CAPÍTULO 6
La camioneta se balanceó cuando dobló la esquina, golpeando la
cabeza de Donghae contra la pared de metal.
—Cuidado —dijo Kyuhyun—. Va a ser un viaje lleno de
baches.
Donghae ni siquiera sintió el impacto. Estaba entumecido.
Sobrecargado. No podía con todo eso. Los monstruos, su casa ardiendo. Otra vez.
Las horribles quemaduras de Eunhyuk. Todo era demasiado, y algo dentro de sí se
acababa de cerrar. Se sentía como si estuviera moviéndose a través de algodón,
cada movimiento ralentizado, sin sentir realmente nada. La única cosa que
destacaba sobre todo lo borroso era la certeza de que Eunhyuk viviría. Se
aferró a eso, sabiendo que era la única cosa que ahora lo mantendría cuerdo. Y
tenía que seguir adelante. La señorita Boa todavía lo necesitaba para
enfocarse, para tener su hogar a salvo.
— ¿Serán capaces de ayudarle en el hospital? —Preguntó a
Kyuhyun.
La piel de él había perdido todo el color, y se veía más
demacrado que antes. Todavía seguía siendo hermoso, pero ahora había una
fragilidad que no había estado allí antes. Parecía cansado. Frágil. Incluso la
voz sonaba débil.
—No vamos al hospital.
—Tenemos que hacerlo. Necesita ayuda.
—No pueden ayudarle, Donghae. Yong Ha sabe dónde ir.
Donghae pensó en discutir, pero se mordió la lengua. Aquí
estaba fuera de su elemento. Estaba forcejeando sobre intentar averiguar qué
estaba pasando en su mundo normal y ordenado. Nada era igual que antes, y
probablemente nunca lo volvería a ser.
— ¿Cómo va todo ahí atrás? —Preguntó Yong Ha. Estaba
conduciendo la camioneta un poco demasiado rápido, pero las grandes manos
mantenían el control de las ruedas sin esfuerzo.
—No muy bien. ¿Falta mucho? —Inquirió Kyuhyun.
—Vamos a estar fuera de la carretera en cinco minutos. En
otros quince en la casa. He puesto una llamada de ayuda y deberíamos tener
algunos Pami en una hora.
—No va a durar tanto tiempo —contestó Kyuhyun. La voz estaba
tranquila, pero había una máscara de ira en su rostro que no se molestó en
ocultar.
— ¿Qué es un Pami? —Preguntó Donghae—. ¿Una medicina? ¿Un
médico?
Kyuhyun presionó la elegante mano contra la frente de Eunhyuk.
Tenía quemado más allá del reconocimiento un lado de la cara. Si sobrevivía,
las cicatrices serían terribles.
Lo cual no coincidía con su visión. Por primera vez en su
vida, Donghae estaba comenzando a dudar de que la visión fuera real. Quería
tranquilizarse con esa esperanza, pero no si eso significaba que Eunhyuk fuera
a sufrir. Solo deseaba saber que era lo que estaba haciendo cuando lo tiró. Lo
habría detenido. No estaba segura de cómo, pero tal vez podría haberle
apartado.
—No —replicó Kyuhyun—. Un Pami en un tipo especial de persona
que puede donar sangre para ayudar a Eunhyuk. Aunque no estoy seguro de que
incluso eso pueda ayudar en este punto.
—Yo donaré si puede ayudar. ¿Cómo puedo saber si soy uno de
esos Pami?
Kyuhyun le miró, y algo terrible pasó por esos ojos azul
plateado. Durante un segundo no se vio hermoso. Parecía mortal. Hambriento.
La imagen había desaparecido tan rápido que casi se convenció
de que lo había imaginado. Casi.
Kyuhyun lanzó una mirada furtiva hacia Yong Ha, luego hacia
abajo a Eunhyuk, como si estuviera comprobando que nadie le había visto. Hablo
en un susurro bajo, apenas lo suficientemente alto como para oírle por encima
del sonido de la caravana.
— ¿Compartirías tu sangre?
— ¿Ayudaría?
—Absolutamente.
— ¿Cómo?
—Soy capaz de usar el poder en tu sangre para curar.
— ¿Cómo?
—Es lo que hago. No soy humano, ¿recuerdas?
De acuerdo. No humano. Y por eso le ofrecía sangre.
Kyuhyun se lamió los labios y apartó la mano de la cabeza de
Eunhyuk. No había mucho espacio en la parte trasera de la camioneta, pero de
repente parecía mucho más pequeña. Kyuhyun se inclinó hacia delante con un
brillo depredador en sus ojos, extendiendo la mano hacia Donghae.
La mano buena de Eunhyuk se disparó, agarrando la muñeca de
Kyuhyun.
—No —ordenó a Kyuhyun. La única palabra rasgó a través de los
arruinados labios.
Donghae jadeó, no esperaba que Eunhyuk estuviera lo
suficientemente consciente para moverse. El dolor le torcía la cara, o tal vez
fuera la rabia. No podía estar seguro, pero una cosa estaba clara: Eunhyuk no
quería que Kyuhyun lo tocara.
—Él se ha ofrecido —dijo Kyuhyun—. Es mi derecho.
—No, hoy no lo es —las palabras de Eunhyuk fueron articuladas
como si la boca intentara moverse contra la opresión de las quemaduras.
—Necesito su sangre. Te vas a morir si no estoy lo
suficientemente fuerte como para salvarte.
—Entonces moriré. No quiero que lo obligues —los ojos de
Eunhyuk se apretaron jadeando por aliento.
—No eres tan exigente sin mí bloqueándote el dolor, ¿verdad?
Eunhyuk hizo horribles ruidos de asfixia, y se dio cuenta que
le costaba respirar. Lo que fuera que Kyuhyun estaba haciendo, estaba matando a
Eunhyuk.
— ¡Basta! Deja de maltratarle.
— ¿Qué está pasando hay detrás? —Preguntó Yong Ha mirando sobre el hombro.
Kyuhyun le ignoró y volvió hacia él la mirada de nuevo. Ya no
había ninguna duda sobre la pregunta de si había visto algo raro en su cara. Lo
había visto. No era humano. Ni siquiera de cerca. Kyuhyun era algo más. Algo
aterrador, poderoso y hambriento.
—Puedes ayudarle, Donghae. Todo lo que necesito es un poco de
tu sangre.
—No —exhaló Eunhyuk entre jadeos ahogados.
— ¿Qué infiernos está pasando? —Gritó Yong Ha.
—Donghae, ¿estás bien? —Preguntó la señorita Boa.
—Morirá sin tu ayuda —siguió Kyuhyun—. Sufrirá horriblemente y
después morirá.
Donghae no iba a permitir que eso pasara.
—Puedes tomar tanta sangre como sea necesaria.
Una luz de triunfo brilló en los ojos de Kyuhyun.
—Júralo.
—No —jadeó Eunhyuk, apenas audible. Se estaba muriendo. Cada
segundo más débil.
—Lo juro —Donghae sintió el poder de su voto rodeándolo,
volviéndose parte sí mismo. Una astilla de su libre voluntad se marchitó
volviéndose cenizas. No tenía ni idea de lo que había hecho, pero lo que
acababa de suceder le había cambiado la vida para siempre.
Kyuhyun sonrió con una fría e inhumana sonrisa. Tan hermoso.
No podía dejar de mirarle.
En ese momento sintió cómo se relajaba, quedándose a la
deriva. Ya no podía recordar por qué había estado tan molesto. Todo lo que
sabía era que el mundo había desaparecido, y lo único que quedaba era el bello
rostro de Kyuhyun. Esos inquietantes ojos azul plateado que parecían casi
brillar.
—Cierra los ojos —le dijo, alcanzándolo.
Justo antes de que le obedeciera vio los afilados colmillos
blancos alargándose entre los labios entreabiertos.
Eunhyuk no se podía mover. Apenas podía respirar. No estaba
seguro de si era algo que Kyuhyun le había hecho, o era a causa de las heridas,
pero no importaba. No podía salvar a Donghae. Le había dado su juramento de sangre
al Susano, y estaría atado a él durante el resto de su vida.
Eunhyuk se atragantó con la ira, luchando contra la debilidad
y el dolor que le atenazaban el cuerpo. Todo lo que podía hacer era mirar como
Kyuhyun descendía la cabeza contra el cuello de Donghae, su hermoso y suave
cuello que olía a lilas, y le hundía profundamente los colmillos. Donghae ni se
inmutó. Su cuerpo estaba inerte en los brazos de Kyuhyun, incapaz de luchar. No
es que hubiera tenido alguna oportunidad. El juramento se aseguraba de ello.
Durante el resto de su vida, Kyuhyun sería capaz de alimentarse del chico cada
vez que quisiera.
Eunhyuk oyó un lastimoso lloriqueo, y se dio cuenta que era
suyo. No podía soportar verlo, pero tampoco podía apartar la mirada. Todo lo
que podía hacer era dar testimonio de la traición de Kyuhyun, y rezar para que
se detuviera antes de que fuera demasiado tarde.
—Esto es todo —dijo Yong Ha
con la voz tensa de preocupación—. Me estoy acercando.
La camioneta frenó, pero no lo suficiente para hacer una
diferencia.
Kyuhyun se apartó del cuello de Donghae, y un segundo después
la herida se cerró como si nunca hubiera estado ahí. No quedó siquiera un punto
rosa. Tendió su cuerpo inerte con suavidad en el suelo de la camioneta, y le
apartó delicadamente el pelo de la cara. El toque era dulce y tierno, e hizo
que el estómago de Eunhyuk se sacudiera desagradablemente.
Kyuhyun se giró hacia Eunhyuk, y éste pudo ver algo diferente
en él. Kyuhyun ya no estaba tan pálido o demacrado como antes, y tenía una
expresión de victoria. Conquista.
Yong Ha ahora estaba
con ellos en la parte trasera de la camioneta, pero era demasiado tarde. No
había nada que pudiera hacer para ayudar a Donghae. El daño ya estaba hecho.
Eunhyuk trató de advertir a Yong Ha que Kyuhyun les había
traicionado, pero no podía hablar.
— ¿Qué le pasa al chico? —Preguntó Yong Ha.
—Se desmayó. Todo está bien. Simplemente conduce.
— ¿Cómo está Eunhyuk?
—Despierto. Sufriendo. Déjame atenderle. Tu trabajo es
llevarnos a la casa Pami antes de que sea demasiado tarde.
Yong Ha titubeó como si presintiera que algo iba mal. Apretó
el dedo romo contra la muñeca de Donghae, comprobando el pulso.
— ¿Sabías que estaba sangrando? —Levantó la mano de Donghae.
Había varios cortes profundos cruzándole la palma y cristal
aún incrustado en uno de ellos.
—Me ocuparé de ello. Vete —la voz de Kyuhyun era tranquila y
pareja.
Eunhyuk intentó hablar. Los ojos estaban abiertos pidiéndole
silenciosamente a Yong Ha que entendiera que algo iba mal. Salieron esos
malditos ruidos asfixiados, pero nada más. Nada coherente.
Yong Ha le puso la mano
sobre el estómago y le echó a Eunhyuk una mirada afligida.
—Tienes que hacer algo con su dolor.
—Lo haré.
Yong Ha apretó la mano
de Eunhyuk. Ya fuera para tranquilizarle o para despedirse, Eunhyuk no estaba
seguro. Un momento después, Yong Ha se había marchado y la camioneta comenzó a
moverse de nuevo.
—Ahora te voy a curar — dijo a Eunhyuk—, pero antes de
hacerlo, quiero que escuches. Sé que tan pronto como tu cuerpo esté sano de
nuevo, es más probable que me mates antes de darme las gracias.
Al menos Kyuhyun sabía el resultado. Ahora Eunhyuk no tenía la
obligación de advertirle que iba a matarle por tomar la sangre de Donghae.
—Donghae es uno de los nuestros —susurró Kyuhyun con una voz
reverente—. No sé cómo es posible, pero creo que es un Amaterasu. Tu Amaterasu.
Deberías elegir reclamarlo.
Eunhyuk tenía dificultades para aceptar lo que Kyuhyun acababa
de decir. No tenía ningún sentido. Entre el agudo dolor de las quemaduras, y
los huesos rotos, no podía pensar con claridad suficiente como para aceptarlo.
—Lo necesitamos —continuó Kyuhyun—. Y por supuesto Donghae te
necesita. ¿Quién sabe si alguno de los otros Amaterasu sería compatible también?
Ni Yong Ha ni Yoochun lo son, o lo habrían sabido esta noche como lo hiciste
tú. Le habrían sometido de alguna manera. Te necesita para traerlo a nuestro
mundo, pero si intentas matarme no sobrevivirás. Me asegurare de ello. Antes de
que te haya sanado, debes hacer un acuerdo de paz.
¡No! Eunhyuk luchó, pero el movimiento solo logró hacer que
los extremos rotos de las costillas se rozaran entre ellos. Una oleada de dolor
se apoderó de él, y tuvo que luchar para permanecer consciente.
Un acuerdo de paz con un Susano que había dañado a Donghae. No
podía soportar la mera idea. Los Susano’s eran conocidos por poner un tipo de
mecanismo de auto-destrucción en la gente que sanaban como garantía de que sus
pacientes no intentarían matarle cuando estuvieran bien. La guerra entre las razas
Caballeros de la Luz había sido común durante siglos, y el Susano necesitaba
ese seguro. Sin embargo no se había hecho en años. Los linajes humanos habían
crecido demasiado débiles, y ninguno de los Susano habían sido lo
suficientemente fuertes como para ejercer ese tipo de magia.
Tal vez sólo estaba fanfarroneando para que Eunhyuk no
intentara matarle al segundo en que tuviera oportunidad.
—Crees que no soy lo suficientemente fuerte, pero estás
equivocado. La sangre de Donghae es casi pura. No sé cómo es posible, pero lo
es. No volveré a ser el débil que has llegado a conocer.
Eunhyuk se obligó a mirar a la demasiado hermosa cara del
Susano.
Oh, infiernos. Era verdad. Eunhyuk podía verlo en la
triunfante expresión de Kyuhyun. Podía ver el poder brillar detrás de esos
pálidos ojos.
Kyuhyun sonrió, la belleza demasiado intensa para que Eunhyuk
la mirara demasiado tiempo. Apartó la mirada y rezó para que cualquiera que
fuera el poder que Kyuhyun tuviera, no pudiera usarlo para dañar a algún
humano. No había nada que los Amaterasu pudieran hacer para detener a un Susano
con toda su fuerza. Ni siquiera los Tsukuyomi’s tenían ese tipo de poder, y
ellos eran virtualmente máquinas de matar.
—Creo que nos entendemos —afirmó Kyuhyun con la satisfacción
resonándole en la voz. Abrió los restos de la camisa de Eunhyuk, soltando
pequeños trozos de algodón carbonizado por el aire. Kyuhyun puso las manos
sobre el pecho de Eunhyuk y cerró los ojos.
Una fría corriente de poder barrió a Eunhyuk, tan suave como
una brisa. En un abrir y cerrar de ojos las quemaduras se habían ido, la pierna
estaba entera, y las costillas ya no estaban aplastadas. Eunhyuk nunca había
visto o sentido nada igual antes. Había sido sanado por los Susano’s un montón
de veces, pero nunca como esto. Curación de las lesiones. Todo el dolor de la
recuperación estaba encerrado en un corto intervalo de tiempo, aumentando la
intensidad. Los Susano’s normalmente no tenían suficiente poder para curar y
prevenir el dolor. El Amaterasu había aprendido a aceptar el dolor como parte
del precio de la recuperación, y Eunhyuk había esperado lo peor considerando la
extensión de las quemaduras.
No solo la curación no había dolido, además se sentía bien.
Calmante, como agua fresca rodando suavemente sobre la piel.
Eunhyuk miró a Kyuhyun. El Susano se sentó sobre los talones.
— ¿Te gustaría hacer un cambio justo, ahora que sabes que las
medidas que he puesto en marcha son reales?
Eunhyuk se impulsó para levantarse. Darle un golpe habría sido
divertido, pero incluso pensar en ello le hacía doler la cabeza. Cualquier daño
físico que le hiciera a Kyuhyun volvería a él doblemente ampliado. Un puñetazo
en esa linda mandíbula podría costarle a Eunhyuk todos sus dientes, o incluso
romperle el cuello.
Había tenido suficiente dolor por una noche, y necesitaba
cuidar a Donghae, asegurarse que el Susano no le había hecho un daño
permanente.
—Arréglale las manos a Donghae, y la cara —ordenó Eunhyuk—. Al
menos le debes eso.
Tan pronto como Kyuhyun lo cumpliera, Eunhyuk iba a traer de
vuelta allí a Yong Ha para golpearle hasta el infierno. Eunhyuk no podía
tocarle, pero seguro como el infierno que Yong Ha podría. Con fuerza.
A Kyuhyun sólo le llevó unos pocos segundos sacar el cristal
de las heridas y unir de nuevo la piel. Incluso la sangre se evaporó, dejando
sólo suave y rosada piel.
Eunhyuk ansiaba tocarlo para comprobar sus lesiones, pero se
contuvo. Había demasiadas cosas raras sucediendo entre ellos, y tenía que
averiguarlas antes de tocarlo de nuevo.
Una vez que lo hiciera, sabía que sus pensamientos se
desviarían y su racionalidad volaría por la ventana. Se sentía demasiado bien
bajo esas manos. Demasiado bien.
—Despiértalo.
Kyuhyun se estiró hacia Donghae, pero dejó caer la mano.
—No. Hazlo tu mismo.
—Tendré que tocarlo.
Kyuhyun sonrió.
—Lo sé.
Eso fue todo. Eunhyuk tendría que tratar con Kyuhyun. Era
tiempo de que Yong Ha le diera un puño de ayuda.
—Yong Ha, frena. Ahora.
Yong Ha le echó una
rápida mirada sobre el hombro, vio a Eunhyuk despierto y lúcido y detuvo la
camioneta en seco.
Kyuhyun no iba a esperar el tiempo suficiente para que Eunhyuk
le dijera a Yong Ha lo que había hecho. Eunhyuk no sería capaz de dañarle, pero
Yong Ha era totalmente diferente.
Antes de que Yong Ha hubiera detenido completamente la
camioneta, Kyuhyun saltó por la puerta trasera y corrió hacia los árboles que
bordeaban el camino rural de Shikoku. Su cuerpo vibraba por el poder, e incluso
con la carrera no respiraba con dificultad. Marcó a Siwon esperando que ahí la
señal del móvil fuera lo suficientemente fuerte como para permanecer conectado.
—Sí —respondió Siwon con voz suave y profunda. Había perdido
el acento hacia años, y ni siquiera quedaba algo que hiciera notar su origen
extranjero en un país que ya no existía. Los pies de Kyuhyun golpeaban sobre el
suelo. El aire era cálido, y olía a tierra recién labrada y a hierba de las
praderas.
—Necesito que me recojas de inmediato. Voy a pie.
— ¿No estás con Eunhyuk?
—Ya no. Me he tenido que ir. Mi compañía ya no era bienvenida.
Afortunadamente Siwon no preguntó más. Como líder de los
Susano’s estaría en su derecho, pero Siwon era un hombre que apoyaba la acción,
así como la protección de su propia raza.
—Puedo tener a alguien en tu camino en una hora. Tenemos un
montón de hombres en la zona.
—No —respondió Kyuhyun—. Necesito que seas tú.
—Estoy más lejos. Me llevará por lo menos seis horas
alcanzarte.
Maldición. Era demasiado cerca del amanecer para el gusto de
Kyuhyun.
— ¿Dónde estás?
—Justo al norte de Dallas.
— ¿El proyecto E.L.F.? —Preguntó Kyuhyun.
—Sí.
—Entonces definitivamente quieres reunirte conmigo. Informarme
sobre tu progreso para que pueda ayudar.
—Pensé que habías dicho que no eras capaz de ayudar porque no
estabas lo suficientemente fuerte —comentó Siwon con un dejo de irritación—.
Por eso fuiste asignado para cazar con un Amaterasu.
—Las cosas han cambiado —lo que era un eufemismo. Su mundo
completo había cambiado. Por primera vez en dos siglos ya no se estaba
muriendo. No era débil. Quería aullar de triunfo, pero eso solo descubriría su
localización.
— ¿Qué ha cambiado exactamente?
—No por teléfono. Reúnete conmigo en el Castillo Matsumoto tan
pronto como puedas.
Al Amaterasu Baekho le gustaban sus aparatos, y a Kyuhyun no
le sorprendería del todo descubrir que los usaba para escuchar las
conversaciones telefónicas cuando le convenía.
—Será mejor que mi tiempo merezca la pena —dijo Siwon.
—Lo vale.
— ¿Quieres que vaya tras él? —Preguntó Yong Ha.
Eunhyuk miró a Kyuhyun desaparecer en los árboles, moviéndose
más rápido de lo que había visto correr a cualquier Susano. Cogerle no sería
fácil, y todavía había dos personas importantes a quienes vigilar; uno
inconsciente, y otra sin su andador para moverse.
—No. Déjale ir. Al final volverá.
— ¿Qué ha pasado? Te ves como si nunca hubieras sido arruinado
por el Nue. Incluso te ha vuelto a crecer el pelo.
—Kyuhyun lo hizo. Inmediatamente después de engañar a Donghae
con un juramento de sangre y alimentarse.
Yong Ha dejó escapar un
silbido bajo.
— ¿Es un sangre pura?
—No sólo un sangre pura, Kyuhyun dijo que era uno de nosotros.
Un Amaterasu. —Aún no podía creer que Donghae fuera uno de su clase. No le
parecía posible a pesar de que explicaría mucho sobre la manera en que lo había
percibido. La manera en que se había sentido obligado a tocarle, no importaba
cuanto le doliera alejarse. Tenía que meter las manos profundamente en los
bolsillos para evitar hacer precisamente eso.
Yong Ha se detuvo por un momento como si absorbiera las
palabras, luego miró hacia el cuerpo tendido de Donghae. Su cabello realmente
estaba alborotado, el cerquillo ya no estaba y permitía ver su frente.
Tenía la cara teñida de hollín, así como los brazos desnudos.
Aceitosos parches negros le oscurecían las rodillas y el bajo de los pantalones
cortos. Sangre Yokai. Tendrían que haberle lavado tan pronto como hubiese sido
posible, a pesar de que Eunhyuk sospechaba que si eso hubiese dejado alguna
mancha en su cuerpo, Kyuhyun lo habría neutralizado.
—Si es uno de los nuestros… por ello te sentías atraído.
Puedes unírtele.
Eunhyuk asintió.
— ¿También crees que sería capaz de hacerlo?
La desesperada esperanza iluminó los ojos de Yong Ha haciendo
que el pecho de Eunhyuk se apretara. Yong Ha era mayor que Eunhyuk. Había
tenido más años para acumular poder en su cuerpo, más años para sufrir bajo el
insoportable dolor de contenerlo; como un globo obligado a contener demasiado
aire, estirado hasta el punto de ruptura. Aun así, Yong Ha no se había quejado
nunca, nunca había ignorado su deber porque fuera demasiado doloroso para
seguir adelante.
Yong Ha ya había tocado
a Donghae varias veces esa noche, y si había sentido algo raro, nunca lo dicho.
Eunhyuk entendía ahora a lo que Kyuhyun se refería cuando dijo que Donghae lo
necesitaba. Hasta el momento, Eunhyuk era el único de los Amaterasu que podría
unirse con Donghae y traerlo a su mundo, mostrarle el lugar que le
correspondía. Solo los hombres a los que fuera capaz de unirse serían atraídos hacia
él. El poder entre un par de Amaterasu vinculados tenía que ser compatible. Esa
inexplicable y casi magnética atracción era el modo en que su naturaleza les
daba a conocer cuáles compañeros podrían hacer un uso efectivo de su poder. Si
Yong Ha lo hubiera sentido no se lo preguntaría ahora. Ya lo sabía.
Yong Ha tendió la gran mano de dedos romos lentamente, como si
temiera hacerle daño, poniéndolos en la frente de Donghae. Eunhyuk quería
detenerle. No le gustaba la idea de que cualquier otro hombre lo tocara, pero
sin embargo se contuvo. Silencio.
Yong Ha necesitaba saber la verdad, y la única manera de
hacerlo era sentirlo por sí mismo. No sintió nada cuando tocó a Donghae. Ni
tirón, ni chispa, ni calor. Nada más que fresca y suave piel.
Donghae nunca podría ser suyo.
Le quedaba una hoja, solo unos días hasta que cayera y su alma
se marchitara, y por primera vez en más de dos siglos un Amaterasu compatible
había entrado en sus vidas. Eso era por lo que todos habían rezado. Era lo
único que mantenía a los Amaterasu a pesar del dolor, a pesar de las constantes
batallas y el derramamiento de sangre. Esa sola y preciosa esperanza de que
algún día encontrarían una pareja que pudiera salvarles y ayudarles a combatir.
Él había encontrado la pareja, pero no había nada que pudiera hacer para
salvarle.
No estaba seguro de si debía reír o llorar, o simplemente
renunciar a todo. La voluntad separándose de su cuerpo bajo la tensión de
mantener demasiada energía, y finalizar su sufrimiento.
Yong Ha erró los ojos y
se apartó de Eunhyuk, sin querer compartir su fracaso con nadie. Se negaba a
llorar. Se negaba a revolcarse en la autocompasión. Había sabido durante
demasiado tiempo que estaba cerca del final. Esto no cambiaba nada. Al menos no
para él.
Eunhyuk podía reclamarlo. Al menos Yong Ha podría tomar algún
consuelo en el hecho de que su amigo ya no sufriría. No era mucho, pero era
algo.
Yong Ha se aclaró la garganta.
—Estamos sólo a un par de kilómetros de la granja donde se
supone que nos reuniríamos con el Pami. Debemos seguir adelante.
—Yong Ha.
Eunhyuk se había acercado a él, pero Yong Ha le vio acercarse y se apartó a un lado.
—Olvídalo. Estoy bien.
— ¿Cuánto tiempo te queda? —el pecho de Eunhyuk estaba
desnudo, apenas con los trozos de la camisa hecha jirones colgando de los
hombros. Había al menos una docena de hojas colgando del árbol de Eunhyuk.
Debajo de su propia camisa, Yong Ha podía sentir el minúsculo peso de la última
hoja colgando en su marca de vida. Se puso la mano contra ella como si pudiera
ayudarla a sostenerse solo un poco más. Podría vivir durante años incluso
después de que se hubiera caído, pero lo estaría haciendo sin alma. Bueno.
Malo. Pronto todo sería lo mismo para él. Lo que fuera por conseguir un trabajo
bien hecho.
Yong Ha no iba a dejar
que eso sucediera. No se iba a convertir en los monstruos que cazaban.
—Tiempo suficiente para encontrar la espada de Eli. Vamos.
Eunhyuk no se había movido. Todavía estaba de pie al lado de
Yong Ha, mirándole.
—Podría no ser el único. ¿Qué pasa si hay otras como él ahí
fuera? Tienes que aguantar.
—Lo haré —mintió Yong Ha—. Deja de preocuparte por mí. Es de
Donghae de lo único que necesitamos preocuparnos ahora.
Eunhyuk asintió.
—Necesito limpiarlo. Quemar sus ropas.
Estaban manchadas de sangre, tanto roja como negra. Demasiado
peligroso para dejarlo atrás. El aroma atraería a los demonios desde
kilómetros. Lo cual era solo una razón más para mantenerse en movimiento.
—No deberías estar tocándolo, al menos no hasta que sepas que
puedes detenerte sin hacerte daño. Si el Yokai viene de nuevo, te necesitará
para luchar.
—Seré capaz.
—Seguro como el infierno que no seremos capaces de luchar
cuando estés en el suelo del comedor, convulsionando.
—Ahora es mejor.
—Sí, porque lo estás tocando, idiota —Yong Ha odió el sonido
de la ira en su voz. Quería a Eunhyuk como a un hermano. No era culpa de
Eunhyuk que Donghae no pudiera salvarle.
—Lo siento, Yong Ha.
—Olvídalo —Yong Ha miró a Donghae yaciendo todavía en la parte
trasera de la camioneta. Ese chico era un milagro, sólo que no el suyo. Cuanto
menos tiempo pasara pensando en eso, mirándolo, mejor—. Vamos a salir de aquí.
Eunhyuk logró mantener las manos fuera de Donghae durante el
resto del viaje, pero cuando llegaron a la aislada granja, le dolían los
nudillos de apretar los puños con fuerza.
El Pami ya había llegado y estaba esperándoles fuera. Dos
hombres jóvenes y una chica, que no podía haber terminado la secundaria,
estaban sentados en los escalones que conducían al porche cubierto. Estaban
armados como lo hacían los humanos, cada uno llevaba una pistola y una
escopeta. La chica tenía el cabello claro bajo una gorra de beisbol, y los ojos
alertas se asomaban bajo la visera.
Los dos hombres que estaban con ella parecían tener cerca de
veinte años, ambos robustos, compartiendo lo suficiente de sus rasgos faciales
como para identificarles como hermanos.
Eunhyuk salió de la furgoneta manteniendo la mano cerca de la
espada mientras revisaba la zona en busca de signos de Yokai.
—Es seguro —dijo la chica. Se puso de pie y le tendió la mano
en un incongruente gesto masculino—. Soy Ji Hyun, y estos son mis primos Han
Kang y Yi Soo. Vivimos un condado más allá, así que pensamos que podríamos
venir a ayudar. Hangeng contactó con nosotros.
Hangeng. Un Susano. Genial. Justo lo que necesitaba esa noche.
Otro jodido chupasangre.
Eunhyuk le estrechó la mano, comprobando para asegurarse que
llevaba el anillo de los Pami. Era una banda sencilla de plata con una sola
hoja grabada. Un anillo que era dado a cada uno de los humanos pura sangre que
se comprometían a ayudar a los Caballeros de la Luz. Estaban bajo juramento de
ofrecer ayuda cuando fuera necesario, y no era raro que familias enteras
juraran lealtad. También estaban obligados a guardar el secreto. La mayoría de
las veces los Pami eran humanos que habían sido salvados de los Yokai al menos
en algún momento de su ascendencia. Un humano que tenía mayoría de sangre Izanami
corriendo por sus venas, era más difícil borrarle los recuerdos. A veces era
más fácil contratar gente que lavarles el cerebro.
El anillo de Ji Hyun emitía un sutil murmullo de poder que
cualquiera de los Caballeros de la Luz podía sentir. Solo funcionaba para el
que había sido creado. Si alguien robaba un anillo sería inútil para hacerse
pasar por Pami. Ella era auténtica a pesar de su juventud.
Tal vez Eunhyuk se estuviera haciendo viejo.
Los dos hermanos bajaron y también le ofrecieron las manos.
Ambas limpias.
—Soy Eunhyuk. Yong Ha es el tipo grande. La señorita Boa está
en el asiento delantero. Hemos perdido su andador, por lo que necesitará que
alguno de vosotros, muchachos, le ayude a entrar. Con cuidado.
—Estoy en ello —dijo Han Kang, saltando los escalones. No era
demasiado alto, pero tenía la constitución sólida de un hombre que había
crecido trabajando duro. Teniendo en cuenta que ese era un país agrícola, era
bastante probable.
Ji Hyun tanteó bajo la barandilla del porche hasta que
encontró la llave oculta que les permitiría pasar.
—Espera —dijo Yong Ha—. Déjame comprobarlo primero.
Ji Hyun echó la cabeza atrás hasta que pudo verle por debajo
de la gorra.
—Estoy diciendo que este lugar es seguro. Siempre puedo sentir
a los Yokai cuando están cerca. Y no lo están.
—Estoy seguro de que puedes, muchachita. También estoy seguro
de que no te voy a dejar entrar en una casa oscura sin siquiera una navaja de
bolsillo para protegerte.
Ella acarició la escopeta.
—Tengo a Hazel.
Yong Ha miró hacia
abajo a su arma, levantando una oscura ceja.
— ¿No te enseñaron que la mayoría de los demonios no puede ser
asesinados sin una espada o magia, verdad?
—Seguro. También sé que si Hazel les da primero, tendrás un
montón de tiempo tranquilo para cortarles en trozos.
Yong Ha gruñó.
—Solo quédate detrás de mí y mantén a Hazel apuntando en una
dirección distinta a mi espalda.
Ji Hyun aceptó la orden como un pequeño buen soldado y le dio
a Yong Ha la llave.
—Yi Soo—ordenó Eunhyuk—carga los utensilios a la espalda y
tráelos, así podremos inventariarlos.
— ¿No sabes lo que tienes en tu propia furgoneta? —Preguntó.
Eunhyuk abrió la puerta trasera de la camioneta de Kyuhyun. No
había ventanas allí detrás, y una pesada cortina podía ser corrida para
bloquear la luz. El cabrón iba a disfrutar encontrando refugio antes de que
saliera el sol.
La idea hizo sonreír a Eunhyuk.
—No es mi camioneta. También traed la camilla en la que está el
chico. Tiene sangre y necesitamos quemarla.
Donghae no se había movido y estaba pálido. Eunhyuk quería
matar a Kyuhyun, pero la sola idea le dio un violento dolor de cabeza.
—Lo llevaré —ofreció Yi Soo.
Eunhyuk debería estar de acuerdo, pero el sonido interesado
calentando la voz de Yi Soo le hizo cambiar de idea.
Sufriría el dolor de soltarlo de nuevo si tenía que hacerlo,
pero no iba a dejar que algunos humanos supieran que no podía tocarla.
—Como el infierno —dijo Eunhyuk.
Lo levantó en brazos y, al segundo de que las pieles se
tocaran, le inundó un sentido de realización que llenó todos los espacios
vacíos, aliviando el dolor que ni siquiera sabía que tenía. Lo apretó contra el
pecho desnudo cerrando los ojos, permitiendo que sus poderes le empaparan,
dejándolo barrer la presión que ya había construido protegiendo niveles
dolorosos. Menos de media hora sin tocarle y ya sufría. ¿Cómo podría dejarle
ir?
No lo dejaría. Esa era la pura verdad. Iba a reclamarlo. Nunca
sería capaz de esperar el tiempo suficiente para llevarlo de vuelta y averiguar
si alguno de los otros Amaterasu era capaz de vinculársele. Iba a reclamarlo
como propio, y al infierno con las consecuencias. No iba a poner a Donghae en
exhibición y dejar que otros Amaterasu le tocaran. Lo había encontrado, y le
iba a guardar para sí. Esa parte era fácil. La parte difícil iba a ser
convencerlo de que quisiera quedarse.
Sé que voy arrepentirme, pero tengo que decirlo... ese KyuHyun es una rata!... pero este cap me deja otras dudas, va haber un triangulo amoroso entre Hyuk, Hea y Kyu? hay alguna posibilidad que Yong Ha encuentre el también a un compañero? que paso con Junsu y YooChun?.... ask! no me hagas caso, simplemente soy una persona muy cansona que ama tu adaptación.
ResponderEliminarGracias por subir nos leemos más tarde :)
Nada de triangulos amorosos... las razones de Kyu las entenderás más adelante y te darás cuenta que lo hace por un bien mayor, no sólo para el bien de su raza si no de todas, su fin es un fin noble y su vida ha estado marcada por el sacrificio y la desesperación. T_T... Lo de Yong Ha pronto se sabrá... Junsu y Yochun tienen su propia historia más adelante... Gracias por leer, me gusta tus comentarios ^^
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