Demasiado. Tenía que concentrarse para evitar doblarse por el dolor. La energía fluyó dentro de sí en agonizante acometida. Se extendió en su interior hasta que pensó que le rompería las costillas explotándole el pecho. El cuerpo le ardió hasta que los ojos y boca se secaron. Era difícil pensar con ese dolor. Difícil de respirar. Tenía que librarse de la energía antes que le matara.
Envió una rápida plegaria esperando hacer lo correcto y se enfocó sobre la cosa de lodo que se dirigía hacia Eunhyuk. Empujó la energía fuera y construyó un muro invisible alrededor de esta. Hizo que el aire se espesara, forzando las moléculas a juntarse hasta que un cilindro transparente rodeó la cosa.
Donghae no sabía qué sucedería si se relajaba, así que mantuvo la concentración, extrayendo más poder de Eunhyuk para mantener la barrera en el lugar.
Respiraba con dificultad y la visión fallaba alrededor de los bordes. La luceria zumbó y se calentó hasta que estuvo seguro de que se harían ampollas bajo la banda.

Ya no podía ver a Eunhyuk, pero podía sentir su desesperación por salvar a Yong Ha.


Este fic es una adaptación, no es mío, yo sólo lo adapto. OJO NO ES MÍO YO SÓLO LO ADAPTO.
ORIGINAL: ARIDIENDO VIVA - SHANNON K. BUTCHE
PAREJA PRINCIPAL: EUNHAE

3 comentarios:

  1. Hola volviste!... hoy vengo en estado Ninja...
    la universidad y mis profesores están de perras, no me dejan tiempo, he leído los cap´s por párrafos... ¬¬´ pero no quiero perder la costumbre, soy de las que piensa que los Reviews o comentarios son lo mínimo para dar las gracias, a ustedes que nos regalan éstas historias y sus consecutivas horas de entretenimiento, a mi leer me relaja como no tienes idea, pero bueno, no me pongo gay, gracias por la actu, nos leernos cuando vuelvas a subir. un beso bey bye!

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  2. Mujer! me tienes preocupada, espero estés bien, y puedas subir cap´s pronto.

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  3. bueno lo siento, pero ya publique... es que la universidad me tiene muerta tengo 3 exámenes seguidos está semana también... lo siento!! T_T

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