CAPÍTULO 5
La ventana frontal de Donghae estalló dentro del salón.
Una astilla de vidrio cortó su mejilla, pero apenas se dio cuenta. Su atención
estaba fija en el monstruo parado en el medio de su salón. Era vagamente
parecido a un lobo, pero dos veces más grande. Su hocico era totalmente
erróneo, sin embargo. Tenía la mandíbula ancha de un tiburón, y llena de afilados
dientes de sierra.
En donde sus ojos debían estar había vacíos agujeros negros
rodeados de carne chamuscada, como si hubiesen sido arrancados fuera de la
cabeza con un hierro caliente. Piel color teja cubría su cuerpo, y se sacudía
los trozos de cristal roto como un perro se sacudiría las gotas de lluvia.
La sangre corría por la mejilla de Donghae, la cosa giró en
torno a su cabeza y le miró fijamente con esos vacíos agujeros negros. Incluso
sin ojos, estaba seguro de que le veía.
Donghae gritó.
Estaba todavía de pie en la sala y vio correr a Yong Ha desde la cocina con una reluciente espada en
las manos. Su gran cuerpo le impidió ver al monstruo y le dio la oportunidad de
recuperar la compostura.
— ¡Fuera del camino! —Gritó Eunhyuk desde atrás, y Donghae se
apretó contra la pared para permitir que él y Kyuhyun tuvieran espacio para
pasar.
Eunhyuk también blandía una espada, una muy pesada y grande
que tenía que haber sido más grande que su propio brazo. Pasó a su lado de un
salto mientras un segundo monstruo brincaba por la ventana rota. Eunhyuk se
movió a su derecha, de modo que estaba entre eso y él. La cosa miró más allá de
él, directo a sus ojos, con sus vacías cuencas. Enseñó los dientes de tiburón y
dejó escapar un siseo rápido que lo congeló en el lugar.
—Hora de irnos —ordenó Kyuhyun.
Le agarró del brazo y le tiró por las escaleras hacia la
puerta del frente.
— ¡La señorita Boa! No podemos dejarla atrás.
Donghae se apartó de su mano y vio a la señorita Boa
levantándose vacilante de una silla de la cocina. Corrió al lado de la anciana
para ayudarla a ponerse de pie. Había una puerta que conducía a la terraza,
pero era un grupo entero de escaleras hasta el patio trasero. La señorita Boa
nunca lo haría a tiempo, y Donghae no era lo suficientemente fuerte para
cargarla.
Antes de que pudiera gritar pidiendo ayuda, otro monstruo se
estrelló contra el vidrio de la puerta de atrás, tratando de romperla, y ya no
importaba. Estaban atrapados.
Kyuhyun estaba allí a su lado otra vez.
—Yo la sacaré. Tú sal de aquí.
Donghae asintió. Kyuhyun levantó a la señorita Boa en sus
brazos, sorprendiéndolo con su fuerza. Era demasiado delgado para levantarla
tan fácilmente, pero Donghae no se estaba quejando.
El monstruo lanzó su cuerpo contra el cristal de nuevo, y esa
vez, el marco alrededor de la puerta se astilló. La puerta se abrió de golpe, y
el monstruo entró sobre silenciosas patas.
—Vete. ¡Ahora! —Gritó Kyuhyun.
Donghae tomó uno de los extinguidores de fuego cercanos y tiró
de la clavija que lo sostenía.
—Tú primero.
—Con un demonio —dijo Kyuhyun—. ¡Eunhyuk! ¡En la cocina!
—Gritó.
El monstruo olfateó el aire, y una vez más estaba en el lado
receptor de una mirada sin ojos. Eso estaba a sólo ocho metros de distancia, y
parecía que quería acercarse.
Donghae apuntó el extinguidor de fuego y apretó el gatillo.
Polvo amarillo salió a borbotones, golpeando a la cosa directamente en la cara.
Eso soltó un rugido de dolor, abriendo la ancha boca de tiburón.
Eunhyuk corrió dentro de la cocina, y Donghae vio algo
aceitoso y negro goteando en la hoja de la espada. Él dio un paso en delante de
ellos, enfrentando al monstruo. Sus hombros eran anchos, los músculos de su
espalda y brazos en espiral y listos para atacar. No estaba asustado o con la
respiración dificultosa igual que él. De hecho, parecía como si eso fuese otro
día normal para él. Levantarse. Ir a trabajar. Matar algunos monstruos. Ir a
casa. No era gran cosa.
El monstruo merodeaba hacia delante, pero Eunhyuk se mantenía
firme.
—Sácalo de aquí.
Kyuhyun no tenía las manos libres para cogerle, pero la
señorita Boa lo hizo. Agarró el tirante de la camiseta de Donghae con su mano
huesuda y no lo soltó, así que Donghae tenía que o seguirlos o bien arriesgarse
a herir a la señorita Boa. Kyuhyun se dirigió a la puerta principal, pero a
través de la estrecha ventana lateral, Donghae podía ver al menos tres
monstruos husmeando alrededor, buscando una manera de entrar.
No iban a poder salir de ahí. De ninguna manera.
—Vamos a salir por el garaje —le dijo Kyuhyun—. Mi camioneta está
justo afuera y las llaves están en el encendido. Si puedes escapar, no nos
esperes. Sólo vete.
—No voy a dejarlos atrás. —Donghae cogió su bolso de la mesa
de la puerta.
—Sabemos cómo cuidarnos. Si te quedas, sólo te atravesarás en
nuestro camino.
Antes de que tuviera la oportunidad de responder, la puerta de
madera que llevaba a su garaje tembló bajo el peso de un asalto. No iban a
escapar por allí, tampoco.
— ¿Alguna otra salida? —preguntó Kyuhyun.
—Sólo a través de la ventana del dormitorio.
— ¿Qué tan alto está?
—Dos o tres metros, tal vez.
Kyuhyun miró a la señorita Boa.
—Eso no va a funcionar.
—No se atrevan a quedarse por mí —dijo la señorita Boa—. He
tenido una buena carrera. Sólo dame uno de esos extinguidores de incendios y
los contendré para que puedan salir.
El corazón de Donghae se rompió un poco al ver el rostro de
desinteresado valor de la señorita Boa. Pensaba que porque era vieja, su vida
tenía menos valor que la de los demás. Por lo que Donghae sabía, la señorita
Boa tenía muchos años más para vivir.
—No va a suceder —replicó Donghae.
—Todos vamos a salir de aquí.
—Nuevo plan —dijo Kyuhyun—. Ustedes dos escóndanse en el baño
hasta que podamos abrir un camino.
No había ventanas en su cuarto de baño, ninguna manera de que
los monstruos entraran excepto por la puerta. Le parecía una buena idea.
Donghae asintió, se colgó la mochila a la esplada, y cogió un extinguidor de
incendios.
Al pasar por la puerta principal, uno de los monstruos
arremetió en su contra. La delgada vaina de metal se clavó en la puerta dejando
un tajo a la altura de la cintura. Donghae gritó y trepó por las escaleras,
casi chocándose contra Yong Ha, que estaba aguantando a una de las bestias.
Tres cuerpos peludos yacían derrumbados en su alfombra,
perdiendo negra sangre. Un cuarto monstruo saltó a la garganta de Yong Ha y él lo cortó con su pesada espada. Marcó una
línea fina a lo largo de su pecho, pero la cosa seguía viniendo. Eunhyuk había
matado a otros dos monstruos en la cocina, y un tercero pasó por encima de sus
hermanos caídos a fin de golpear la cara de Eunhyuk con su garra.
La garganta de Donghae se cerró en un grito, y su cuerpo se
tensó.
Por favor, Dios, no dejes que le hagan daño.
Eunhyuk esquivó el golpe, su espada brilló, y la cortada garra
del monstruo golpeó la pared de la cocina, rebotando. La aceitosa sangre
salpicó los armarios de roble de Donghae, y era todo lo que podía hacer para no
vomitar. Nunca sería capaz de cocinar allí de nuevo. Infiernos, nunca sería
capaz de entrar en esa casa de nuevo. Suponiendo que fuera capaz de salir con
vida de allí.
El monstruo que Eunhyuk había mutilado dejó escapar un grito
que sonó casi humano. Escalofríos corrieron a través de sus miembros, y entonces
se congeló en el lugar. Lo que probablemente era lo mejor, ya que en ese
momento Yong Ha dio un gran paso atrás.
Se agachó hacia un peludo cuerpo, metió su espada en su vientre, y se puso de
pie, arrojándolo sobre su cabeza, hacia el pasillo con una masiva explosión de
fuerza. Estuvo a sólo centímetros de atropellarlo.
El monstruo quedó tendido en el pasillo, inmóvil, empapando la
alfombra con su sangre y… algo más que se filtraba de su abdomen herido.
Ahora los cinco estaban juntos en la parte superior de la
escalera donde el vestíbulo, el salón y la cocina se unían. Había monstruos
golpeando la puerta principal, casi a través de ella, y más estaban subiendo
por la rota puerta trasera y la ventana delantera, arrastrándose sobre los
cadáveres.
—Necesitamos una salida —dijo Kyuhyun en un calmado tono.
—Trabajo en ello —dijo Yong Ha.
Eunhyuk mantuvo sus ojos en el monstruo aproximándose que
luchaba para subir encima de los cuerpos resbaladizos de los muertos.
—Tenemos quizá dos minutos hasta que los Nue aparezcan. Luego
las cosas se van a poner feas.
¿Ponerse feas? No sabía qué estaba mirando él, pero desde
donde estaba parado, rodeado de monstruos muertos goteando sangre negra sobre
su alfombra y cocina, nunca había visto nada más feo. Ni siquiera quería pensar
en algo más feo.
Sintió el pánico empezar a asentarse ahora que no se movía, y
tenía que luchar contra ello con fuerza de voluntad. No podía permitirse el
lujo de perderla hasta conseguir poner a la señorita Boa a salvo.
—La Van está en frente —dijo Kyuhyun—. No vamos a hacerlo a
pie junto con los humanos.
— ¿Yong Ha? —Preguntó Eunhyuk.
—Estoy en ello —respondió Yong Ha.
— ¿Cuánto necesitas? —Preguntó Eunhyuk.
Donghae no tenía idea de lo que estaban hablando, pero no se
detuvo a hacer preguntas. La hoja de metal en el interior de la puerta
principal estaba abriéndola un poco más con cada golpe. Podía ver una amplia
gama de mandíbulas peludas intentando morderla a través de la grieta. De
ninguna manera iba a distraerlos de asegurarse de que esos dientes de tiburón
no les cogieran.
Yong Ha dio un paso
adelante para enfrentarse al monstruo que acababa de pasar por encima de la
pila, siseando y pateando los cuerpos peludos.
—Sesenta segundos —fue la respuesta a la pregunta de Eunhyuk.
—Los tienes. —Con esto, Eunhyuk y Yong Ha giraron a la acción, sus potentes cuerpos
haciendo un rápido trabajo con el resto de los monstruos.
Nunca había visto nada tan hermoso, tan mortal, como ellos dos
armados con su espada.
Con una mano, Eunhyuk levantó la mesa de la cocina de Donghae
sobre el montón de cadáveres y la utilizó para cubrir el agujero donde la
puerta de atrás solía estar. Apoyó su mano izquierda contra ella, sosteniéndola
en su lugar mientras mantenía la mano derecha, listo para atacar. Miró a
Donghae, le dio una sonrisa tranquilizadora y un guiño.
—Sigue a Kyuhyun fuera. Te llevará a la Van.
—No quiero dejarte.
—No lo estás haciendo. Estaré detrás de ti. ¡Ahora vete!
Donghae sintió un tirón en su camiseta, los dedos de la
señorita Boa alrededor del tirante de su camiseta otra vez, y fue detrás de
Kyuhyun. Yong Ha se había vuelto una fiera, y estaba acuchillando monstruo tras
monstruo como si se estuviera cortando trigo. Tan pronto como uno se abría paso
por la ventana, lo cortaba o lo hacía volar. El sudor le oscurecía el cabello y
pegaba la camisa a la espalda.
Kyuhyun le llevó sobre los cadáveres, y trató de no pensar en
la sensación del pelaje en su pierna desnuda, o el chapoteo de la sangre bajo
su pie. Yong Ha fue a través de la ventana frontal, y Donghae se preguntó
brevemente si sus vecinos estaban viendo ese show completo. No era que le
importara. Mientras todos salieran con vida, ya pensaría algo que decirles.
Ataque de perros, tal vez. No iba a seguir viviendo allí, de todos modos. No
después de esa noche. Que los vecinos pensaran lo que quisieran.
Kyuhyun despejó el resto de fragmentos de vidrio fuera del
marco de la ventana con su bota y saltó. No estaba segura de cómo lo hizo Yong Ha,
pero se las arregló para mantener su espada entre ellos y cada monstruo que los
siguió. Y había muchos. No se detuvo a contar, pero Yong Ha ya había matado a un montón y había al menos
cuatro más viniendo por ellos. Habían abandonado la idea de entrar por la
puerta delantera tan pronto como vieron a Yong Ha entrar al jardín frontal. Para un tipo
grande, era rápido, y utilizó ese impulso para abrirles el camino hasta la Van
estacionada en su camino de entrada.
La señorita Boa había perdido el agarre sobre su camiseta en
algún lugar del camino, y ella y Kyuhyun estaban a pocos metros delante de él.
Donghae saltó de la ventana, y miró por encima de su hombro con la esperanza de
ver a Eunhyuk. En su lugar, vio su cuerpo volar fuera de la cocina, seguido de
cerca por la mesa de la misma. Golpeó la baranda de la parte superior de la
escalera, casi derrumbándola. Su cuerpo se desplomó en el suelo y la mesa de la
cocina se estrelló contra él, sujetándolo allí. Entonces, nada se movió. No se
levantó.
Frenético, Donghae se levantó sosteniéndose de la ventana,
sintiendo pedazos de vidrio cortar las palmas de sus manos, y pasó por encima
de los cuerpos para llegar a él. Era grande, pero podía sacarlo. Eran sólo unos
pocos metros. Podía hacerlo.
Donghae empujó la mesa y él dejo escapar un gemido. Abrió los
ojos y movió la cabeza, como para despejarla. Sólo tomó un par de segundos para
que fuera coherente de nuevo, y cuando lo hizo, le miró cabreado.
Abrió la boca para decirle algo, pero luego su mirada se
deslizó más allá, y Donghae volvió la cabeza para que ver qué estaba viendo.
Eso era alto, dos metros, fácilmente. Caminaba erguido como un
humano, pero no estaba ni siquiera cerca de ser humano. La cabeza de la cosa
era demasiado larga, le faltaba la nariz, y los labios cubrían las aberturas de
su cráneo. Los puntiagudos dientes relucían y goteaban saliva. Sus piernas
estaban dobladas en el lado equivocado. Su piel era de color blanco nieve,
totalmente sin pelo, y para vestir, llevaba una capa hecha de piel del color
rojizo de los monstruos. En una mano sostenía un látigo hecho de eslabones
finos de cadena, y en la otra una barra de metal roja-caliente de tres pies de
largo. Pequeñas llamas bailaban desde la punta de la vara.
Fuego.
Oh, Dios, no.
Sintió sus músculos bloquearse de terror. La cosa dio un paso
adelante en sus extrañamente articuladas piernas, parecía no tener ninguna
prisa.
Eunhyuk cambió el control sobre su espada, y se empujó sobre
las rodillas. Lo oyó ahogar un gemido de dolor, y quería llegar a él, pero no
podía. No podía moverse. No podía pensar.
La cosa restalló el látigo, golpeando la baranda sobre el
hombro de Eunhyuk. La madera estalló en llamas e incluso a un metro de
distancia Donghae podía sentir el calor mortal. La baranda no necesitó tiempo
para coger el fuego. Simplemente subió en un resplandor, extendiéndose más
rápido de lo que un fuego normal podría. Pero entonces, eso no era normal.
Eunhyuk aún estaba tratando de ponerse en pie. El muslo de su
pantalón estaba empapado de sangre, y podía ver la afilada punta del hueso
clavándose parcialmente contra el resistente tejido. Su pierna estaba
gravemente rota. No había forma de que fuera capaz de levantarse, muchos menos
de pelear.
Quería decírselo, pero su garganta estaba cerrada apretadamente,
demasiado apretado para hablar, demasiado apretado para respirar.
La cosa levantó la varilla candente y apuntó hacia Donghae.
— ¡No! —Gritó Eunhyuk.
En algún lugar, encontró la fuerza necesaria para ponerse de
pie y embestir a la cosa. Su espada cortó alto, arrancado el brazo que sostenía
la varilla.
El fuego surgió desde el lugar en que su brazo solía estar.
Eunhyuk lanzó su cuerpo sobre el de Donghae, tirándole al suelo bajo él.
Donghae sintió una ráfaga de calor y sonido, pero no podía ver
nada. Su rostro estaba enterrado en la grasosa piel de uno de los monstruos
muertos, y el olor de los pesados animales lo ponía enfermo.
Podía sentir el frío de la sangre bajo sus rodillas, y el peso
de Eunhyuk encima.
El cuerpo de Eunhyuk se tensó, y dejó escapar un gemido de
dolor cada vez más fuerte hasta que se convirtió en un grito. Entonces, cayó en
silencio y sin fuerzas encima de él.
El calor disminuyó y el peso de Eunhyuk desapareció. Donghae
se levantó. Todo lo que quería era poner su hombro bajo el de Eunhyuk y
ayudarle a salir de allí, pierna rota o no.
Pero era demasiado tarde.
Kyuhyun había sido el que lo levantó, y ahora podía ver las
quemaduras corriendo por el lado derecho del cuerpo de Eunhyuk. Su pelo y parte
de su ropa había sido quemada, revelando ampollas bajo la carne. Algunas eran
más que ampollas, eran manchas negras.
El demasiado bonito rostro de Kyuhyun se había convertido en
una máscara de dolor y pena, y Donghae sabía entonces que incluso si Eunhyuk
estaba vivo, no sería así por mucho tiempo.
Eunhyuk había utilizado su cuerpo para protegerlo del fuego, y
ahora iba a morir.
Kyuhyun tenía que sacar a Donghae de allí antes de que otro
Nue apareciera o antes de que el fuego cerca de la escalera empezara a arder
fuera de control. Eunhyuk había matado el Nue, aunque Kyuhyun no tenía idea de
cómo había llegado lo suficientemente cerca para hacerlo. Los Nue eran
frágiles, pero rara vez se acercaban a menos de lo que necesitaban para
restallar su látigo. Eso era, por lo general, suficientemente cerca para matar
a alguien. Incluso si no lo era, el fuego de sus cuerpos quemados cuando eran
heridos, quemaba lo suficientemente rápido, y lo suficientemente caliente para
acabar con cualquiera con la mala de suerte de estar en su camino.
Yong Ha se aseguró de que el Nue estaba muerto mientras
Kyuhyun levantaba a Eunhyuk de encima de Donghae. No le gustaba dejar a la
señorita Boa en la Van sin protección, pero Donghae era quien importaba allí.
Tenía que averiguar cómo había sido capaz de absorber el poder de Eunhyuk.
Podía ser la clave para detener la muerte lenta de toda la raza Centinela.
Era tan jodidamente injusto que Kyuhyun quería ayudar. Tener la
habilidad de curar a su aliado, pero no la fuerza, lo ponía furioso, le daba
ganas de arremeter contra todo, y drenar cada humano de sangre pura que pudiera
encontrar. Tomar su poder y abandonar sus cadáveres para que se pudrieran. ¿Por
qué incluso debía importarle lo que le sucediera a los humanos?
Los anchos hombros de Yong Ha
bloquearon la luz del techo, forzando a Kyuhyun a mirar hacia arriba.
Esa era la parte que más odiaba, admitir su debilidad, aplastar a los amigos de
Eunhyuk con el peso de la pena. Vivir con ese peso él mismo.
— ¿Qué tan grave es? —Preguntó Yong Ha, su voz profunda espesa
de rabia.
Kyuhyun sólo sacudió la cabeza.
—Puedo aliviar su dolor. No durará mucho tiempo.
—No —dijo Donghae. Su voz era débil, aguda y sin aliento—. No
va a morir.
Negación. Siempre sucedía. Y Kyuhyun odiaba cada maldito
segundo de ello.
—Lo siento, Donghae.
—No lo entiendes. No puede morir. Tiene que verme morir.
Kyuhyun no tenía idea de lo que estaba hablando, pero algo en
sus palabras, tiró de su memoria.
—No tenemos tiempo para esto ahora —dijo Yong Ha —. Tenemos
que salir de aquí.
Kyuhyun tomó el pesado cuerpo de Eunhyuk, teniendo cuidado de
evitar cortarse con su espada. Las llamas habían abrasado el puño cerrado,
bloqueando el arma de su agarre. Yong Ha tomó a Donghae del brazo. Detrás de
ellos, la casa de Donghae fue rápidamente engullida por las llamas.
Afortunadamente, estaba demasiado preocupado por Eunhyuk para realmente darse
cuenta. Un pequeño favor.
Sirenas gritaban en la distancia. Las autoridades humanas
venían. Era hora de irse. Pusieron a Eunhyuk en la parte trasera de la
camioneta sobre una manta blanca y limpia. Ni siquiera un gemido. El hedor de
la carne quemada picó la nariz de Kyuhyun e hizo a su estómago vacío torcerse
con náuseas.
Donghae se revolvió tras él, y llegó a Eunhyuk, pero Kyuhyun
se lo impidió.
—No lo toques. Tiene suficiente dolor así como está.
Ahhhh..... con capítulos como éstos deberías de subir dos, es hasta pecado cortar el capitulo así, ahora no podre dormir....
ResponderEliminarQue te puedo decir esta historia me encanta, pero el cap me dejo con una duda, fue Hae o el Nue el que quemo a Hyuk? y que es exactamente lo que es Junsu?
también me gustaría saber como esta dividida la historia? porque ya me dijiste que Kyu tiene su propia historia no? Ahhh como me sueño con un KyuMin...
O sea que Junsu y YooChun también?
Yong Ha también tiene su historia eso ya lo pudimos ver, pero no se por que siento que no lo veré llegar al final...
Pero bueno, solo puedo esperar no?...
Por cierto me encantan las imágenes que usas para amenizar el capitulo.
nos vemos otra vez mañana, muchos besos!
Fue el Nue, no habrá KyuMin, no quiero dar falsas esperanzas... la pareja de Kyu es sorpresa pero no es Minnnie bonito sexy... lo siento... y bueno no soy mala, simplemente así tocan los capitulos... Gracias por comentar
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