domingo, 4 de agosto de 2013

CAPÍTULO 8

CAPÍTULO 8


Eunhyuk se estaba muriendo por besar a Donghae. Quería más que sólo un beso, pero la parte del beso ya no era una opción. Él sólo le iba a dejar probarle. Después, podría patalear, gritar y despotricar, pero justo ahora iba a tener que hacerle frente. Iba a besarle y eso era todo, justo como había estado deseando hacer desde el momento en que se había acercado lo suficiente para ver su boca, esa suave y plena boca suya que ahora estaba abierta con un conmocionado aliento. Estaba mirándole como si realmente no creyera que fuera a hacerlo, y ese tipo de desafío era simplemente demasiado para resistirlo.
Agachó la cabeza y vio sus ojos parpadeando en aceptación. La emoción de la victoria corría a través de él, pero no permitió que le metiera prisa. No con eso. Le besó, sólo un poco, sólo una suave presión de sus labios contra los de él. Casi casto. No debería haber sido suficiente incluso para calentarlo —no lo habría sido con cualquier otro— pero en cambio, la lujuria hirvió a través de él hasta que se sintió caliente, quemado desde el interior como si estuviera ardiendo vivo y amando cada segundo de ello.
Donghae hizo un suave sonido de asombro, que le abrió los labios, y Eunhyuk se aprovechó de dicha apertura. Le deslizó la punta de la lengua por su labio superior, logrando una pequeña muestra. 
Querido, dulce y piadoso cielo, sabía bien. Su estómago se tensó e intentó recordarse tener cuidado. Ir despacio. Disfrutar el paseo. En teoría, era una buena idea, pero en realidad, con el suave cuerpo contra el suyo y los labios entreabiertos invitadores, la contención no era factible. Necesitaba más. Todo lo que tuviera para darle.
Enredó los dedos en su húmedo cabello, justo en la base del cuello y le echó la cabeza hacia atrás como había estado esperando hacer toda la noche. Lástima que su cabello estaba húmedo porqué cuando lo tenía seco y todo alborotado lo provocaba, lo pondría más caliente que los fuegos del infierno. Donghae cumplió con entusiasmo, yendo donde le dirigía hasta que el ángulo fue perfecto para que él atormentase su boca abierta, dándole espacio para saborearlo más profundamente, hundiéndose en su interior y dejando a sus sentidos empaparse de él.
Chispas de poder saltaron a través de él y fueron absorbidas donde quiera que la piel desnuda tocara piel desnuda. El ímpetu de la sensación le hizo marearse, ávido de más. No quería ninguna barrera entre ellos, ni espacio, ni ropas, nada.
Los dedos de Donghae se curvaron sobre su hombro desnudo y se aferró como si creyera que él pudiera tratar de escapar. No parecía muy probable. Hacía adorables ruiditos desesperados que le tenían a medio camino de la locura por la necesidad. Todo lo que podía pensar era qué sonidos haría una vez le tuviera extendido, desnudo y abierto, y se deslizara en su interior, llenándolo. ¿Se sentirían esas ráfagas de energía como ahí? ¿Sería él chico capaz de soportar la intensidad? ¿Lo haría? ¿O se inclinarían ambos al borde del placer y no volverían nunca más? Estaba más que preparado para descubrirlo.
Los dedos de Donghae se hundieron en su hombro y se puso de puntillas, presionando más sus cuerpos. La toalla entre ellos enojó a Eunhyuk, por lo que la arrancó, exponiendo la creciente erección del chico contra su pierna. Era tan suave, su delgado torso contra los duros contornos de su pecho como si hubiera sido hecho para hacer justo eso. Era perfecto. El modo en que encajaba contra él, la manera en que olía, la manera en que sabía. Todo en Donghae era perfecto y él no podía tener suficiente.
Sus manos se deslizaron por su espalda hasta que pudo agarrar su suave trasero, completamente desnudo y cálido bajo su control. Podría morir ahora y sería feliz por haber tenido precisamente esta gran parte. Quería más, pero incluso esto —sólo la sensación del cuerpo contra el suyo, el dulce juego de la lengua sobre la suya— le estaba satisfaciendo en algún profundo y visceral nivel que nunca había conocido antes. Toda la presión que acarreaba parecía escurrirse, haciéndole sentir más fuerte, como si pudiera hacerlo todo si eso significaba que conseguiría otro momento para tenerlo en sus brazos.
Donghae se apartó de su boca y presionó una línea de besos sobre su mandíbula y bajando por su cuello hasta que alcanzó su luceria. La húmeda y caliente ruta que su boca y lengua habían dibujado por su piel le hizo estremecerse y apretó mas fuerte su trasero hasta que estuvo seguro que podía sentir cuan duro estaba. Donghae suspiró y meneó las caderas, burlándose de él.
Oh, sí, podría definitivamente morir feliz sabiendo que le deseaba también.
Su lengua se deslizó bajo la luceria, y ese contacto hizo que ambos, el collar y el anillo a juego zumbaran en respuesta. Tanto el poder como el deseo surgían de su interior, mezclándose juntos hasta que no podía distinguir la diferencia entre los dos. Alguna instintiva parte de él le instaba a dejar salir ese poder, enviarlo fluyendo a Donghae. De alguna manera, ese poder le pertenecía a él y sólo lo había estado guardando el tiempo suficiente para encontrarle.
Eunhyuk no estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero siguió sus instintos y permitió a una oleada inmensa de energía salir de él. Atravesó su cuerpo, lleno de poder, concentrándose en el único rayo que corría a lo largo de su principal marca de vida, bajando por su brazo izquierdo, al interior del anillo iridiscente.
Donghae jadeó y se apartó de su collar como si hubiera sido sorprendido. Se puso una temblorosa mano sobre la boca y le miró con los oscuros ojos de párpados pesados.
— ¿Qué fue eso?
—No lo sé —dijo él, esperando que lo que quiera que fuera, no la hubiera disgustado o dañado.
Un escalofrío lo sacudió y sintió que apretaba los muslos juntos, sus pezones se perlaron contra su pecho y la erección se hizo más notoria, más dura. Le dirigió una mirada tan llena de deseo que casi le derritió el botón metálico de sus vaqueros.
— ¿Puedes hacerlo de nuevo?
Eunhyuk dejó escapar un gemido bajo.
—Oh, sí. Cualquier cosa por ti, cariño.
Donghae le dio una lenta sonrisa sensual que hizo que sus tripas se anudaran de necesidad.
La puerta del baño se sacudió bajo el peso de un pesado puño golpeándola.
— ¿Vais a salir en algún momento de este siglo, o debería sólo ir a buscar la espada de Eli sin ti? —Preguntó Yong Ha.
Eunhyuk cerró los ojos por la frustración y luchó para recuperar un punto de apoyo para su salud mental. Le tomó un poco demasiado esfuerzo, pero finalmente, encontró lo suficiente de sí mismo para reunir un pensamiento coherente. Yong Ha  tenía razón. Tanto como Eunhyuk estaba disfrutando esto, todavía tenía trabajo que hacer.
—Vamos a estar fuera en un segundo. ¿Puedes encontrar algo para que Donghae se vista? —Sólo hacer esa pregunta era como rasgar su propio brazo. Quería que permaneciera desnudo por mucho tiempo. 
Parecía que se acababa de dar cuenta que estaba allí de pie desnudo, presionándose contra él desde las rodillas al pecho, e intentó apartarse y cubrirse. Eunhyuk no estaba dispuesto a dejar que eso sucediera. Todavía no. Mantuvo una mano en su curvado trasero y la otra entre sus omóplatos. No iba a ir a ninguna parte hasta que lo dejara.
—No voy a dejar que te vuelvas tímido ahora —le dijo—. Tan pronto como haya terminado este trabajo, tú y yo vamos a regresar aquí mismo y terminar lo que hemos empezado. Quiero que recuerdes donde lo dejamos. Tú desnudo. Yo casi. Graba a fuego esta imagen en tu cabeza porque es justo como te quiero cuando volvamos.
Un profundo rubor se deslizó a su cuello y rostro.
—Esto no está pasando.
Eunhyuk le dio un pequeño apretón en el trasero.
—Se siente como si me estuviera pasando.
—Te aseguro que es un error. Un temporal lapso de falta de juicio de mi parte. No volverá a suceder.
—Te gustó.
—Sí, bueno, eso fue parte del lapso.
—Te gustará de nuevo —le prometió.
Donghae cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre su pecho.
—Sólo si soy lo suficientemente estúpido como para desnudarme mientras estás alrededor. Creo que es la hora de que tomemos caminos separados. Permanentemente esta vez.
—No quieres decir eso. —No podía decir eso. Eunhyuk no podía soportar la idea de ser el único que quedara ahí excluido colgando en lujurialandia. Le necesitaba justo allí, con él, deseándole tanto como él le deseaba.
—Nunca he querido decir algo tan en serio en mi vida. —Iba en serio. Toda la suavidad se había drenado fuera y estaba rígido en sus brazos. Asustado.
Bueno, infiernos. Eso en cuanto a sus planes de reanudarlo más tarde.
Odiaba verlo así y sólo deseaba que pudieran volver al momento exacto donde le estaba pidiendo que le hiciera sentir bien otra vez. Pero por la forma en que se estaba cerrando más cada segundo —desnudo en sus brazos o no— no creyó que fuera a suceder. Mierda.
Y tenía que encontrar la espada de Eli. No podría hacerlo bien con Donghae colgando sobre él. Podría salir herido si iba con él, y si no iba, Yong Ha  podría salir herido.
Era el momento de morder la bala. La hora de apartarse y asumir el dolor como un hombre.
—No te muevas —le ordenó, sonando más áspero de lo que había previsto.
Cerró los ojos, apartando a un lado su deseo, ignorando su maldita erección, y dio un paso atrás. De ninguna manera iba a mirar su cuerpo desnudo y no arder. No había una oportunidad en el infierno. Así que mantuvo sus ojos cerrados y deslizó las puntas de los dedos por sus brazos, facilitándolo lentamente como le había enseñado Kyuhyun. Cuando la única cosa en contacto entre ellos fue la punta de los dedos en el dorso de su mano, dio una profunda respiración y se apartó.
El dolor rasgó a través de él y se sintió como si fuera a partirse en un millón de piezas en llamas. Un frío nudo de agonía se apoderó de su estómago y tuvo que luchar para mantenerse erguido. Podía sentir la piel bajo su luceria y su anillo, ardiente y ampollado y tuvo que apretar los dientes contra la compulsión de alcanzarlo, forzarlo a hacer que detuviera su dolor.
Eunhyuk se aferró a su control por un fino hilo y aceptó el dolor, convirtiéndolo en parte de él hasta que definía su resistencia. Todo lo que sentía era dolor. Hirviente, ardiente, triturante dolor. Nada más.
Lentamente, su cuerpo se ajustó y su mente comenzó a funcionar de nuevo. Cuando abrió los ojos, Donghae lo miraba fijamente, apretando la toalla empapada contra el pecho. Su brazo estaba extendido como si le hubiera intentado alcanzarlo, pero su mano estaba cerrada en un apretado puño. Sus ojos castaños estaban abiertos con chispas doradas y verdes destacando su preocupación por él.
—Lo siento —dijo—. Nunca creí que te lastimaría así. Si hubiera otra manera…
—Lo sé. —Y de alguna manera, saber que le importaba, hacía que le doliera menos.



Donghae se salpicó agua fría en la cara esperando que le aclarara la cabeza. ¿En qué había estado pensando para dejar que Eunhyuk lo besara así? Y más importante, ¿qué había estado pensando cuando le devolvió el beso? Y, oh, hombre, le había devuelto el beso. La boca abierta, las lenguas entrelazadas, piel desnuda contra piel desnuda. Sólo pensarlo hacia que se le curvaran los dedos de los pies. 
No iba a sobrevivir a otro ataque de lujuria como ese. No tenía una oportunidad. Su única opción era mantener las distancias y esperar nunca volver a verlo de nuevo hasta el día de su muerte.
Donghae se pasó la enorme camiseta que Yong Ha había metido en el cuarto de baño por la cabeza y se deslizó los pantalones cortos de correr. El descuidado aspecto no era exactamente de un elegante joven deportista, pero era definitivamente mejor que esas ropas ensangrentadas o la toalla demasiado delgada. Definitivamente no mejor que sentir a Eunhyuk desnudo, su pecho viril frotándose contra sus pezones.
No iba a ir ahí. No si quería mantener la distancia de Eunhyuk.
Ahora que estaba decente, Donghae salió del baño para ver si los llevarían a un hotel esa noche para mañana poder comenzar a limpiar los restos de su vida. Iba a necesitar encontrar a alguien que pudiera llevarle alimentos a la gente que él suministraba hasta que pudiera averiguar qué había pasado con su coche. Y luego iba a tener que ir a enfrentar al inspector de incendios y la compañía aseguradora. De nuevo. Iban a ser todo tipo de diversiones.
Con un suspiro cansado, Donghae salió del baño y se fue por el estrecho pasillo. Se detuvo ante la puerta de la habitación donde la señorita Boa estaba durmiendo. La habitación estaba oscura, pero la luz del pasillo se derramaba sobre la cama y el pequeño bulto que el cuerpo de la señorita Boa hacía abajo la descolorida colcha. Se la veía pálida y frágil y Donghae quiso patearse por arrastrar a la pobre mujer a ese lío. Un tanto para ser cuidadora. Ahora la señorita Boa ni siquiera podía moverse por sí misma, lo que iba a irritar su sentido de la independencia y solo recordarle cuan frágil era en realidad. Donghae odiaba ser quién había causado que eso sucediera.
Iba a tener a la señorita Boa de vuelta sobre sus dos pies tan pronto como fuera posible para evitar cualquier insulto a su orgullo.
Donghae oyó voces por el pasillo y fue a reunírsele. Entró en una cocina que no había sido re decorada desde 1965. El papel de las paredes de naranja y amarillo desvanecido había estado aquí el suficiente tiempo para estar de vuelta en estilo, pero nada podría haber traído al azulejo verde chillón de nuevo a la moda. Una pesada mesa deteriorada se extendía a lo largo de una pared y a pesar de que estaba rallada y abollada, parecía lo suficientemente fuerte para quedarse durante otros cuarenta años de duro uso.
Eunhyuk se apoyaba contra una pared cercana a la mesa, hablando con Yong Ha, y tan pronto como entró en la habitación, se quedó en silencio y sus ojos se clavaron en Donghae. Vio cambiar su expresión relajada, los ojos se le oscurecieron a un rico marrón y su mandíbula se tensó. No estaba seguro de si su mirada se debía a la ira, al deseo o un poco de ambos, pero lo que fuera, estaba haciéndole desear quedarse en ese lado de la habitación, lo suficientemente lejos para estar fuera de su alcance.
Yong Ha  se alejó de la mesa y del mapa que había extendido frente a él. Le consideró con una fija mirada, pero algo en la forma que le miraba era diferente. Había algo triste en sus ojos azules, algún tipo de dolor que no entendía. Asintió con la cabeza en señal de saludo y tendió la mano hacia un asiento vacío.
— ¿Quieres un café?
—Probablemente quiere cenar —dijo Eunhyuk—. La suya se interrumpió.
Interrumpido. Esa era una manera de decirlo.
—Estoy en ello —dijo uno de los dos hombres jóvenes que parecían casi idénticos. Tenía una gran frente y la nariz chata, pero su sonrisa era tan amable que le hacía atractivo. Abrió un armario y se asomó dentro.
— ¿Quieres picar algo? —Le preguntó.
Donghae miró ciegamente las filas de productos enlatados y cogió algo al azar.
— ¿Remolachas en escabeche? —Le preguntó, curvando un labio con disgusto.
Eeew. No.
—Lo siento. —Leyó las etiquetas esta vez y cogió una lata de pasta precocinada.
—Mejor —dijo el hombre—. Soy Han Kang, de todas maneras. Mi hermano es Yi Soo y esa es Ji Hyun. —Movió la cabeza hacia la chica adolescente que estaba sentada en el mostrador, balanceando las delgadas piernas mientras miraba a Yong Ha. Donghae reconoció la mirada en la cara de la joven mujer, una que proclamaba que sus hormonas adolescentes arrasaban a través de ella.
Yong Ha  estaba completamente ajeno a la mirada de Ji Hyun. Presa desprevenida.
—Soy Donghae —respondió.
—Así que, ¿un tanto raro, huh? —Preguntó Han Kang de una manera amistosa que le hizo relajarse sólo un poco—. ¿Toda esa magia y cosas monstruosas?
—Uh, sí. Raro. —El eufemismo del siglo.
—Lo sé. Quiero decir, he sabido de todo esto desde que era un niño -nuestra propia familia ha trabajado para los Caballeros de la Luz durante generaciones- pero la primera vez que lo ves, es como whoa, ¿sabes?
Chico, y le venía a contar cuentos a él.
— ¿Caballeros de la Luz?
Han Kang señaló con la cabeza a Eunhyuk y Yong Ha.
—Tú sabes. Esos tipos.
—Y, ¿qué haces por ellos? Además de donar sangre.
Han Kang se encogió de hombros.
—Montones de cosas. Cuidamos de sus propiedades, vigilamos a los Yokai. Informamos de cualquier rareza. Ese tipo de cosas.
— ¿Qué es un Yokai?
Él sonrió y movió las cejas.
—Monstruos. Demonios. Bestias. Las cosas que se arrastran en la oscuridad y comen…
—Donghae —dijo Eunhyuk cruzando la habitación, interrumpiendo la cada vez más inquietante lista de Han Kang—. Debes venir a sentarte. Tienes una decisión que tomar.
Uh-oh, eso no sonaba bien.
— ¿Qué decisión? —Se deslizó en un banco junto a Yong Ha, y la boca de Eunhyuk se apretó. Su elección de asiento probablemente no estaba haciendo a Ji Hyun nada feliz, tampoco.
—Puedes venir o bien con Yong Ha  y conmigo o bien los Pami te llevaran a nuestra casa.
Donghae había estado pensando más en la línea de coger una habitación de hotel, por lo que esto le sorprendió un poco.
—Cogeré lo que haya tras la puerta número tres.
—No hay puerta número tres —dijo Eunhyuk, con la expresión dura e inflexible.
—Claro que existe. Es en la que nos llevas a la señorita Boa y a mí de vuelta a Kagawa y vivimos felices para siempre.
—La señorita Boa puede volver tan pronto como hayamos asegurado su seguridad. Tú, por otra parte, no puedes.
—Sí, mira, aquí está la cosa. Soy lo que llaman un adulto. —Hizo comillas en el aire con los dedos solo para molestarle—. Lo que significa que puedo tomar mis propias decisiones. Si no estás dispuesto a llevarme de vuelta a la ciudad, entonces con mucho gusto llamaré a un taxi.
Eunhyuk dio un paso adelante, entonces se detuvo, cerrando sus manos en puños a los lados.
—Hubiera pensado que habías visto esta noche suficiente para sacar toda la estupidez fuera de ti, pero al parecer, estaba equivocado.
—No es estúpido que me quiera ir a casa.
—No tienes casa. Todo lo que tienes es un montón de cenizas y escombros ennegrecidos.
Donghae se estremeció ante las palabras, sintiendo un enfermizo retortijón en la boca del estómago. Tenía razón, y lo sabía, pero eso no lo hacía parecer más fácil. Había llegado a amar su nueva casa y ahora ya no estaba.
—No seas un asno insensible, Eunhyuk —le reprendió Yong Ha —. Me doy cuenta de lo que te estás jugando aquí, pero esa no es la manera para conseguir un acuerdo con Donghae.
— ¿Qué acuerdo? —Preguntó—. No sé nada sobre ningún acuerdo.
El microondas sonó y Han Kang le puso un humeante cuenco de ravioles en frente. Donghae comió algo porque necesitaba la comida más de lo que la quería.
Eunhyuk se pasó una mano a través del pelo por la frustración. Había encontrado vaqueros secos y una camisa limpia en alguna parte, lo cual Donghae tenía que admitir era una maldita lástima. Se veía bien sin camisa, incluso cuando estaba enfadado con él.
—Vas a necesitar algo de ayuda para volver a continuar con tu vida —dijo como si fuera el comienzo de un discurso que hubiera practicado frente al espejo—. Y quiero ayudarte a hacerlo.
—Aprecio la oferta, pero estaré bien. Tengo obligaciones. Necesito volver a la ciudad así podre hacer los arreglos para las comidas y las visitas de mañana.
—No puedes volver a la ciudad —dijo Han Kang detrás de él. Te buscan como una “persona de interés” en relación con los fuegos de esta noche.
— ¿Me qué? —No tenía intención de gritarlo, pero era sólo demasiado malditamente malo.
La amistosa sonrisa de Han Kang desapareció de su cara, dejando un franco aspecto de rasgos planos.
—Lo oí en las noticias. Encontraron tu coche en el comedor. Entonces cuando tu casa ardió… supongo que la policía pensó que deberían encontrarte. El reportero dijo que no era el primer fuego conectado con tu nombre. Quiero decir, no lo dijeron ni nada, pero lo hicieron sonar como si fueras buscado por pirómano.
Bueno, no era eso sólo la crema batida encima de la pila de mierda que había sido su día. No había manera de que fuera capaz de explicarle a la policía que había pasado sin ser acusado de pirómano o arrojado a un manicomio. O ambas. Definitivamente ambas si el camino que su vida estaba tomando era de alguna indicación.


De pronto Donghae se sintió demasiado cansado para moverse. Se dejó caer y apoyó la cabeza en las palmas de las manos, mirando el cuenco de humeante comida de niño. Una cálida mano fuerte se puso sobre su espalda y supo instantáneamente que no era de Eunhyuk.
—Quita tus manos de él, Yong Ha  —gruñó Eunhyuk. Casi podía oír el sonido de sus dientes rechinando en sus palabras.
—Que te jodan. El hombre necesita consuelo.
Donghae necesitaba mucho más que eso, pero mantuvo la boca cerrada. No tenía suficiente energía para quejarse. Apenas tenía suficiente energía para preocuparse de que su mundo entero hubiera sido vuelto del revés. Si no fuera por todas esas personas que contaban con él, podría sólo encontrar un bonito y cómodo sitio en el suelo y escapar de sus problemas en el olvido del sueño.
Pero tenía a esas personas contando con él, así que se forzó a pensar. A preocuparse. A reagruparse así poder cumplir con sus responsabilidades.
— ¿Alguno de vosotros me prestará un coche o no?
—No —dijo Eunhyuk—. Pero me aseguraré que las personas que cuidas estén a salvo.
Donghae levantó la mirada.
— ¿Cómo? Pensé que tenías que tener alguna espada para continuar o algo. ¿Realmente crees que tendrás unas pocas horas para pasarlas preparando y entregando alimentos a ancianos confinados?
—Han Kang y Yi Soo pueden hacerlo mañana, ¿verdad? —Miró fijamente a los dos hombres jóvenes, ambos asintiendo con la cabeza y sonriendo, dispuestos a ayudar.
—Yo, también —dijo Ji Hyun.
— ¿Eres lo suficiente mayor para conducir? —Preguntó Yong Ha, echándole una escéptica mirada.
Ji Hyun le disparó una mirada llena de hormonas, vidriosa de lujuria.
—Tengo dieciocho, lo suficientemente mayor para cualquier servicio que pudieras necesitar que te proporcionara, Amaterasu.
Oh, sí. Ji Hyun estaba de camino hacia Yong Ha, pero ninguno de los hombres parecía darse cuenta.
—Bien —dijo Eunhyuk—. Entonces puedes ayudar también.
Ji Hyun esbozó una lenta sonrisa sexy y los ojos de Yong Ha  se estrecharon de confusión cuando la miró. Inclinó la cabeza de un lado a otro como un perro intentando entender una palabra nueva. Una fracción de segundo más tarde, los ojos de Yong Ha  se abrieron ampliamente conmocionados y el rubor se deslizó hasta su grueso cuello.
Yong Ha  lo había descubierto. Finalmente. Al menos se había dado cuenta de que Ji Hyun se había enamorado de él. Si había descubierto qué hacer al respecto o no era enteramente otra historia.
Yong Ha  volvió a su mapa lentamente y lo miró como si ahí estuviera el significado de la vida.
— ¿Qué pasa con la señorita Boa? —Preguntó Donghae—. Necesita un nuevo andador y volver a casa.
—Necesita más que eso —dijo Yong Ha, tomando el tema como un salvavidas—. Va a necesitar que los recuerdos de esta noche sean borrados de su mente.
— ¿Vas a qué? —Demandó Donghae. Se puso en pie bruscamente.
—Uh, lo siento —dijo Yong Ha, mirando entre él y Eunhyuk y viceversa—. Pensé que lo sabías.
— ¿Que vas a joder la mente de mi amiga? Creo que habría recordado eso. A menos que hayas hecho algo con mis recuerdos, también. —La sola idea lo hacía enfermar. Era una violación tan íntima, y nada en su experiencia le daba ninguna manera de justificar una cosa tan horrible.
—Nadie ha alterado tus recuerdos —aseguró Eunhyuk.
—Si, como si pudiera confiar que me dijeras la verdad. ¿Cómo puede alguien confiar en un grupo de personas que pueden borrar recuerdos? Es como confiar en un grupo de pedófilos para trabajar en una guardería.
Eunhyuk rodeó la mesa, con la boca apretada de ira, pero antes de que pudiera alcanzarlo, Yong Ha  empujó a Donghae detrás de su gran cuerpo.
—Me dijiste que no te dejara tocarlo de nuevo. ¿Recuerdas el dolor?
Eunhyuk escupió una sibilante maldición, retrocedió un paso y se metió las manos en los bolsillos. Cuando habló, sus palabras fueron cortantes y precisas, llenas de rabia.
—No compares lo que hacemos con pervertidos como esos. No tienes ni idea de los sacrificios que hemos hecho para mantener a gente como la señorita Boa a salvo. He visto a cientos de personas que quiero, morir para proteger a los humanos. Cientos.
Donghae no tenía nada que decir a eso. Había hablado con ira, pero tal vez había juzgado demasiado rápido. Tenía razón acerca de que no tenía ni idea sobre como era su vida. ¿Cómo podría? Todo lo que había visto esa noche estaba completamente fuera de su esfera de la realidad.
Todo esto se le estaba yendo de las manos y si quería cuidar de la señorita Boa, tenía que tragarse su orgullo, aceptar su ignorancia, y encarar la verdad: Necesitaba la cooperación de Eunhyuk.
—Siento haberte comparado con un pervertido, pero no puedo permitir que lastimes a la señorita Boa. No puedo dejarte hacer un lío con su mente.
Él tomó un profundo aliento y lo dejó salir lentamente como si expeliera su frustración.
—Es importante, Donghae. Tenemos que quitarle los recuerdos de los Yokai y de nosotros mismos. No puede saber nada de ninguno de nosotros. No sería seguro para ella.
— ¿Por qué? ¿Porque es demasiado vieja para hacerle frente a esto?
—No, porque el recuerdo de esos demonios deja detrás una huella psíquica, una especie de faro que tiene el potencial de atraer más Yokai hacia ella. No quieren que los humanos sepan que existen. Es más fácil moverse y alimentarse de los humanos si no están siendo cazados por ellos. Una vez que los humanos saben sobre los Yokai, estos los sienten y tratan de matar a ese humano antes de que puedan difundir el mensaje de que los monstruos son reales. Incluso un pequeño recuerdo puede actuar como señuelo, y si uno de los Yokai encuentra a la señorita Boa, nunca sobrevivirá. 
El miedo se deslizó a través de Donghae y sintió que sus piernas comenzaban a ceder. Alcanzó la mesa para sostenerse, y Yong Ha  -hombre cortés donde los hubiera- lo tomó del brazo y le ayudó a sentarse.
— ¿Estás diciendo que el sólo saber que esos monstruos existen puede hacer que vayan hacia ti?
—Exactamente.
— ¿Cómo cojones es eso?
Tras él, uno de los chicos se rió.
—No es una broma —advirtió Eunhyuk con una severa reprimenda—. Cuanto más esperemos para retirar sus recuerdos, más profundo tendremos que excavar y más difícil será para ella. Y a pesar que me golpearía en la cabeza de nuevo si me oyera decir esto, es frágil. Va a necesitar a alguien que la cuide unos días. Estará desorientada, mareada.
Pobre señorita Boa.
— ¿Estás seguro de que es necesario?
—Lo siento —dijo Eunhyuk, oyéndose sincero.
Donghae deseó que no fuera tan compasivo. Por lo menos si era un gilipollas podría entender por qué se hacía a un lado y lo miraba morir sin hacer nada. Toda esa bondad le confundía hasta el punto en que quería que lo tomara en sus brazos y le dijera que todo era una broma de mal gusto. Que ellos le habían plantado esa visión en la cabeza. Que no era real.
Los buenos deseos no le estaban haciendo llegar a ninguna parte, así que los hizo a un lado y se centró en lo que tenía que hacer.
—Me quedaré con la señorita Boa hasta que esté mejor. No tener casa me da una buena excusa para quedarme en la suya por un tiempo así no dañaré su orgullo.
—No puedes quedarte con ella. Tienes que venir con nosotros.
—Ésta es la parte que no pillas —le dijo a Eunhyuk—. Coge mis recuerdos, también, si es necesario, pero de ninguna manera me voy a ningún sitio contigo.
—Por favor, no me hagas obligarte, Donghae.
— ¿Así que estás admitiendo que me obligarás? ¿Frente a todos estos testigos? —Señaló a los jóvenes que estaban detrás.
—No son testigos, son Pami. Son leales a nosotros.
Donghae se giró a mirarlos, convencido de ver una mirada de horror en sus caras ante lo que Eunhyuk estaba sugiriendo. Robar recuerdos, secuestros. En su lugar, cada uno permaneció inmóvil, mirando a Eunhyuk como si esperaran instrucciones.
— ¿Es verdad? —Les preguntó—. ¿Realmente le dejaríais secuestrarme?
El mayor cruzó los brazos sobre el pecho. Sin la sonrisa entibiándole los rasgos, parecía frio, casi siniestro.
—Haremos lo que el Amaterasu diga. Es nuestro trabajo.
No estaba mintiendo. Lo harían. Incluyendo a Eunhyuk y Yong Ha, eran cinco de ellos y Donghae solo uno y tenía que proteger a la señorita Boa también. No había manera en que pudiera vencer ese tipo de adversidades.
—No me gusta esto —dijo Yong Ha—. Debería tener elección.
Eunhyuk elevó una oscura ceja.
— ¿Sentirías lo mismo si estuviera vinculado contigo?
Yong Ha  apretó la boca y sus ojos azules resplandecieron con ira.
—Debería tener elección —repitió, esta vez con los dientes apretados.
—Tiene tanta elección como nosotros tuvimos. Es un Amaterasu. Tiene que tomar el lugar que le corresponde.
—Ni siquiera sabe de qué demonios estáis hablando —dijo Donghae—. ¿Qué es un Amaterasu y por qué crees que soy uno?
La mirada dorada de Eunhyuk se cruzó con la suya y le sostuvo.
— ¿Sabes lo que sientes cuando nos tocamos?
Chico, lo hacía.
—Sí.
—Así es como sé qué eres. Kyuhyun lo sintió también. Eres como Yong Ha y yo. Somos Amaterasu. Luchamos contra los Yokai -esos monstruos- protegiendo a los humanos de ellos.
— ¿Y crees que soy uno, también? —Preguntó, sin ocultar su incredulidad.
—Sé que lo eres, eres una pareja Amaterasu —dijo Eunhyuk.
—Pero creía que todas las parejas Amaterasu habían sido asesinadas hace doscientos años —dijo Ji Hyun.
—Lo fueron —respondió Eunhyuk—. No sé cómo ha llegado Donghae hasta aquí, pero es una de las cosas que vamos a averiguar.

Donghae se puso en pie, cansado de que hablaran de él cuando deberían estar hablándole directamente.
—Perdona, pero he llegado aquí de un modo normal. Algún tipo dejó a mi mamá encinta y bueno aquí estoy. No hay un gran misterio ahí.
—Pero no deberías existir —dijo Eunhyuk.
—Entonces tal vez no lo hago. Tal vez sólo soy un gran invento de tu imaginación, en cuyo caso, no deberías preocuparte si me voy o no con la señorita Boa.
Eunhyuk dejó escapar un desesperado suspiro.
—Eso es todo. He terminado de intentar razonar contigo. Voy a poner esto agradable y limpio para que no haya ninguna confusión.
A Donghae no le gustó como sonaba eso en absoluto. Tampoco le gustó la forma en que Eunhyuk rondaba más cerca de donde él estaba. Dio un paso más cerca de Yong Ha.
—No quieres hacer esto, Eunhyuk —advirtió Yong Ha.
—Sí, lo sé. Nos estamos quedando sin tiempo y si no encontramos la guarida esta noche, podrían pasar semanas antes de que cojamos la pista de nuevo. ¿Realmente quieres la espada de Eli por ahí? Asumiendo que seamos capaces de encontrar algo.
—Sabes que no, pero esta no es la manera de tratar con Donghae. Le llevaremos de vuelta al Castillo Matsumoto y dejaremos a Young Woon enderezar esto.
—Young Woon iría directamente al Susano. No voy a dejar a ninguna de esas sanguijuelas cerca de él. No después de lo que hizo Kyuhyun.
Donghae estaba de acuerdo con él en eso. No quería ninguna sanguijuela -quién o lo que quiera que fueran- cerca suyo, tampoco. Un frágil recuerdo parpadeó en su cabeza. Algo acerca de si mismo ofreciéndose a dar sangre.
Yong Ha  colocó un pesado brazo frente a Donghae como si se estuviera preparando para empujarlo detrás de él de nuevo.
—No tienes derecho a hacer esto.
—Estoy reclamando mi derecho —dijo Eunhyuk, pero no estaba hablándole a Yong Ha, estaba mirándolo a él, lanzándole una mirada tan hambrienta que le hizo preguntarse qué exactamente quería decir con reclamar.
Eunhyuk dio un depredador paso hacia adelante y Yong Ha empujó a Donghae tras su espalda, alejándolo.
—No puedes. Podría haber otros Amaterasu compatibles que lo necesitaran más.
—Lo encontré. Le estoy conservando.
—De acuerdo —dijo Donghae—. Nadie me conserva y eso es definitivo. Esta rutina de hombre de las cavernas ha ido demasiado lejos. Alguien va a empezar a responder preguntas o me voy de aquí ahora mismo, incluso si tengo que llevar en brazos a la señorita Boa.
—No tenemos tiempo —dijo Eunhyuk.
—Haz tiempo.
Yong Ha  dijo:
—Tiene derecho a saber en qué se está metiendo.
Eunhyuk apretó la mandíbula.
—Ambos sabemos que podría tomar años que lo supiera todo.
— ¿Qué tal sobre comenzar con algunos conceptos básicos? —Dijo Donghae—. ¿Qué queréis exactamente que haga?
—Ayudarnos a encontrar la espada perdida de nuestro amigo muerto.
— ¿Por qué? ¿Qué es tan importante sobre ella?
—Es peligrosa —dijo Eunhyuk.
— ¿Peligrosa en otras maneras que la obvia?
—Si un humano se cruza con ella, le llevará a todo tipo de inconvenientes preguntas sobre su origen, preguntas que podrían hacer que muriera gente inocente. Y si un Yokai la encuentra, podría romper la hoja y liberar las retorcidas almas de incontables criaturas malvadas, que Eli había matado en sus seis siglos y medio de batallas. La balanza ya está demasiado inclinada a favor de los Yokai. La perdida de la suma del trabajo de toda la vida de Eli sería devastadora.
¿Seis siglos y medio de batallas?
—Lo haces sonar como si estuvieras en guerra —dijo Donghae.
—Lo estamos.
— ¿Y todavía nadie lo sabe? Parece difícil de creer.
—Eso es porque estamos haciendo bien nuestro trabajo, ocultándole la guerra a los humanos lo mejor que podemos.
—Si le ocultan la guerra a los humanos, entonces, ¿por qué crees que un insignificante humano como yo podría hacer para encontrar una espada que vosotros grandes hombres varoniles no podéis?
La boca de Eunhyuk se torció como si no quisiera decir las palabras.
—Creemos que eres especial.

Donghae contuvo un resoplido de incredulidad por pura fuerza de voluntad.
— ¿Especial cómo?
— ¿Esa sensación que tienes cuando nos tocamos? Creo que significa que tienes… poderes.
Esta vez el resoplido se abrió paso.
—En verdad. ¿No crees que lo sabría si fuera cierto?
—Tal vez. Tal vez no. Si estoy equivocado, continúas con tu alegre camino con mi promesa de vigilar y proteger a la señorita Boa y a toda la gente que te importa.
Después de que hubiera visto lo que Eunhyuk hacía con una espada, era más que simplemente tentadora la oferta. Aun así, tenía que preguntar.
— ¿Y si estás en lo correcto?
—Prometerás quedarte conmigo.
Ese lado posesivo de Eunhyuk era un poco atemorizante y muy abrumador. Nunca había tenido a un hombre actuando así con él y no estaba seguro de cómo manejarlo. De lo que estaba seguro era que quería a todos sus amigos a salvo. Si no estaba allí para cuidarlos, no habría nadie. Sus días estaba contados ahora que había conocido a Eunhyuk, de todos modos. Su visión vendría a pasar pronto. Esta era su oportunidad de ver que todo el mundo que quería era protegido. Tal vez su única oportunidad. Les debía no dejarla pasar.
— ¿Cuánto? —Preguntó—. ¿Cuánto tiempo tengo que quedarme contigo?
Un destello dorado de triunfo iluminó los ojos de Eunhyuk, pero lo escondió rápidamente.
—Hasta que encontremos la espada de Eli.
—Podríamos no encontrarla nunca —sostuvo Yong Ha—. No puedes atarlo a ti durante tanto tiempo.
—Puedo y lo haré. Si no encontramos su espada, vamos a necesitarlo más que nunca, por lo que ese es el trato. Tómalo o déjalo.
Donghae estaba seguro que estaba entrando en algo de lo que sabía poco, pero también sabía que si había un hombre vivo quien protegería a la gente que amaba, ese sería Eunhyuk. Le había visto pelear. Le había visto lanzar el cuerpo frente al suyo y recibir la ráfaga de fuego de ese monstruo. Era valiente y quería tenerle a su lado, cuidando de sus amigos.
—Quiero que me prometas que te encargaras de todos los de mi lista, incluso si algo me pasa. Los mantendrás a salvo durante el tiempo que vivan.
—No voy a dejar que nada te pase —dijo Eunhyuk.
Salvo que lo haría. Iba a dejarle quemarse.
—Esa es mi única condición. Tómalo o déjalo. —Devolverle las palabras se sentía bien, pero esa sensación no duro mucho.

—Hecho. —Al segundo de decirlo, Donghae sintió el peso de su promesa situado entre sus hombros. Lo que había ocurrido no era normal o como cualquier cosa que jamás hubiera experimentado, pero era potente. Vinculante. Irrompible.


2 comentarios:

  1. Ahhh... Odio la universidad y más en exámenes... Que Abogada ni que nada, me voy a conseguir un marido rico...
    son la una de la mañana y apenas ahora tengo tiempo de ponerme al día, aun que me gusta eso de leer dos cap´s de corrido, y más aun cuando se están poniendo todos calenturientos.

    Aunque me estoy frustrando, YA!! Lee DongHae dile de una maldita vez a Hyuk que crees que te vas a achicharrar con lomo de res en parrillada, quiero saber que dice el Monky Monky...


    Si el poder de Hae es el Fuego, como creo que lo es... le dolerá como le duele a Hyuk el suyo? sentirá que se cocina vivo cuando lo use?, podrán aparecer otros sexy´s Amaterasu que puedan reclamar a Hae o al menos que sean compatibles con el? Me encanta ver al mono todo celoso y posesivo.

    Bueno me voy a dormir, mañana tengo exámenes... mi gozo en un pozo, T.T... nos leemos pronto, muchos besos! :3

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    1. hay muchas cosas que pasaran más adelante pero... digamos que te dejo un spoiler... Yunho como que su anillo reaccione al de Donghae no tanto como el de Hyuk pero sí reacciona pero creo que eso es mucho más adelante... ^^ nos leemos... y te entiendo yo estudio Ciencia Política es parecido... si tener una carrera es frustrante... T_T

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