jueves, 1 de agosto de 2013

CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5
La ventana frontal de Donghae estalló dentro del salón. Una astilla de vidrio cortó su mejilla, pero apenas se dio cuenta. Su atención estaba fija en el monstruo parado en el medio de su salón. Era vagamente parecido a un lobo, pero dos veces más grande. Su hocico era totalmente erróneo, sin embargo. Tenía la mandíbula ancha de un tiburón, y llena de afilados dientes de sierra.


En donde sus ojos debían estar había vacíos agujeros negros rodeados de carne chamuscada, como si hubiesen sido arrancados fuera de la cabeza con un hierro caliente. Piel color teja cubría su cuerpo, y se sacudía los trozos de cristal roto como un perro se sacudiría las gotas de lluvia.
La sangre corría por la mejilla de Donghae, la cosa giró en torno a su cabeza y le miró fijamente con esos vacíos agujeros negros. Incluso sin ojos, estaba seguro de que le veía.
Donghae gritó.
Estaba todavía de pie en la sala y vio correr a Yong Ha  desde la cocina con una reluciente espada en las manos. Su gran cuerpo le impidió ver al monstruo y le dio la oportunidad de recuperar la compostura.
— ¡Fuera del camino! —Gritó Eunhyuk desde atrás, y Donghae se apretó contra la pared para permitir que él y Kyuhyun tuvieran espacio para pasar.
Eunhyuk también blandía una espada, una muy pesada y grande que tenía que haber sido más grande que su propio brazo. Pasó a su lado de un salto mientras un segundo monstruo brincaba por la ventana rota. Eunhyuk se movió a su derecha, de modo que estaba entre eso y él. La cosa miró más allá de él, directo a sus ojos, con sus vacías cuencas. Enseñó los dientes de tiburón y dejó escapar un siseo rápido que lo congeló en el lugar.
—Hora de irnos —ordenó Kyuhyun.
Le agarró del brazo y le tiró por las escaleras hacia la puerta del frente.
— ¡La señorita Boa! No podemos dejarla atrás.
Donghae se apartó de su mano y vio a la señorita Boa levantándose vacilante de una silla de la cocina. Corrió al lado de la anciana para ayudarla a ponerse de pie. Había una puerta que conducía a la terraza, pero era un grupo entero de escaleras hasta el patio trasero. La señorita Boa nunca lo haría a tiempo, y Donghae no era lo suficientemente fuerte para cargarla.
Antes de que pudiera gritar pidiendo ayuda, otro monstruo se estrelló contra el vidrio de la puerta de atrás, tratando de romperla, y ya no importaba. Estaban atrapados.
Kyuhyun estaba allí a su lado otra vez.
—Yo la sacaré. Tú sal de aquí.
Donghae asintió. Kyuhyun levantó a la señorita Boa en sus brazos, sorprendiéndolo con su fuerza. Era demasiado delgado para levantarla tan fácilmente, pero Donghae no se estaba quejando.
El monstruo lanzó su cuerpo contra el cristal de nuevo, y esa vez, el marco alrededor de la puerta se astilló. La puerta se abrió de golpe, y el monstruo entró sobre silenciosas patas.
—Vete. ¡Ahora! —Gritó Kyuhyun.
Donghae tomó uno de los extinguidores de fuego cercanos y tiró de la clavija que lo sostenía.
—Tú primero.
—Con un demonio —dijo Kyuhyun—. ¡Eunhyuk! ¡En la cocina! —Gritó.
El monstruo olfateó el aire, y una vez más estaba en el lado receptor de una mirada sin ojos. Eso estaba a sólo ocho metros de distancia, y parecía que quería acercarse.
Donghae apuntó el extinguidor de fuego y apretó el gatillo. Polvo amarillo salió a borbotones, golpeando a la cosa directamente en la cara. Eso soltó un rugido de dolor, abriendo la ancha boca de tiburón.



Eunhyuk corrió dentro de la cocina, y Donghae vio algo aceitoso y negro goteando en la hoja de la espada. Él dio un paso en delante de ellos, enfrentando al monstruo. Sus hombros eran anchos, los músculos de su espalda y brazos en espiral y listos para atacar. No estaba asustado o con la respiración dificultosa igual que él. De hecho, parecía como si eso fuese otro día normal para él. Levantarse. Ir a trabajar. Matar algunos monstruos. Ir a casa. No era gran cosa.
El monstruo merodeaba hacia delante, pero Eunhyuk se mantenía firme.
—Sácalo de aquí.
Kyuhyun no tenía las manos libres para cogerle, pero la señorita Boa lo hizo. Agarró el tirante de la camiseta de Donghae con su mano huesuda y no lo soltó, así que Donghae tenía que o seguirlos o bien arriesgarse a herir a la señorita Boa. Kyuhyun se dirigió a la puerta principal, pero a través de la estrecha ventana lateral, Donghae podía ver al menos tres monstruos husmeando alrededor, buscando una manera de entrar.
No iban a poder salir de ahí. De ninguna manera.
—Vamos a salir por el garaje —le dijo Kyuhyun—. Mi camioneta está justo afuera y las llaves están en el encendido. Si puedes escapar, no nos esperes. Sólo vete.
—No voy a dejarlos atrás. —Donghae cogió su bolso de la mesa de la puerta.
—Sabemos cómo cuidarnos. Si te quedas, sólo te atravesarás en nuestro camino.
Antes de que tuviera la oportunidad de responder, la puerta de madera que llevaba a su garaje tembló bajo el peso de un asalto. No iban a escapar por allí, tampoco.
— ¿Alguna otra salida? —preguntó Kyuhyun.
—Sólo a través de la ventana del dormitorio.
— ¿Qué tan alto está?
—Dos o tres metros, tal vez.
Kyuhyun miró a la señorita Boa.
—Eso no va a funcionar.
—No se atrevan a quedarse por mí —dijo la señorita Boa—. He tenido una buena carrera. Sólo dame uno de esos extinguidores de incendios y los contendré para que puedan salir.
El corazón de Donghae se rompió un poco al ver el rostro de desinteresado valor de la señorita Boa. Pensaba que porque era vieja, su vida tenía menos valor que la de los demás. Por lo que Donghae sabía, la señorita Boa tenía muchos años más para vivir.
—No va a suceder —replicó Donghae.
—Todos vamos a salir de aquí.
—Nuevo plan —dijo Kyuhyun—. Ustedes dos escóndanse en el baño hasta que podamos abrir un camino.
No había ventanas en su cuarto de baño, ninguna manera de que los monstruos entraran excepto por la puerta. Le parecía una buena idea. Donghae asintió, se colgó la mochila a la esplada, y cogió un extinguidor de incendios.
Al pasar por la puerta principal, uno de los monstruos arremetió en su contra. La delgada vaina de metal se clavó en la puerta dejando un tajo a la altura de la cintura. Donghae gritó y trepó por las escaleras, casi chocándose contra Yong Ha, que estaba aguantando a una de las bestias.


Tres cuerpos peludos yacían derrumbados en su alfombra, perdiendo negra sangre. Un cuarto monstruo saltó a la garganta de Yong Ha  y él lo cortó con su pesada espada. Marcó una línea fina a lo largo de su pecho, pero la cosa seguía viniendo. Eunhyuk había matado a otros dos monstruos en la cocina, y un tercero pasó por encima de sus hermanos caídos a fin de golpear la cara de Eunhyuk con su garra.
La garganta de Donghae se cerró en un grito, y su cuerpo se tensó.
Por favor, Dios, no dejes que le hagan daño.
Eunhyuk esquivó el golpe, su espada brilló, y la cortada garra del monstruo golpeó la pared de la cocina, rebotando. La aceitosa sangre salpicó los armarios de roble de Donghae, y era todo lo que podía hacer para no vomitar. Nunca sería capaz de cocinar allí de nuevo. Infiernos, nunca sería capaz de entrar en esa casa de nuevo. Suponiendo que fuera capaz de salir con vida de allí.
El monstruo que Eunhyuk había mutilado dejó escapar un grito que sonó casi humano. Escalofríos corrieron a través de sus miembros, y entonces se congeló en el lugar. Lo que probablemente era lo mejor, ya que en ese momento Yong Ha  dio un gran paso atrás. Se agachó hacia un peludo cuerpo, metió su espada en su vientre, y se puso de pie, arrojándolo sobre su cabeza, hacia el pasillo con una masiva explosión de fuerza. Estuvo a sólo centímetros de atropellarlo.
El monstruo quedó tendido en el pasillo, inmóvil, empapando la alfombra con su sangre y… algo más que se filtraba de su abdomen herido.
Ahora los cinco estaban juntos en la parte superior de la escalera donde el vestíbulo, el salón y la cocina se unían. Había monstruos golpeando la puerta principal, casi a través de ella, y más estaban subiendo por la rota puerta trasera y la ventana delantera, arrastrándose sobre los cadáveres.
—Necesitamos una salida —dijo Kyuhyun en un calmado tono.
—Trabajo en ello —dijo Yong Ha.
Eunhyuk mantuvo sus ojos en el monstruo aproximándose que luchaba para subir encima de los cuerpos resbaladizos de los muertos.
—Tenemos quizá dos minutos hasta que los Nue aparezcan. Luego las cosas se van a poner feas.
¿Ponerse feas? No sabía qué estaba mirando él, pero desde donde estaba parado, rodeado de monstruos muertos goteando sangre negra sobre su alfombra y cocina, nunca había visto nada más feo. Ni siquiera quería pensar en algo más feo.
Sintió el pánico empezar a asentarse ahora que no se movía, y tenía que luchar contra ello con fuerza de voluntad. No podía permitirse el lujo de perderla hasta conseguir poner a la señorita Boa a salvo.
—La Van está en frente —dijo Kyuhyun—. No vamos a hacerlo a pie junto con los humanos.
— ¿Yong Ha? —Preguntó Eunhyuk.
—Estoy en ello —respondió Yong Ha.
— ¿Cuánto necesitas? —Preguntó Eunhyuk.
Donghae no tenía idea de lo que estaban hablando, pero no se detuvo a hacer preguntas. La hoja de metal en el interior de la puerta principal estaba abriéndola un poco más con cada golpe. Podía ver una amplia gama de mandíbulas peludas intentando morderla a través de la grieta. De ninguna manera iba a distraerlos de asegurarse de que esos dientes de tiburón no les cogieran.
Yong Ha  dio un paso adelante para enfrentarse al monstruo que acababa de pasar por encima de la pila, siseando y pateando los cuerpos peludos.
—Sesenta segundos —fue la respuesta a la pregunta de Eunhyuk.
—Los tienes. —Con esto, Eunhyuk y Yong Ha  giraron a la acción, sus potentes cuerpos haciendo un rápido trabajo con el resto de los monstruos.
Nunca había visto nada tan hermoso, tan mortal, como ellos dos armados con su espada.
Con una mano, Eunhyuk levantó la mesa de la cocina de Donghae sobre el montón de cadáveres y la utilizó para cubrir el agujero donde la puerta de atrás solía estar. Apoyó su mano izquierda contra ella, sosteniéndola en su lugar mientras mantenía la mano derecha, listo para atacar. Miró a Donghae, le dio una sonrisa tranquilizadora y un guiño.
—Sigue a Kyuhyun fuera. Te llevará a la Van.
—No quiero dejarte.
—No lo estás haciendo. Estaré detrás de ti. ¡Ahora vete!
Donghae sintió un tirón en su camiseta, los dedos de la señorita Boa alrededor del tirante de su camiseta otra vez, y fue detrás de Kyuhyun. Yong Ha se había vuelto una fiera, y estaba acuchillando monstruo tras monstruo como si se estuviera cortando trigo. Tan pronto como uno se abría paso por la ventana, lo cortaba o lo hacía volar. El sudor le oscurecía el cabello y pegaba la camisa a la espalda.
Kyuhyun le llevó sobre los cadáveres, y trató de no pensar en la sensación del pelaje en su pierna desnuda, o el chapoteo de la sangre bajo su pie. Yong Ha fue a través de la ventana frontal, y Donghae se preguntó brevemente si sus vecinos estaban viendo ese show completo. No era que le importara. Mientras todos salieran con vida, ya pensaría algo que decirles. Ataque de perros, tal vez. No iba a seguir viviendo allí, de todos modos. No después de esa noche. Que los vecinos pensaran lo que quisieran.
Kyuhyun despejó el resto de fragmentos de vidrio fuera del marco de la ventana con su bota y saltó. No estaba segura de cómo lo hizo Yong Ha, pero se las arregló para mantener su espada entre ellos y cada monstruo que los siguió. Y había muchos. No se detuvo a contar, pero Yong Ha  ya había matado a un montón y había al menos cuatro más viniendo por ellos. Habían abandonado la idea de entrar por la puerta delantera tan pronto como vieron a Yong Ha  entrar al jardín frontal. Para un tipo grande, era rápido, y utilizó ese impulso para abrirles el camino hasta la Van estacionada en su camino de entrada.
La señorita Boa había perdido el agarre sobre su camiseta en algún lugar del camino, y ella y Kyuhyun estaban a pocos metros delante de él. Donghae saltó de la ventana, y miró por encima de su hombro con la esperanza de ver a Eunhyuk. En su lugar, vio su cuerpo volar fuera de la cocina, seguido de cerca por la mesa de la misma. Golpeó la baranda de la parte superior de la escalera, casi derrumbándola. Su cuerpo se desplomó en el suelo y la mesa de la cocina se estrelló contra él, sujetándolo allí. Entonces, nada se movió. No se levantó.
Frenético, Donghae se levantó sosteniéndose de la ventana, sintiendo pedazos de vidrio cortar las palmas de sus manos, y pasó por encima de los cuerpos para llegar a él. Era grande, pero podía sacarlo. Eran sólo unos pocos metros. Podía hacerlo.
Donghae empujó la mesa y él dejo escapar un gemido. Abrió los ojos y movió la cabeza, como para despejarla. Sólo tomó un par de segundos para que fuera coherente de nuevo, y cuando lo hizo, le miró cabreado.
Abrió la boca para decirle algo, pero luego su mirada se deslizó más allá, y Donghae volvió la cabeza para que ver qué estaba viendo.
Eso era alto, dos metros, fácilmente. Caminaba erguido como un humano, pero no estaba ni siquiera cerca de ser humano. La cabeza de la cosa era demasiado larga, le faltaba la nariz, y los labios cubrían las aberturas de su cráneo. Los puntiagudos dientes relucían y goteaban saliva. Sus piernas estaban dobladas en el lado equivocado. Su piel era de color blanco nieve, totalmente sin pelo, y para vestir, llevaba una capa hecha de piel del color rojizo de los monstruos. En una mano sostenía un látigo hecho de eslabones finos de cadena, y en la otra una barra de metal roja-caliente de tres pies de largo. Pequeñas llamas bailaban desde la punta de la vara.
Fuego.
Oh, Dios, no.
Sintió sus músculos bloquearse de terror. La cosa dio un paso adelante en sus extrañamente articuladas piernas, parecía no tener ninguna prisa.
Eunhyuk cambió el control sobre su espada, y se empujó sobre las rodillas. Lo oyó ahogar un gemido de dolor, y quería llegar a él, pero no podía. No podía moverse. No podía pensar.
La cosa restalló el látigo, golpeando la baranda sobre el hombro de Eunhyuk. La madera estalló en llamas e incluso a un metro de distancia Donghae podía sentir el calor mortal. La baranda no necesitó tiempo para coger el fuego. Simplemente subió en un resplandor, extendiéndose más rápido de lo que un fuego normal podría. Pero entonces, eso no era normal.
Eunhyuk aún estaba tratando de ponerse en pie. El muslo de su pantalón estaba empapado de sangre, y podía ver la afilada punta del hueso clavándose parcialmente contra el resistente tejido. Su pierna estaba gravemente rota. No había forma de que fuera capaz de levantarse, muchos menos de pelear.
Quería decírselo, pero su garganta estaba cerrada apretadamente, demasiado apretado para hablar, demasiado apretado para respirar.
La cosa levantó la varilla candente y apuntó hacia Donghae.
— ¡No! —Gritó Eunhyuk.

En algún lugar, encontró la fuerza necesaria para ponerse de pie y embestir a la cosa. Su espada cortó alto, arrancado el brazo que sostenía la varilla.
El fuego surgió desde el lugar en que su brazo solía estar. Eunhyuk lanzó su cuerpo sobre el de Donghae, tirándole al suelo bajo él.
Donghae sintió una ráfaga de calor y sonido, pero no podía ver nada. Su rostro estaba enterrado en la grasosa piel de uno de los monstruos muertos, y el olor de los pesados animales lo ponía enfermo.
Podía sentir el frío de la sangre bajo sus rodillas, y el peso de Eunhyuk encima.
El cuerpo de Eunhyuk se tensó, y dejó escapar un gemido de dolor cada vez más fuerte hasta que se convirtió en un grito. Entonces, cayó en silencio y sin fuerzas encima de él.
El calor disminuyó y el peso de Eunhyuk desapareció. Donghae se levantó. Todo lo que quería era poner su hombro bajo el de Eunhyuk y ayudarle a salir de allí, pierna rota o no.
Pero era demasiado tarde.
Kyuhyun había sido el que lo levantó, y ahora podía ver las quemaduras corriendo por el lado derecho del cuerpo de Eunhyuk. Su pelo y parte de su ropa había sido quemada, revelando ampollas bajo la carne. Algunas eran más que ampollas, eran manchas negras.
El demasiado bonito rostro de Kyuhyun se había convertido en una máscara de dolor y pena, y Donghae sabía entonces que incluso si Eunhyuk estaba vivo, no sería así por mucho tiempo.
Eunhyuk había utilizado su cuerpo para protegerlo del fuego, y ahora iba a morir.

Kyuhyun tenía que sacar a Donghae de allí antes de que otro Nue apareciera o antes de que el fuego cerca de la escalera empezara a arder fuera de control. Eunhyuk había matado el Nue, aunque Kyuhyun no tenía idea de cómo había llegado lo suficientemente cerca para hacerlo. Los Nue eran frágiles, pero rara vez se acercaban a menos de lo que necesitaban para restallar su látigo. Eso era, por lo general, suficientemente cerca para matar a alguien. Incluso si no lo era, el fuego de sus cuerpos quemados cuando eran heridos, quemaba lo suficientemente rápido, y lo suficientemente caliente para acabar con cualquiera con la mala de suerte de estar en su camino.
Yong Ha se aseguró de que el Nue estaba muerto mientras Kyuhyun levantaba a Eunhyuk de encima de Donghae. No le gustaba dejar a la señorita Boa en la Van sin protección, pero Donghae era quien importaba allí. Tenía que averiguar cómo había sido capaz de absorber el poder de Eunhyuk. Podía ser la clave para detener la muerte lenta de toda la raza Centinela.
Era tan jodidamente injusto que Kyuhyun quería ayudar. Tener la habilidad de curar a su aliado, pero no la fuerza, lo ponía furioso, le daba ganas de arremeter contra todo, y drenar cada humano de sangre pura que pudiera encontrar. Tomar su poder y abandonar sus cadáveres para que se pudrieran. ¿Por qué incluso debía importarle lo que le sucediera a los humanos?
Los anchos hombros de Yong Ha  bloquearon la luz del techo, forzando a Kyuhyun a mirar hacia arriba. Esa era la parte que más odiaba, admitir su debilidad, aplastar a los amigos de Eunhyuk con el peso de la pena. Vivir con ese peso él mismo.
— ¿Qué tan grave es? —Preguntó Yong Ha, su voz profunda espesa de rabia.
Kyuhyun sólo sacudió la cabeza.
—Puedo aliviar su dolor. No durará mucho tiempo.
—No —dijo Donghae. Su voz era débil, aguda y sin aliento—. No va a morir.
Negación. Siempre sucedía. Y Kyuhyun odiaba cada maldito segundo de ello.
—Lo siento, Donghae.
—No lo entiendes. No puede morir. Tiene que verme morir.
Kyuhyun no tenía idea de lo que estaba hablando, pero algo en sus palabras, tiró de su memoria.
—No tenemos tiempo para esto ahora —dijo Yong Ha —. Tenemos que salir de aquí.
Kyuhyun tomó el pesado cuerpo de Eunhyuk, teniendo cuidado de evitar cortarse con su espada. Las llamas habían abrasado el puño cerrado, bloqueando el arma de su agarre. Yong Ha tomó a Donghae del brazo. Detrás de ellos, la casa de Donghae fue rápidamente engullida por las llamas. Afortunadamente, estaba demasiado preocupado por Eunhyuk para realmente darse cuenta. Un pequeño favor.
Sirenas gritaban en la distancia. Las autoridades humanas venían. Era hora de irse. Pusieron a Eunhyuk en la parte trasera de la camioneta sobre una manta blanca y limpia. Ni siquiera un gemido. El hedor de la carne quemada picó la nariz de Kyuhyun e hizo a su estómago vacío torcerse con náuseas.
Donghae se revolvió tras él, y llegó a Eunhyuk, pero Kyuhyun se lo impidió.
—No lo toques. Tiene suficiente dolor así como está.



2 comentarios:

  1. Ahhhh..... con capítulos como éstos deberías de subir dos, es hasta pecado cortar el capitulo así, ahora no podre dormir....

    Que te puedo decir esta historia me encanta, pero el cap me dejo con una duda, fue Hae o el Nue el que quemo a Hyuk? y que es exactamente lo que es Junsu?

    también me gustaría saber como esta dividida la historia? porque ya me dijiste que Kyu tiene su propia historia no? Ahhh como me sueño con un KyuMin...
    O sea que Junsu y YooChun también?
    Yong Ha también tiene su historia eso ya lo pudimos ver, pero no se por que siento que no lo veré llegar al final...

    Pero bueno, solo puedo esperar no?...
    Por cierto me encantan las imágenes que usas para amenizar el capitulo.

    nos vemos otra vez mañana, muchos besos!

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    1. Fue el Nue, no habrá KyuMin, no quiero dar falsas esperanzas... la pareja de Kyu es sorpresa pero no es Minnnie bonito sexy... lo siento... y bueno no soy mala, simplemente así tocan los capitulos... Gracias por comentar

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